Julia Vidal nos habla de comida y emociones en «Estamos como queremos» de Radio 5

Julia Vidal nos habla de comida y emociones en «Estamos como queremos» de Radio 5

(Tiempo de lectura 18 minutos)

Julia Vidal en Radio5 sobre comida y emociones

Programa «¡Que te como!» en «Estamos como queremos» de Radio 5 (RNE). Participa, como experta en Emociones y Salud, Julia Vidal

Hemos querido compartir el espacio de radio «¡Que te como!» del programa semanal de Radio 5 «Estamos como queremos», en el que ha participado Julia Vidal, por el interesante tema que su directora Elena Marquínez nos propone: Comida y emociones.

«ESTAMOS COMO QUEREMOS»: «Comer correctamente será, una vez más, uno de los loables propósitos con los que nos comprometemos en el nuevo año. Una buena intención que necesita información, reflexión y apoyo para que el fracaso no caiga con todo su peso (y pesar) en el momento más inoportuno. Porque cuesta llevarlo a cabo, porque es necesario hacerlo, porque la recompensa al esfuerzo realizado se disfruta más que un regalo y, en definitiva, porque comer es mucho más que saciarnos, acudimos a dos expertas que nos ayudan a mirar al plato con puntería. ¡Y con ganas! de las pistas sobre una correcta nutrición se ocupa la Dra. Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz. De los factores emocionales de la comida hablamos con la psicóloga, Julia Vidal, directora de Área Humana y responsable del área clínica del centro.»

Julia Vidal en Radio 5 sobre hambre emocional

Transcripción del contenido del programa sobre nutrición, comida y emociones

ELENA MARQUÍNEZ: A veces la tristeza sabe a chocolate, las gominolas de fresa neutralizan la sal de alguna que otra lagrimilla, el crujido de las patatas fritas es un escondite perfecto para el miedo, y la ansiedad… nos la comemos entre pan y pan. ¡Ay esas emociones!, que nos desbarajustan y cuyo stop pasa por atracar la nevera.

Comer en busca de consuelo emocional, comer para después tirarnos de los pelos, comer… que no es comer, porque masticar nuestras emociones provoca una digestión demasiado pesada y un aumento de peso y una mirada desconsolada ante el espejo… y vuelta a la lechuga y al fracaso… a la vuelta de la falsa lechuga.

¿Podemos aprender a comer correctamente, además disfrutarlo? Hoy vamos a ponernos a ello con nuestras invitadas, porque “estamos como queremos”, o sea, con ganas de estar bien… ¡Eh! Sin sustos. ¿Vale? Vamos a ello.

En el control: Eduardo Torres, dirige y presenta: Elena Marquínez.

Clotilde Vazquez es jefa del departamento de endocrinología y nutrición de la Fundación Jiménez Díaz, bienvenida a «Estamos como queremos».

CLOTILDE VÁZQUEZ: Muchas gracias Elena.

ELENA MARQUÍNEZ: Lo sabemos, pero caemos. Necesitamos ayuda, pero nos abandona la fuerza de voluntad. ¿Cómo llegamos a tu consulta?

CLOTILDE VÁZQUEZ: La verdad es que después de las vacaciones de Navidad la gente llega un poquito como has descrito en la introducción: desolada, triste… Cree que ha fallado. La navidad despierta muchas emociones, revuelve muchos sentimientos y a veces, esos afectos, esas cosas que no controlamos se convierten, o se consuelan… engullendo. Y como hay mucha oferta, pues es muy fácil caer. Lo importante es que no hagamos un drama, sino que nos sentemos a valorar, con ayuda del especialista, de la persona profesional que nos vaya a ayudar, a poner encima de la mesa lo que hay, y ver como se puede tirar para adelante y mejorar. Y bueno, estar mucho mejor que antes de ese fallo.

ELENA MARQUÍNEZ: Ya, porque el caso es que una buena nutrición es garantía sólida para una buena salud. Eso lo sabemos.

CLOTILDE VÁZQUEZ: Absolutamente. La dependencia de toda nuestra biología, desde la uña que crece en el dedo pequeño del pie hasta el pensamiento más sublime, todo eso lo fabricamos, entrecomillas, a base de la respiración, el agua y la nutrición. Son los elementos con los que nuestras células viven, se relacionan y llegan a esa complejidad que nos permite ser seres, en momentos dados, muy inteligentes, muy capaces… Modulamos todo de una forma biológica muy compleja y debajo de eso está la alimentación. Por eso es tan importante.

ELENA MARQUÍNEZ: Si la nutrición es incorrecta, ¿qué se nos desajusta?, ¿dónde empezamos a sentir los fallos?

CLOTILDE VÁZQUEZ: Hay fallos muy aparentes. En una persona joven puede ser dejar de crecer, no tener el pico de masa ósea adecuado, porque no se alimenta bien, porque no toma suficiente calcio, o al revés, desarrollar una obesidad en la vida adulta, y como consecuencia de un exceso de grasa acumulado, que se comporta casi como un tejido extraño, que manda hormonas y mediadores al resto de tejidos y al resto de órganos nobles, como pueden ser el hígado, los pulmones o el corazón. Desarrollamos enfermedades secundarias, como la diabetes, la insuficiencia cardiaca, la hipertensión o la hipercolesterolemia. Son debidas a la desnutrición o al exceso de nutrición, mejor dicho, mala nutrición. Es el síntoma más visible de una mala alimentación, pero luego hay muchas otras cosas que ocurren cuando la mala alimentación es cualitativa, a lo mejor no estamos gordos, crecemos bien, pero no estamos tomando o comiendo todas las vitaminas, minerales, fitoquímicos que necesita nuestro cuerpo para funcionar óptimamente. Y ahí, sí que depende un poco de qué elijamos para comer, no solamente de la energía que tomamos.

ELENA MARQUÍNEZ: Julia Vidal es psicóloga sanitaria. Bienvenida. Fuerza de voluntad, hemos dicho hace un momento, también consuelo emocional, el caso es que nos comemos nuestras emociones y eso afecta directamente a nuestro cuerpo y a nuestro ánimo.

JULIA VIDAL: Pues sí… Hola, gracias por haberme invitado al programa. Efectivamente, las emociones están influyendo, no solamente en cómo nos sentimos, sino en qué alimentos elegimos. Y según las elecciones que hacemos, tenemos consecuencias –como decía la doctora–, y eso afecta a la manera en la que nos sentimos, y volvemos a comer… Un círculo vicioso.

Círculo del comer emocional

ELENA MARQUÍNEZ: Estrés, ansiedad, miedo… comes; parece que lo vuelves a tener bajo control, parece que vuelves a la calma, pero después llega la culpa… y lo que decimos: el círculo vicioso. ¿Como lo podemos romper?

JULIA VIDAL: Lo que es muy importante es conocer cómo nos estamos sintiendo en cada momento, porque, igual que cuando nos duele la cabeza no nos comemos un bollo –si nos duele la cabeza nos tomamos un analgésico que nos pueda ayudar a llevar nuestro día mejor–, igualmente, cuando tenemos emociones que nos están afectando en nuestro día a día, que nos hacen sentir estresados, culpables… no podemos resolver eso comiendo, tenemos que pararnos y pensar que es lo que nos está sucediendo, por qué nos sentimos de esa manera. Es un gesto de reflexión, para identificar qué cosas tenemos que cambiar en nuestra vida y no coger la vía rápida, que es la alimentación, a veces inadecuada.

ELENA MARQUÍNEZ: Claro, porque a veces, si es verdad que tiendes a solucionarlo poniéndote a dieta, por ejemplo. Tengo unos kilos de más, ya la cremallera no sube, esto no va como a mi me gustaría… la báscula, ¡uf!, ni la miro, no me diga lo que peso… Y entonces te lanzas a una dieta o a una serie de mecanismos que mínimamente pueden funcionar. Pero si no abordas esto como lo que es, como un problema, como otros problemas que tienes y que los pones encima de la mesa, los analizas, les vas buscando soluciones, vas pidiendo la ayuda profesional que necesites –porque seguro que tiene distintos enfoques y por eso mismo distintas ayudas–. Si no haces eso, nos vamos a quedar ahí atascados… eternamente.

CLOTILDE VÁZQUEZ: Generalmente eso está abocado al fracaso. Aunque haya pequeñas ganancias a corto plazo, a veces ni siquiera eso. Es como si uno va al médico y dice «me duele la tripa». Eso es un síntoma, hay que ver qué es lo que le duele, por qué, qué mecanismos operan e ir a la raíz del problema, y tratar a veces un conjunto de cosas, a veces un tema muy simple… Pero hay un diagnóstico, y por tanto una terapia que va encaminada a resolver el problema, que puede ser muy simple o que puede ser más complejo. Cuando la persona ha engordado mucho, y ahora quiere adelgazar rápidamente –porque generalmente cuando uno se angustia quiere soluciones muy rápidas–, ahí vuelve a caer otra vez en la trampa de ponerse dietas drásticas, que naturalmente no se pueden seguir mucho tiempo porque es imposible.

ELENA MARQUÍNEZ: Porque no hay quien las aguante.

CLOTILDE VÁZQUEZ: Y esa dieta drástica te ha programado tu metabolismo para recuperar peso mucho más rápidamente y además no soltarlo ya nunca más, porque nuestro organismo es muy ahorrador. Entonces lo peor que puede hacer uno es ponerse una dieta drástica aunque haya engordado… aunque hayan sido diez kilos, aunque sea un drama… Cuanto más drama, entre comillas, más necesidad de tomar las cosas con calma, sobre todo para ver qué es lo que está ocurriendo desde el punto de vista físico, desde el punto de vista farmacológico –que a veces hay fármacos que inducen la obesidad–, desde el punto de vista de mecanismos genéticos que pueden estar operando y mecanismos psicológicos. Muchísimas veces, cuando trabajamos en grupo oímos: “el jefe o la jefa me trata mal, es injusto… y al llegar a casa me lanzo a comer…” Bueno, pues no pasa nada, esos sentimientos existen. Si te provoca tales emociones, trata de solucionarlas de otra manera que no sea comiendo, porque al final todo se vuelve en contra tuya.

JULIA VIDAL: Y no sólo reconocer las emociones, es muy importante aceptarlas. En esta sociedad, que es una sociedad donde buscamos el placer inmediato, no toleramos nada los malestares vitales, que nos ayudan en muchos aspectos. El simple hecho de pararnos y decir: “bien me encuentro triste, estoy nerviosa, estoy abatida…”. Es importante aceptarlo y quedarnos con ello, no hay que hacer nada en principio. Aceptarlas es empezar a manejar las emociones, y evitar que, por impulso, nos lleven por ejemplo la mano a la nevera, para intentar restaurar ese estado de ánimo, que queremos desechar de nuestra vida, pero forma parte de ella.

ELENA MARQUÍNEZ: Una vez mas queremos aprender a estar bien. Una reflexión de Julia Vidal, en su blog, que me ha gustado, –bueno, me gustan todas pero alguna tenía que entresacar–: «Comer bien tiene que estar asociado a la percepción de control y bienestar. Si con la comida sentimos temor, amenaza, inquietud… es el momento de reflexionar». Es el punto en el que estábamos hace un momento. El momento de reflexionar, hay que empezar por ahí, no por iniciar esa drástica dieta, de futuro bastante predecible –que acaba saliendo fatal–. Antes de iniciar una operación castigo, habrá que saber qué nos está pasando, por qué reaccionamos así, qué queremos hacer ante qué situaciones. La comida es un bálsamo, una tapadera… ¿Cómo analizamos eso? ¿A quién pedimos ayuda? ¿Qué estrategia iniciamos?

Hambre emocional

JULIA VIDAL: Lo primero es darnos cuenta de cómo me siento yo en mi vida y qué hago cuando me siento mal. Si mi vida esta bloqueada, si veo que no tengo control sobre ella, que me pongo a comer y no sé cuándo voy a parar. Si al final, algo que es placentero, que es uno de los mayores placeres que tenemos en la vida –el comer–, se convierte en algo que genera culpa… pues tenemos que pararnos, y como estamos diciendo, parar, reflexionar, entender… Las emociones nos están avisando de que algo pasa. Las emociones son como cuando tenemos dolor –bienvenido sea el dolor–, porque nos dice que estamos haciendo cosas que no nos vienen bien, sentándonos en una postura inadecuada. Pues las emociones están ahí para avisarnos, son las que nos dan un toquecito en el hombro diciendo: “¡Eh! Tienes que cambiar esto, tienes que manejar esto de otra manera”. Esas emociones nos van a decir si tenemos o no una dificultad y un cambio que hacer en la forma en la que nos relacionamos con la comida.

ELENA MARQUÍNEZ: Habría que abordar este tema de manera multidisciplinar, entiendo. ¿A qué puertas tocamos?

CLOTILDE VÁZQUEZ: Absolutamente. Los equipos que estamos trabajando normalmente con obesidad contamos en el equipo con nutricionistas y con psicólogos. No todo el mundo necesita de la ayuda profesional del psicólogo, pero si del conocimiento, o mejor dicho, el profesional endocrino que lo evalúa debe reconocer cuándo es un problema suficientemente grave para pedir esa ayuda, y en ese momento es cuando convergemos de manera eficiente. Si no, siempre va a quedar algo no resuelto que va a impedir un resultado bueno. Es verdad que en la inmensa mayoría de las personas que vienen con un problema de obesidad, que están haciendo una alimentación muy mala, que además llevan un historial de dietas, de transgresiones, de culpabilización… el hecho de reconocer qué les pasa, por qué les pasa y poner un plan alimentario no rígido, –que supone comer muy bien, porque comer bien, comer sano, es muy placentero–, les ayuda mucho a estar mejor. Yo ayer me comí un caldo gallego y bueno… es que se queda uno que… es que te entra optimismo. ¡Un plato de cuchara!… y no engorda. La gente aprende que todas estas cosas que se ha prohibido –que en lugar de esas comen un sandwich, que comen mal, no se nutren…– al final la psique asociada al placer de comer esta dañada, no está a gusto. A veces no es necesario otra cosa que programar una buena alimentación, y van perdiendo peso y ganando en bienestar y eso es suficiente para que ellas o ellos encarrilen su vida. Pero otras veces esta clarísimo que hay algo que, o se pone sobre la mesa y se mira y se analiza con un profesional de la Psicología, o no va a ser suficiente.

ELENA MARQUÍNEZ: Puntos en común en los que nos encontramos todos: la báscula: ¿Es un aliado? ¿Es una obsesión?

CLOTILDE VÁZQUEZ: Es una obsesión. Yo lo he dicho muchas veces, alguna vez aquí mismo, en este micrófonos he dicho: “las básculas hay que tirarlas”. No sirven para nada. Bueno, es un poco drástico decir eso. Si la báscula da tantos kilos, de acuerdo, acudo al médico porque estoy muy pasada de kilos… pero obsesionarse pesándose todos los días no hace más que empeorar la situación. Y luego para ver la buena evolución una báscula no nos sirve. Nos sirven los centímetros de cintura, nos sirve la composición corporal. Porque los kilos que se pierden pueden ser de agua, de músculo o de cosas que no interesa. Es decir, tenemos que saber que una vez que nos ponemos bajo un tratamiento, lo que estamos perdiendo es lo que nos sobra, no lo que necesitamos. Lo que nos sobra es la grasa, hay que perder sólo grasa. Y eso la báscula no lo mide. Es mucho mejor medirse la cintura y cada kilo de grasa es un centímetro de cintura. Así que: ¡Fuera básculas!

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Duele eh?

JULIA VIDAL: Yo estoy de acuerdo con lo que ha dicho.

ELENA MARQUÍNEZ: Vamos a ver más puntos en común. Esta es para la psicóloga: ¿Es sano o útil darnos permiso para un pequeño atracón en ocasiones especiales, quiero decir, porque es mi cumple, porque tenemos una celebración familiar…? ¡A ver! Sin que encontremos una excusa en días alternos.

JULIA VIDAL: Yo no diría darnos permiso para un atracón, porque eso ya significa estar dándonos permiso por algo que está prohibido. Creo que dentro del comer normal, se incluye el poder comer un día menos, otro día más, unos días algunos alimentos que nos apetecen… y eso, dentro de un comer normal, es lo adecuado. Vamos a darnos permiso para comer de todo, como decía la doctora, para disfrutar de un caldo gallego o de una fabada, y para entender que eso es algo que podemos hacer habitualmente, que la comida no engorda, sólo engorda cuando nos pasamos sistemáticamente. Yo creo que hay que aprender mucho sobre alimentación, hay que descartar muchas ideas erróneas. La doctora estará todo el día deshaciendo ideas equivocadas que tienen los pacientes que acuden a ella. Yo lo mismo, cuando lo normalizamos y tenemos creencias realistas acerca de todos estos elementos, que están en torno al comer, se vive mucho más feliz.

Comida y emociones

ELENA MARQUÍNEZ: Otro punto en común: el picoteo entre horas. ¿Qué hacemos, lo eliminamos, nos lo cargamos definitivamente, nos lo concedemos?

CLOTILDE VÁZQUEZ: El comer entre horas es bueno, no para el 100% de las personas, pero en un porcentaje muy elevado es bueno. Es decir, hacer un “media mañana” y un “media tarde”. ¿Por qué?, porque rompemos ese apetito voraz que ocurre muchas veces. Personas que no desayunan, salen de casa con un café y luego a la hora de comer, comen lo que sea o peor todavía, aquellas personas que apenas desayunan, toman cualquier cosa a mediodía y cuando llegan a casa –como dice el anuncio– cuando llego a casa me como la nevera… a los niños si me descuido. Entonces se llega a las siete de la tarde o las ocho y no se para de comer. Eso es malísimo para la salud, para mantener el peso, para el equilibrio nutricional, para el equilibrio psicológico. Entonces, obligarse a comer cinco veces al día nos ayuda. Ahora, estar todo el día picoteando no tiene sentido. Pero si pequeñas ingestas que nos eviten ese hambre atroz que nos lleva siempre al “mal comer”.

ELENA MARQUÍNEZ: Y ese «ansia viva» como diría el otro, cuando te enfrentas al plato, cuando has estado ahí, aguantándote las ganas unas cuantas horas.

JULIA VIDAL: Yo añadiría que, cuando se pica –como la gente tiene la idea de que no se puede comer entre horas–, genera culpabilidad, y eso hace que a la hora de la cena, vayan a tener una cena más restrictiva, eso les genera malestar, porque tienen hambre, les genera ansiedad y al final acaba levantándose por la noche para comer. Tenemos que ir aprendiendo todas estas pequeñas cosas, que nos van a dar una luz diferente, para poder estar en equilibrio con la comida y con nuestras emociones.

ELENA MARQUÍNEZ: Esa es la idea: seguir aprendiendo. Clotilde Vázquez: ¿Cuándo se preocupan los pacientes de verdad?

CLOTILDE VÁZQUEZ: En general, cuando ya no caben en la talla de ropa que llevan, eso las mujeres, y los hombres, cuando les aparecen consecuencias del exceso de peso, como es haber tenido un pequeño susto, como una angina de pecho o una tensión muy alta o diabetes.

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Qué les empuja a un cambio de hábitos?

CLOTILDE VÁZQUEZ: En la mujer generalmente el recuperar la figura –y eso está muy bien–, pero la sociedad penaliza demasiado cualquier desviación de la figura. Si realmente hay un exceso de grasa es un buen argumento. Y en el caso del hombre le preocupa la salud, cuando alguien le avisa: “tu padre tuvo un infarto” o “es que me han dicho que soy diabético” o “me han dicho que tengo el colesterol alto”… eso les asusta y vienen. Es una generalización, también a la mujer puede pasarle, puede ser viceversa, pero la razón fundamental en la mujer, o predominante, es la pérdida de la figura.

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Qué tipo de relación sería la más eficaz entre nutricionista y paciente, una solución continuada, una relación puntual?

CLOTILDE VÁZQUEZ: Yo creo que cualquier persona que padezca obesidad tiene que tener un diagnóstico médico, es muy importante el diagnóstico clínico, descarta todo lo que está operando, pautar el tratamiento, incluso el tratamiento nutricional, en términos de porcentaje de nutrientes, en qué hacer énfasis… y esto lo traslada a menús diarios y al aprendizaje sobre cómo comer. El nutricionista debe hacer un seguimiento a largo plazo, al principio cada 15 días, luego una vez al mes, y luego en el tiempo, dependiendo de la gravedad de la situación. Y ahí, en ese aprendizaje, es cuando introducimos la actividad física, cuando introducimos el mantenimiento del peso perdido, que es un esfuerzo también, el mantenimiento de la situación que se ha conseguido. Y finalmente, puede haber alguna consulta de nuevo con el médico, porque a veces hay que ajustar ciertas cosas. El nutricionista tiene que hacer el seguimiento, pero no diariamente; a veces la gente cree que necesita un coaching todos los días para levantarse, tampoco es eso. Que nos den directrices.

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Cómo es eso? Me han quitado el azúcar, me han quitado…

CLOTILDE VÁZQUEZ: No quitamos nada, queremos poner una estructura para ayudarle a que usted a coja las riendas y se conduzca lo mejor posible con nuestra ayuda.

ELENA MARQUÍNEZ: Julia Vidal, también por experiencia profesional, cuando lo que estamos constatando es que, bueno, que no hay una relación natural con la comida, que se está utilizando como instrumento emocional, generalmente: ¿Qué tenemos detrás, qué se encuentra detrás?

JULIA VIDAL: Pues hay una mala gestión de nuestras emociones. Es la asignatura pendiente: identificar y saber qué tenemos que hacer con las emociones que sentimos. Hay muy poca introspección, también sobre nuestros aprendizajes, a todos los niveles. A veces hay que mirar a la familia, para entender cómo come la familia, como hemos aprendido a comer. Tenemos que ser conscientes, también, de la sociedad y la cultura, las influencias; en muchas películas sale la protagonista comiéndose un helado, como manera de resolver dificultades. Esa mirada, esa conexión con nuestras emociones, para conseguir entender lo que nos quieren decir, para gestionarlas bien. Ese aprendizaje sería necesario, para no andar mezclando todo y confundiendo las cosas.

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Y cómo identificamos si tenemos un modo de comer emocional?

JULIA VIDAL: Pues, cuando ante cualquier dificultad nos encontramos sentados delante de una tableta de chocolate diciendo «porque yo me lo merezco”. Utilizamos la comida como un premio, en vez de como una necesidad o como un disfrute. Es como un premio, porque lo he pasado mal, es una manera de evitar afrontar adecuadamente las cosas que nos suceden en la vida. Hay que aprender a afrontar las cosas y mirarlas de frente, no escondernos, como tú decías al principio, detrás de un chocolate o de unas patatas fritas.

ELENA MARQUÍNEZ: ¿Pero no debe ser fácil distinguir entre el hambre física y el hambre emocional?

JULI VIDAL: Es un aprendizaje que llegado el momento hay que hacer. Tampoco es tan difícil, ¡de verdad! Somos capaces de aprender, estamos aprendiendo todos los días a hacer muchas cosas, tenemos que darnos un voto de confianza. Y no hay que aprenderlo todo, pero si, cuando tenemos una necesidad puntual, para mejorar nuestra calidad de vida. Si hay un sobrepeso que está afectando a nuestra salud, es el momento de parar y hacer esos aprendizajes. Seamos inteligentes y parémonos, y aprendamos las cosas que son necesarias… ¡Podemos hacerlo!

CLOTILDE VÁZQUEZ: En mi experiencia, y en la vuestra será igual, nosotros les preguntamos: ¿Por qué cree que come así y por qué cree que ha llegado a ganar peso? Y te contestan: ansiedad. Cuando la pregunta es abierta y no va censurada, la respuesta es reconocible, y es cuando hay que prestarle atención.

ELENA MARQUÍNEZ: Estamos al borde de la despedida y seguro que hay consejos finales que, teniendo cuenta la fecha en la que estamos, nos vienen muy bien, porque son consejos de inicio para que nos acompañen durante todo 2018. Clotilde, lo básico para que abordemos esto con calma, con ganas de arreglarlo y sabiendo que podemos hacerlo, porque vamos a darnos tiempo.

CLOTILDE VÁZQUEZ: ¡Exactamente! Quién no tenga el problema y no quiera tenerlo, un consejo general de buena alimentación: el comer “amorosamente”, el comer bien, mantiene mucho la salud física y mental. Las recomendaciones son siempre: poco alimento procesado, platos “de caliente”, como la dieta mediterránea manda, y cinco porciones de fruta y verdura diariamente. Quien ya tiene el problema, ¡por favor!, acuda a quien se lo puede resolver, con el enfoque que ante cualquier enfermedad haríamos los sanitarios.

JULIA VIDAL: Pues yo diría que podemos hacer muchas cosas, pero tenemos que saber cómo hacerlas y dotarnos de esos aprendizajes necesarios en la gestión de las emociones, importantes para mantener nuestra salud, para no afectar a la comida, en definitiva, para mejorar nuestra vida.

ELENA MARQUÍNEZ: Nos vamos. Con la intención de volver. Será el miércoles próximo, a la hora acostumbrada, aquí, en «Radio 5 Todo Noticias». Mientras: estamoscomoqueremos@rtve.es. Os esperamos, también, en los podcast a la carta en la «RTVE – A la carta». Y como siempre, mejor en Radio 5 RNE. Saludos de Eduardo Torres desde el control. Dirige y presenta, servidora: Elena Marquínez. Ha sido un placer. Y en fin, después de lo dicho, pues qué quiere que le diga… ¡Que te como! Nos encontramos el miércoles que viene. ¡Adios!

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Psicóloga Madrid. Julia VidalJulia Vidal

Psicóloga Sanitaria. Directora del Centro de Psicología en Madrid Área Humana. Especialista en Ansiedad y Estrés. Experta en Emociones y Salud.

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