
Por qué hay posiciones tan enfrentadas sobre los Psicofármacos
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En la actualidad se está produciendo un debate en el ámbito de la atención clínica a los desórdenes mentales. Recientemente, en diferentes medios de comunicación se han planteado posiciones divergentes sobre una cuestión que sin duda es importante: Se deben o no usar Psicofármacos en el tratamiento de los trastornos mentales y síntomas de ansiedad y depresión. La dialéctica Psicofármacos si o Psicofármacos no, expresa desde mi punto de vista una falsa dicotomía. Soy Médico Psiquiatra en nuestro Centro de Psicología y Psiquiatría Área Humana, y el equipo de profesionales, psicólogas, psicólogos y psiquiatras con el que trabajo a diario, de un modo coordinado y en sintonía, nunca nos hemos enfrentado a esta suerte de “dilema”: ¿Psicofármacos?, la respuesta es sencilla:
Psicofármacos si, cuando el diagnóstico médico y psicológico lo recomiende y sea adecuado al tratamiento y los objetivos clínicos.
Últimamente he leído muchos artículos y noticias en los medios de comunicación sobre el uso de los Psicofármacos, y aunque en todos ellos hay una premisa con la que sin duda yo y cualquier profesional de la Salud estará de acuerdo: “El uso de Psicofármacos debe ser prescrito por un médico”, sigue manteniéndose un debate sobre si es o no recomendable su prescripción.
Esta cuestión que pareciera dividir a los profesionales de la salud mental, entre los que están a favor y los que están en contra de la prescripción de medicación en el tratamiento de trastornos mentales, expresa un planteamiento a todas luces equivocado. Sería algo así como preguntarse si se está a favor o en contra de determinada tecnología en cirugía… Todos responderíamos, ¿la cirugía de qué?. Efectivamente, explícame con detalle de qué problema médico estamos tratando, permíteme evaluarlo y valorarlo, y podré proponer un diagnóstico que aconsejará o no el uso de esa técnica quirúrgica.
Creo que la Psicofarmacología, y más aún la moderna Psicofarmacología, es una más (en ocasiones necesaria) de las “técnicas” que tenemos los profesionales médicos a nuestro alcance para abordar los trastornos mentales.
De igual modo que en otras disciplinas médicas se dispone de “tecnologías” para abordar determinados problemas médicos, deben ser las circunstancias concretas de cada caso las que orienten y determinen la intervención con las técnicas más adecuadas.
No obstante, creo que en el fondo de este debate hay mitos, falsas creencias, incluso, claros errores, que siguen generando posturas enfrentadas: un rechazo atávico e irreflexivo hacia los Psicofármacos o por el contrario una tendencia a un uso excesivo e inmediato, sin que exista una estrategia clínica que tenga por objetivo la autonomía de la persona y la solución de su problema.
En nuestro artículo quiero arrojar luz sobre todos estos mitos. Y quiero empezar por explicar qué son los Psicofármacos.
Qué son los Psicofármacos
La Psicofarmacología moderna comienza sobre los años 50 con la aparición de las sales de litio y los primeros antipsicóticos. Esta disciplina científica se desarrolla a un ritmo exponencial hasta nuestros días, de tal modo que en la actualidad los médicos disponemos de un amplio abanico terapéutico, donde –aunque nos vamos a centrar en los ansiolíticos y los antidepresivos– existe una amplia gama de Psicofármacos que permite, gracias a la variedad de sus mecanismos de acción, aplicar tratamientos que se ajusten lo más posible a las características, sintomatología y evolución del paciente.
El objetivo de la Psicofarmacología es aportar una técnica más en el tratamiento de los trastornos mentales, para proporcionar al paciente el mejor estado posible con el que progresar hacia su completo restablecimiento.
En este sentido los tratamientos farmacológicos son eficaces en disminuir la intensidad y duración de los síntomas, posibilitan las terapias psicológicas en casos en que la activación mental es excesiva y regulan temporalmente los procesos neurobiológicos cerebrales implicados.
Actualmente, hay estudios que han demostrado la eficacia y utilidad de los Psicofármacos en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, depresión mayor y otros problemas emocionales.
En el trastorno depresivo mayor, la combinación del tratamiento psicológico con Psicofármacos es la opción más eficaz; en los trastornos de ansiedad, frecuentemente se usan medicamentos ansiolíticos y antidepresivos, que conjugados con el tratamiento psicológico, posibilitan la recuperación de la persona en un porcentaje muy elevado de los casos.
Por supuesto que la prescripción de Psicofármacos requiere un seguimiento médico adecuado, para que el paciente tenga siempre información sobre: los efectos secundarios que en algunos casos pudieran aparecer en las primeras semanas de tratamiento (cefaleas, ligeras náuseas, mareos…), ajuste de dosis, o la retirada de la medicación cuando se considere oportuno.
«Las pastillas de la felicidad»
Queremos compartir el reportaje «Las pastillas de la felicidad» de Antena 3 | Equipo de Investigación, que aporta información y puntos de vista que estamos seguros que ayudarán a tener una visión más amplia y formada sobre este complejo tema de los psicofármacos. (Enlace a fuente original ATRESMEDIA©)
Mitos y falsas creencias sobre los Psicofármacos
1. Los Psicofármacos son para personas con trastornos graves o que están muy desequilibrados
Cualquier persona podría necesitarlos o ser recomendable ante situaciones concretas: un duelo, una crisis, etc. El uso de los Psicofármacos es múltiple, y está relacionado con su potencial terapéutico sobre síntomas de ansiedad, insomnio, depresión mayor, impulsividad, hiperactividad…
2. El mito de la píldora mágica: Una pastilla para solucionar los problemas de mi vida
El ajuste de expectativas o qué es lo que podemos esperar de los Psicofármacos es una información fundamental que los Psiquiatras, Psicólogas y Psicólogos debemos ofrecer siempre a los pacientes.
3. Los antidepresivos enganchan
Esta afirmación no es cierta, solo los ansiolíticos tipo benzodiacepinas han demostrado un potencial adictivo alto. En el período de retirada de un antidepresivo debe tenerse precaución con síntomas de “rebote”, que se minimizan haciendo una reducción de dosis progresiva y controlada por el Médico Psiquiatra.
4. Los remedios naturales funcionan igual que los Psicofármacos y no son tóxicos
Estos remedios no disponen de estudios controlados, ni de eficacia, ni de seguridad. Existe una amplia variabilidad entre compuestos y la posibilidad de efectos adversos por interacciones con otras sustancias o fármacos.
5. Los antidepresivos me dejarán tumbado, sin poder con mi cuerpo
La sedación como efecto secundario depende de la dosis generalmente; un ajuste de la posología solucionará este problema en la mayoría de casos.
6. Los antidepresivos cambian mi personalidad
No hay nada cierto en esta afirmación, los fármacos antidepresivos regulan la neurotransmisión de forma temporal mientras se toman, favorecen la adaptación y posibilitan los tratamientos psicológicos en casos en que la sintomatología los hace poco viables.
7. Los antidepresivos engordan
Algunos antidepresivos aumentan el apetito y retrasan la sensación de saciedad; es importante explicar que si se mantienen las mismas cantidades por ración de comida no habrá un aumento de peso significativo.
8. La falta de deseo sexual por el tratamiento no la recuperaré
Con la retirada del tratamiento antidepresivo, este efecto producido por el medicamento desaparece. Es importante mantener informado al Psiquiatra de cualquier efecto no deseado, ya que siempre es posible modificar el Psicofármaco y/o su posología de modo que se adecue a las características, síntomas y evolución del paciente, sobre todo para evitar un abandono precipitado que podría hacer fracasar el tratamiento.
La Automedicación en los Psicofármacos
El consumo de Psicofármacos se ha disparado en la última década. En relación a este importante repunte se halla un grave problema. En algunas situaciones los Psicofármacos se emplean de forma descontrolada. Este es el caso de la automedicación: cuando una persona consume medicamentos que requieren prescripción médica, desde su propio criterio, sin indicación médica o lo hace más allá de la dosis recomendada –en tiempo o en cantidad–.
Esta es una conducta preocupante en algunos sectores de la población y en el caso de los Psicofármacos: ansiolíticos, hipnóticos (para el insomnio) y antidepresivos se hace especialmente llamativo.
La Automedicación es un error, y lo es, no sólo porque ponemos en riesgo nuestra salud, sino también, porque desvinculamos el medicamento de una estrategia de tratamiento global e integrada, donde el fármaco es un pilar más dentro del conjunto de técnicas que se han diseñado para abordar y solucionar el problema.
El Psicofármaco no debe ocupar el lugar central y único en los tratamientos de las enfermedades y trastornos mentales y emocionales –aunque a veces represente uno de los principales instrumentos terapéuticos–.
Lo primordial debe ser la aplicación de un modelo global de tratamiento, que se estructure según las características particulares de la persona que presenta el problema, sus antecedentes o historia previa, sus condiciones y condicionantes de vida, su entorno, etc.
Consumir Psicofármacos sin prescripción médica multiplica peligrosamente los riesgos inherentes al consumo no controlado de cualquier medicamento.
Los ansiolíticos tipo benzodiacepinas –diazepam, lorazepam, alprazolam…– tienen un perfil de riesgo de tolerancia –necesitamos cada vez más dosis para alcanzar el mismo efecto– y dependencia –se hace difícil dejar de tomarlos bruscamente–, haciendo necesario el control de la Psiquiatra o el Psiquiatra, que paute estos medicamentos durante el tiempo recomendado –no más de 2-3 meses seguidos– y que nos oriente en la retirada gradual.
Los medicamentos antidepresivos tienen la peculiaridad de precisar una dosis diaria durante un tiempo determinado para ejercer la acción deseada –unas 4-6 semanas–, y por tanto, no se usan para días puntuales de “bajón”, que entran dentro de la normalidad en la vida de las personas.
Otro aspecto importante es que cuando se comienza un tratamiento no puede retirarse por cuenta propia, tienen unos tiempos recomendados según el problema que tratemos, y si se retiran de forma precoz, se modifica la dosis o se continúan tomando de forma indefinida, podrían ocasionar síntomas de rebote, toxicidad o convertirse en ineficaces para futuros episodios.
En este tema de la automedicación, quiero también señalar el consumo de productos y remedios naturales para combatir síntomas de ansiedad, depresión u otros problemas emocionales, que se encuentran al alcance de todos, y que lejos de ser inocuos, pueden producir efectos no deseados por compartir vías metabólicas con algunos fármacos, interactuando negativamente con ellos y pudiendo dar lugar a efectos secundarios graves, como es el síndrome serotoninérgico.
Los Psiquiatras observamos en nuestra práctica clínica, que los Psicofármacos generan dos tipos de respuesta en nuestros pacientes: recelo y rechazo, A mi no me gustan los medicamentos, me gustan las cosas naturales, o por el contrario una inmediata demanda: Por favor dígame qué tengo que tomar no puedo aguantar más así. Sin duda somos los Psiquiatras quienes debemos indicar si es o no conveniente prescribir Psicofármacos, y para ello es muy importante conocer bien la historia del paciente e informarle con detalle sobre el tratamiento, pues es fundamental un trabajo y decisión conjuntos.
Estas son algunas recomendaciones a quién va a visitar a un profesional de la Psiquiatría.
Consejos útiles para preparar tu visita al profesional de Psiquiatría
- Explica con tus palabras en qué consiste tu malestar o preocupación: es la información más importante para que podamos ayudarte y valorar la situación.
- Puedes tomarte unos minutos antes para pensar acerca de qué te preocupa, cuáles son los síntomas y los motivos por los que vienes a la consulta. Anota lo que consideres importante para la siguiente cita, también los cambios en tu ánimo, sueño, etc., de esta forma, si estás tomando alguna medicación podremos ajustarla.
- En las primeras visitas, es frecuente que necesitemos hacerte determinadas preguntas para completar la información e historia clínica: ¿desde cuándo? ¿cuánto tiempo duran los síntomas? ¿hay alguna actividad que los empeore o los mejore? Son ejemplos de preguntas para determinar la evolución temporal del problema.
- También es importante que nos comentes si tomas algún tratamiento o remedio natural –u homeopático– para calmar los síntomas, ya que esto nos ayudará a sugerir el tratamiento más indicado y tener en cuenta posibles interacciones.
- Si has tomado Psicofármacos en el pasado o los tomas actualmente, es importante llevar anotados los nombres, las dosis y recordar cuánto tiempo hace que te los prescribieron.
- Anota también las dudas, aclaraciones o preguntas que quieras hacer al especialista; te podrá orientar y dar información útil y contrastada. Es fundamental hacerse una idea clara acerca de la situación y posibles soluciones al problema.
Lo importante es lograr una buena relación médico paciente. Hay una mutua responsabilidad en conseguir ese vínculo terapéutico basado en la confianza, la colaboración y la escucha sensible y empática.
El objetivo es obtener en la consulta un clima de comunicación que permita expresar los miedos, las preocupaciones e incertidumbres del paciente, y fomentar la participación responsable y activa en su propio tratamiento.
Editorial
Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:

Médico Psiquiatra en Área Humana. Especialista en Neurociencias. Área de Psiquiatría.
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