112013Dic

Rumiar y rumiar… la tendencia a pensar demasiado

(Tiempo de lectura 2 minutos)

Pensar demasiado aumenta el riesgo de padecer ansiedad y depresión

Aunque los expertos dicen que cierta dosis de reflexión tiene consecuencias positivas para nuestra calidad de vida, ofuscarnos en nuestros pensamientos, pensar demasiado, es contraproducente para la salud mental. Un informe elaborado por BBC, en colaboración con psicólogos de la Universidad de Liverpool revela que dedicar mucho tiempo a rumiar nuestros problemas es un camino directo a la ansiedad y la depresión, las patologías mentales más comunes en Reino Unido, según la organización Mental Health Foundation. Esta nueva investigación llega a asegurar que es mayor el impacto psicológico del pensamiento compulsivo que el del propio problema que creemos estar resolviendo.

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Este estudio se llevó a cabo con un total de 32.827 personas de 172 países diferentes y se concluye que los individuos que no rumian sus problemas ni se culpan por las experiencias negativas de su vida tienen niveles de depresión mucho menores que las que sí lo hacen.

La mente humana es una máquina compleja y existe consenso en que no hay una única causa para la depresión y la ansiedad. Eso sí, algunos factores tienen más impacto que otros. El estudio mostró que los traumas que más inciden en el desarrollo de una depresión son el abuso sexual o haber sufrido de acoso escolar o “bullying” durante la adolescencia. Le siguen los problemas familiares, la educación, el salario, las relaciones personales, estatus y la inclusión social.

Sin embargo ninguno  de estos traumas pueden señalarse como la única caus aislada sino considerar también la vulnerabilidad biológica y psicológica. Dentro de esta vulnerabilidad psicológica, la tendencia a mantener pensamientos circulares e improductivos, o rumiar acerca del pasado, se mostró como uno de los factores más nocivos.

Sin embargo, aunque los hecho ocurridos en el pasado no podemos cambiarlos, el mensaje positivo de la investigación señala que sí podemos cambiar la forma en la que convivimos con esos hechos.

Fuente: www.medciencia.com