La Imperfección es Bella
La llegada del sol agrava una perversa demanda social: mi cuerpo debe ser «perfecto».
Un adjetivo absurdo, que por inalcanzable, nos lleva a sentirnos perdedores. Si pensamos en nuestro cuerpo desde esta obsesión, sólo tendremos ojos para nuestros «defectos». Será entonces cuando, para enfrentarnos a ellos, decidiremos no comer, «machacarnos» en el gimnasio, o, simplemente, dejarnos radiar por un sol enfermo. ¿Dónde queda nuestra inteligencia?. Algunas investigaciones desentrañan los secretos de lo que nos puede acercar a ser felices: los afectos hacia las personas, compartir y ayudar a otros, vivir las pequeñas cosas que nos emocionan… y por supuesto, disfrutar de nuestras imperfecciones.