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Venciendo los retos de la comunicación con nuestros hijos

(Tiempo de lectura 3 minutos)

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Imagen cortesía de Jürgen Schiller García

Nos hacemos eco de este artículo de La Mente es Maravillosa

Se supone que los padres deben ser los consejeros número uno de sus hijos. Pero es difícil dar un buen consejo si no sabes lo que les está sucediendo. ¿Cómo puedes lograr que tus hijos se abran y te comuniquen todo lo que les preocupa? Veamos algunos de los obstáculos más comunes para la comunicación y cómo vencerlos.

La falta de tiempo

¿Te resulta difícil hablar con tus hijos?. Muchos niños tienen la impresión de que sus padres están tan ocupados que en realidad no deben molestarlos con sus problemas. Haz un pequeño auto análisis: ¿Cuándo fue la última vez que le dijiste a tu niño que él es lo más importante para ti en el mundo entero?
La última vez que tu hijo se acercó a ti para hablar, ¿dejaste a un lado lo que estabas haciendo para escucharlo, al menos por un rato?
Si tu horario no te permite el lujo de detenerte para  hablar en cualquier momento, por lo menos asegúrate de que haya un momento en el día en el que tu niño sepa que tú estás disponible. Algunos han encontrado una gran ventaja en comer junto con sus hijos, por lo menos una vez cada día, sin la televisión u otras distracciones.
Durante la comida se puede repasar lo que han hecho en el día. Otros prefieren conversar antes de acostar a los niños. También puedes usar la lectura de un libro de cuentos para saber más acerca de las opiniones de tus hijos, usando preguntas como: ¿crees que es correcto lo que hizo el personaje? ¿Qué hubieras hecho en su lugar? ¿Por qué crees que hizo eso? Sin importar cuándo lo hagas, el niño debe poder contar con un momento fijo cada día en el que sepa que tú lo escucharás.

Saber responder

Cuando tu niño te empieza a contar algo, la mejor respuesta es: escuchar. Resiste la tentación de interrumpir. Deja que tu niño se exprese y luego haz preguntas abiertas para saber más detalles.
¿Qué hay si tu niño te revela algún punto de vista inquietante o confiesa que ha hecho algo que desconocías? Trata de controlar tu reacción inicial. Si reaccionas exageradamente, podrás estar cerrando la puerta para conversaciones futuras. Aún si es necesario disciplinar al niño, primero escúchalo; luego dale la corrección necesaria. Recuerda que el instinto natural de los hijos es agradar a sus padres; si creen que van a enfadarlos, lo más probable es que se queden callados.

Yo te diré lo que tienes que hacer…

Cuando tu hijo viene a ti con un problema, conversa sobre qué causó el problema, cuáles podrían ser algunas soluciones, cuáles son las ventajas y desventajas de cada opción y cómo cree que podrá evitarlo en el futuro. Así, tu hijo será parte del proceso de tomar decisiones y, en esencia, lo estarás entrenando para razonar y actuar responsablemente. Tu hijo dejará de contarte sus problemas si en vez de un diálogo, solo recibe un discurso.
Especialmente con niños de corta edad, a algunos padres les parece a veces que las conversaciones son “triviales” y que sus hijos son todavía muy pequeños como para entablar diálogos profundos, como les gustaría. Sin embargo, el simple hecho de adquirir desde un principio este buen hábito de comunicación, generará un nexo y acercamiento que, sin dudas, allanará el camino para hablar sobre cualquier tema delicado en el futuro, con mucha más confianza y facilidad.