(Tiempo de lectura 11 minutos) En nuestra vida cotidiana es natural encontrarnos con situaciones en las que podemos sentir cautela y desconfianza, esto no es necesariamente negativo, ya hemos hablado en este blog de los mecanismos de supervivencia, protección y prevención que nos pueden proporcionar las emociones. Pero no siempre nuestra emocionalidad es una respuesta lógica o proporcionada. En ocasiones estamos en un estado de sospecha y alerta, con interpretaciones y anticipaciones catastrofistas, que no se ajustan a la realidad, en definitiva, la suspicacia controla nuestro juicio, nuestro bienestar y las relaciones con las personas se deteriora sin que esto responda a una realidad.
En este artículo exploramos la suspicacia, una tendencia de pensamiento y conducta, que influye decisivamente en nuestras relaciones personales y afectivas. Y lo haremos, como siempre, desde la perspectiva de la Psicología científica, examinando sus causas, consecuencias y las estrategias para manejarla de forma saludable. Empecemos por el principio.