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Hipocondría: cuando la autobservación se lleva al extremo

Hipocondría: cuando la autobservación se lleva al extremo

(Tiempo de lectura 16 minutos)

Creo que no descubro nada nuevo si os digo que desde 2020 han crecido exponencialmente las búsquedas en Internet relacionadas con la salud, en particular las relacionadas con síntomas de enfermedad –coronavirus ha sido el término más tecleado en el buscador–. Y es evidente que, en este último año, nos hemos visto asediados por una sobreexposición de noticias relacionadas con la salud, o más bien con la falta de ella.

¿Os imagináis cómo puede estar afectando este contexto de “sobreinformación” a las personas que sienten miedo, preocupación y temor a estar enfermas, personas que están convencidas de que esos síntomas sobre los que acaban de leer, son precisamente los que ellas mismas padecen? Creo que no hay un mejor momento para hablaros de la hipocondría.

¿Qué es la hipocondría?

¿Qué es la hipocondría?

”Ya llevo un año con molestias continuas, malestar general, visitas al médico y otros especialistas. Al principio mi mujer se preocupaba, estaba convencida, como yo, de que algo me pasaba. Después de un tiempo no me cree, y empiezo a notar que mis quejas le molestan. Ellos no creen que me pase nada, me dicen que soy un aprensivo, un quejica, un alarmista. Los médicos me aseguran que estoy sano, pero no me lo creo, estoy convencido de que tengo algo incurable. ¿Qué me está pasando?”

Esto me decía una persona que acudía a consulta. Hay dos aspectos comunes en todas las personas que hablan de este tipo de dificultades: un sentimiento de impotencia e incomprensión por parte del entorno familiar y social, y una vivencia real –cierto que subjetiva– de los síntomas, aunque no haya una causa médica o biológica que respalde esos síntomas.

Las estadísticas sobre hipocondría o ansiedad por la salud –como también se denomina– nos dicen que entre un 5% y un 7% de la población están afectados por este desorden emocional (Asociación Americana de Psiquiatría – APA, 2014), pero con seguridad son muchos más.

Es uno de los desórdenes emocionales más estigmatizantes, ya que produce incomprensión por el entorno, burlas, bromas, y en definitiva, mucha angustia y preocupación.

Las personas con hipocondría tienden a buscar constantemente información sobre salud en Internet, sobre enfermedades relacionadas con sus molestias. Acuden con frecuencia a diferentes médicos y especialistas, y a pesar de recibir diagnósticos que aseguran que todo está normal, siguen pensando que padecen una enfermedad, pero que los médicos no han logrado descubrirla aún.

Es cierto que la Medicina no es infalible, pero el porcentaje de error en la Medicina es pequeño. El problema es que las personas con hipocondría creen que ellas están siempre dentro de ese porcentaje, es decir, que la Medicina se equivoca en su caso, en su dolencia, en su enfermedad.

Lo cierto es que las personas con hipocondría sufren emocionalmente. Viven con un miedo excesivo, con una elevada angustia, y con un sentimiento de incomprensión y aislamiento.

Y es esta necesidad de compartir la angustia, o a confirmar sus propias hipótesis –sesgo de confirmación–, lo que hace que tiendan a leer o participar en medios –foros, páginas web, revistas– que alimentan o justifican sus miedos. O a probar “recetas mágicas” que proponen las pseudociencias, que resuelvan lo que –en teoría– la Medicina no ha podido identificar y resolver. Y esto es muy preocupante, ya que no sólo no se resuelve el problema, sino que se inicia una espiral que puede agravar las dificultades y generar un trastorno emocional –además de los riesgos médicos– aún más grave.

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¿Hay un perfil psicológico de la persona con hipocondría? ¿Qué la provoca? ¿Cómo puedo resolver este problema? ¿Cómo puede ayudar el entorno? Preguntamos a Ana Luque, psicóloga experta Clic para tuitear

Aspectos claves de la hipocondría

Hipocondría y exceso de información

La hipocondría se relaciona, entre otros, con un exceso de búsqueda de información sobre la salud.

Lo más característico de la hipocondría son las preocupaciones y el miedo excesivo. Estas están relacionadas con tener o contraer una enfermedad grave. Este miedo aparece cuando las sensaciones corporales normales, como: pinchazos, molestias, presión…, son interpretados de manera inadecuada.

A este tipo de sensaciones, la mayoría, no les damos mayor importancia, sin embargo, una persona hipocondríaca podría asustarse por síntomas como los latidos del corazón cuando realiza ejercicio físico, llegando a pensar que tiene un grave problema cardíaco.

Este miedo persiste a pesar de que el médico afirma que está todo bien. En ese momento pueden tranquilizarse y respirar hondo, sentir que no hay peligro, pero inmediatamente vuelve a surgir el miedo y con ello las dudas, –este médico no era bueno, o este médico se ha equivocado–, y comienza la preparación para acudir a otra consulta médica y el peregrinaje por múltiples especialistas en búsqueda de un diagnóstico. A este comportamiento coloquialmente se le denomina “doctor shopping” y afecta a más personas de las que se contabilizan en las investigaciones y consultas médicas, por lo que reconocer los síntomas es crucial para su detección y tratamiento temprano.

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¿Qué provoca la hipocondría?

¿Cómo llega una persona a ser hipocondríaca? La mayoría de las explicaciones sobre el origen de la hipocondría reconocen que no hay una causa única, sino una interacción de diferentes variables.

No hay evidencia de que haya una influencia genética, pero el entorno familiar o experiencias traumáticas en la infancia podrían ser cruciales para desarrollar un comportamiento hipocondríaco (Thorgaard, Frostholm y Ras, 2016).

Dos psicólogos de prestigio, Warwick y Salkovskis (1990) nos ofrecen una explicación del desarrollo de la hipocondría:

  • Un aprendizaje o experiencia previa hace emerger creencias erróneas sobre la enfermedad.
  • Estas creencias pueden estar latentes hasta que se produce un incidente crítico que las activa.
  • A partir de ese momento la persona comienza a focalizar su atención en el cuerpo y a encontrar síntomas que antes pasaban desapercibidos.
  • Estos síntomas, aún siendo normales, son interpretados como una posible enfermedad y conllevan mucho malestar y miedo.
  • Las quejas y visitas a los médicos no tranquilizan y a largo plazo aumentan el malestar, que acrecienta la intensidad de estos síntomas.
  • El ciclo se repite aumentando más y más la ansiedad e interfiriendo en la vida de la persona.
Te pongo un ejemplo para que se entienda mejor:

Una persona crece en una familia sobreprotectora muy preocupada por la salud. Suelen acudir frecuentemente a médicos y los temas de conversación tratan a menudo sobre enfermedades y cómo evitarlas.

En ese entorno una persona puede desarrollar la creencia de que preocuparse es bueno para evitar enfermar. La persona puede llevar una vida normal sin problemas de salud hasta que ocurre un incidente crítico: un familiar muere de cáncer. Es en este momento cuando la creencia, que estaba latente, activa pensamientos erróneos y preocupaciones por la salud del tipo –esto también podría sucederme a mí, se podría haber evitado si hubiese ido antes al médico–.

A partir de este momento comenzará un proceso en el que prestará más atención a sus síntomas corporales, cualquier cambio en su cuerpo le alertará y pondrá en marcha estas preocupaciones que serán cada vez más duraderas e intensas.

La posibilidad de estar enfermo es tan real para la persona, que comenzará un peregrinaje de médicos y pruebas que a corto plazo pueden aliviarle, pero solo consigue perpetuar el trastorno.

Este problema podría llegar a afectar a todas las áreas de su vida: la laboral, personal y social, afectar a su economía, y por supuesto también a su salud.

«Las personas con hipocondría sufren emocionalmente. Viven con un miedo excesivo, con una elevada angustia, y con un sentimiento de incomprensión y aislamiento». Ana Luque, psicóloga sanitaria Clic para tuitear

¿Hay un perfil de persona con hipocondría?

Ya hemos explicado anteriormente que la hipocondría tiene un origen multifactorial. No obstante hay factores o rasgos que pueden expresar mayor vulnerabilidad a la hipocondría:

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Te invitamos a ver el vídeo:… «Relato de una obsesión»

Test sobre hipocondría ¿Eres una persona con tendencia hipocondríaca?

Test hipocondría


Este breve test no es un cuestionario clínico baremado o un test de los que utilizamos en la consulta. Es sólo una herramienta de autobservación, que esperamos que sea útil para permitirte valorar y reflexionar sobre el tema de nuestro artículo: la hipocondría.

Recuerda que siempre es conveniente la consulta con un o una especialista cuando emociones o aspectos de nuestra conducta, personalidad o pensamiento, están interfiriendo en nuestro día a día.

Antes de empezar: ¿Te consideras una persona con tendencia hipocondríaca?

Contesta tu grado de acuerdo –en desacuerdo, de acuerdo o muy de acuerdo– con las siguientes afirmaciones:

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Síntomas de alerta. Cómo reconocer la hipocondría

Infografía sobre síntomas de alerta de hipocondría

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Si crees que tienes hipocondría o conoces a alguien que pueda tenerla, estos síntomas te pueden ayudar a reconocerla y a que acudas a un psicólogo o psicóloga para que te pueda confirmar y orientarte.

Vamos a poner un ejemplo: lo que pensaría y haría una persona con hipocondría, con miedo a desarrollar un cáncer de piel:

  1. Preocupaciones constantes sobre la salud: –esta mancha no es normal, podría ser un melanoma–.
  2. Desconfianza en los especialistas de la salud: –me han dicho que no es nada, pero no lo tengo del todo claro–.
  3. Gran alarma por información relacionada con la salud: –el otro día leí en Internet que cada vez muere más gente de cáncer de piel, ¿y si lo que tengo es eso?–
  4. Hipervigilancia del cuerpo y síntomas: varias veces al día toca y mide el lunar por si cambiase de color o forma.
  5. Miedo o ansiedad elevada: de tanto tocarlo ahora esa zona está roja y dolorida –esto es grave, es cáncer–.
  6. Inversión excesiva en tiempo o dinero: –voy a que me lo miren de nuevo. Esta vez iré a un buen dermatólogo–.
  7. Evitaciones: –hoy no iré a la playa, mejor espero a ver qué me dice el médico–.
  8. Reaseguro: –¿será esto normal?, mejor pregunto a ver qué opina mi hermana, que es médico–.

¿Hay algo que te resulte familiar en estos síntomas, en este ejemplo? No dudes en consultar con un o una profesional de la Psicología experta en este tema.

En dificultades emocionales como la hipocondría es conveniente la detección temprana o la prevención, ya que por las características propias de este problema es normal que se agrave y la persona se haga más resistente al cambio.

A todos nos preocupa nuestra salud, pero ¿sabrías identificar cuándo esta preocupación se aproxima a la hipocondría o ansiedad por la salud? Te indicamos 8 señales de alerta Clic para tuitear

La importancia del entorno de la persona con hipocondría

Importancia de la familia para el hipocondríaco

A menudo, con ánimo de ayudar al hipocondríaco, conseguimos el efecto contrario. Y no es sencillo determinar cuál es la respuesta correcta. En ocasiones una atención excesiva a la persona con hipocondría no le ayuda, y en otras el distanciamiento o el menosprecio de sus miedos y preocupaciones genera aislamiento y sentimientos de soledad e incomprensión.

Hay circunstancias en las que vamos a necesitar asesoramiento y ayuda de los especialistas, pero conviene tener en cuenta algunas cuestiones:

Si ante sus quejas nos alertamos, prestamos una excesiva atención a sus síntomas y preguntamos muy a menudo sobre su estado de salud, la consecuencia es que pensará que lo que tiene es real.

Un síntoma de la hipocondría es que se generan pensamientos erróneos del tipo –si se preocupan por mí eso significa que algo grave me pasa–.

Cuando un paciente acude a nuestro centro con este problema, siempre que es posible, hablamos con alguien significativo de su entorno próximo. Es de gran ayuda comprender que algunos comportamientos pueden estar manteniendo el problema.

Es muy importante para la persona con hipocondría la labor de las personas significativas de su entorno. Esta labor puede producir cambios muy positivos, pero es importante saber que para solucionar el problema es fundamental seguir una estrategia y un tratamiento realizado y dirigido por un psicólogo o psicóloga especialista. Esta decisión, sin duda, va a suponer muchos menos sufrimientos en la persona con hipocondría y en su entorno próximo.

¿Puedo resolver sin ayuda mi problema de hipocondría?

Como profesional de la Psicología siempre respondo de un modo parecido a la pregunta: ¿es factible que cada uno de nosotros y nosotras resolvamos, sin ayuda de un psicólogo o psicóloga, un problema o dificultad emocional como es la hipocondría? Mi respuesta es otra pregunta: ¿te has parado a pensar si merece la pena el extraordinario esfuerzo emocional –dudas, incertidumbre, errores…– y el tiempo que invertirás –ensayo y error…– haciéndolo sin la dirección de un psicólogo o psicóloga que aplicará los conocimientos y tratamientos con evidencia científica para resolver con eficacia el problema?

¿Qué ventajas tiene acudir a una consulta psicológica para el tratamiento de la hipocondría?

Un abordaje a tiempo reduce sustancialmente el número de pruebas y visitas médicas, además del estrés que supone enfrentarse cada día a la incertidumbre de tener una enfermedad.

¿Las desventajas? No contar con un adecuado abordaje aumenta el tiempo de incertidumbre y puede llegar a cronificarse. Esto puede solucionarse fácilmente con una adecuada intervención.

Analicemos algunas cuestiones prácticas:

La mayoría de los pacientes que acuden a terapia psicológica han pasado antes por un periplo de consultas y pruebas médicas, que además de ser infructuosas, suponen estrés y una pérdida de tiempo y dinero.
  • VENTAJA: Una consulta psicológica puede ahorrarte estos inconvenientes. En Psicología el análisis y la historia del paciente es primordial para determinar el problema y hacer un buen ajuste del abordaje.
El extendido uso de las redes para consultar sobre problemas de salud proporciona mucha información sobre tratamientos, recetas, consejos… Si no somos expertos no sabremos cuál es el acertado.
  • VENTAJA: En Psicología basamos nuestra práctica en la evidencia de estudios que han demostrado éxito en el tratamiento de la hipocondría, por lo que el psicólogo o psicóloga es la especialista de elección para este problema. En el caso de la hipocondría el enfoque cognitivo conductual es el procedimiento que más apoyo recibe (Cooper, Gregory, Walker, Lambe y Salkovskis, 2017; Olatunji et al., 2014).
Ya has estado en tratamiento pero el problema no se ha solucionado.
  • VENTAJA: Sabemos que hasta un 37% de los pacientes que son tratados van a necesitar tratamiento adicional (Visser y Bouman, 2001), por ello, un objetivo clave en Área Humana es ofrecer un abordaje personalizado e integral, entendiendo que cada caso es único.
A menudo te has sentido ignorado, confuso y frustrado por las reacciones de médicos y familiares.
  • VENTAJA: Un abordaje con éxito parte de una aceptación genuina de tu malestar. Para nosotros y nosotras es vital que te sientas bien, comprendido o comprendida.
Si el problema no es tratado puede llegar a cronificarse y necesitar tratamiento farmacológico.
  • VENTAJA: Si bien es cierto que el tratamiento farmacológico a veces está recomendado, el abordaje combinado con una intervención psicológica es mucho más efectivo.
A menudo dudas de si tus síntomas son debidos a la ansiedad por la salud o son síntomas que debe tratar un médico.
  • VENTAJA: Si acudes a un psicólogo o psicóloga te vamos a indicar en tu caso concreto cuando acudir o no a una consulta médica.
¿Podemos resolver por nosotros mismos la obsesión por nuestra salud, por enfermar? La hipocondría, una artículo imprescindible en un momento en el que la salud se ha convertido en una de las principales preocupaciones Clic para tuitear

Cibercondría: la hipocondría en la red

Cibercondría: la hipocondría en la Red

La cibercondría es la búsqueda incesante en las redes de información relacionada con la salud –enfermedades, síntomas, contraindicaciones, medicación, etc.–.

Las personas que buscan información sobre salud en la red no lo hacen por entretenerse o por curiosidad, sino para buscar los síntomas específicos de la enfermedad que creen tener y así confirmar, o no, el diagnóstico temido.

Aunque pueda parecer algo inofensivo para la mayoría, para una persona con hipocondría estas búsquedas pueden agravar la angustia y las preocupaciones (Starcevic y Aboujade, 2015) y podría llegar a producir otros problemas emocionales que se sumarían al problema inicial, como una fobia específica o crisis de angustia.

¿Es prudente creer lo que Internet nos diagnostica? La denominada cibercondría se ha disparado en el último año. Explicamos por qué la Red puede ser un riesgo para las personas con hipocondría Clic para tuitear

Celebridades hipocondríacas

Tal vez os resulte interesante conocer que algunas celebridades eran hipocondríacas. El estigma que existe sobre este desorden emocional hace que convenga darle normalidad y entender que es posible manejarlo y gestionarlo con el conocimiento y las estrategias de tratamiento adecuados:

Charles Darwin

Charles Darwin nos dejó un gran legado. Esta celebridad padeció una de las más duras formas de hipocondría. Criado en un ambiente opresivo, hijo de un padre iracundo y tiránico y una madre enfermiza, sufrió repetidos cuadros de ansiedad durante toda su vida.

Su educación, la gran presión a la que fue sometido desde su infancia y los cuidados de su esposa e hijos son elementos que podrían haber influido en el desarrollo de su hipocondría.

Woody Allen

El hipocondríaco más famoso. Incluso sus películas hablan de las enfermedades que cree tener. Según él la frase que más le gusta escuchar es: “es benigno”. Aunque se define como un alarmista, su comportamiento podría bien relacionarse con la hipocondría.

Cuenta en una entrevista del New York Times que una vez acudió al hospital por una mancha en el cuello que para él era claramente un melanoma. Después de pasar una hora en la sala de emergencias un joven residente le dijo sarcásticamente: –Tu chupetón es benigno–.

Otras personalidades famosas que parece que tuvieron hipocondría fueron: Marcel Proust, Tennessee Williams y Andy Warhol.

Conclusiones

Las personas que sufren hipocondría interpretan sus síntomas como signo de una enfermedad grave. Frecuentemente son incomprendidas y tratadas como exageradas y alarmistas. Esto supone un doble estigma, no solo por su enfermedad, sino también, por falta de comprensión por parte de los demás.

Entender cómo aparece la hipocondría, cuáles son sus síntomas y el papel del entorno, son claves fundamentales para eliminar el estigma y estar en disposición para afrontarlo.

Es muy importante el abordaje temprano. Esto evitará la ansiedad, el malestar, la pérdida de tiempo y el estrés creciente.

En un desorden como la hipocondría la identificación y valoración de los síntomas es crucial. Determinar el grado en el que los pensamientos obsesivos o rumiaciones sobre la propia salud están interfiriendo en nuestra vida cotidiana, y definir el origen de estos procesos psicológicos, va a ser decisivo para la mejora y solución.

La hipocondría es un problema que, como el dolor crónico o la fibromialgia, generan un elevado malestar emocional –aumentado por la incomprensión que lleva asociado–. El éxito de un tratamiento en hipocondría está muy conectado con la competencia del psicólogo o la psicóloga, y de una buena alianza terapéutica, es decir la relación e interacción entre profesional y el paciente o la paciente que tiene que sentir verdadera comprensión y reconocimiento.

Bibliografía sobre hipocondría

  • American Psychiatric Association (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), 5 Ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Cooper, K., Gregory, J. D., Walker, I., Lambe, S., y Salkovskis, P. M. (2017). Cognitive Behaviour Therapy for Health Anxiety: A Systematic Review and Meta-Analysis – CORRIGENDUM. Behavioural and cognitive psychotherapy, 45(6), 673.
  • Olatunji, B. O., Kauffman, B. Y., Meltzer, S., Davis, M. L., Smits, J. A., y Powers, M. B. (2014). Cognitive-behavioral therapy for hypochondriasis/health anxiety: a meta-analysis of treatment outcome and moderators. Behaviour research and therapy, 58, 65–74.
  • Starcevic, V.; Aboujaude, E. (2015). Cibercondría, ciberacoso, cibersuicidio, cibersexo: ¿”nuevos” trastornos mentales para el siglo XXI? World Psychiatry (Revista Oficial de la Asociación Mundial de Psiquiatría, ed. Esp), 13(1):97-100.
  • Taylor, S., & Asmundson, G. (2004). Treating health anxiety: A cognitive-behavioral Approach. New York: Guilford.
  • Thorgaard M, Frostholm L, Rask C. (2017). Childhood and family factors in the development of health anxiety: A systematic review. Children’s Health Care, 1-41
  • Visser, S., y Bouman, T. K. (2001). The treatment of hypochondriasis: exposure plus response prevention vs cognitive therapy. Behaviour research and therapy, 39(4), 423–442.

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:
Psicóloga Madrid Ana LuqueAna Luque

Psicóloga Habilitada Sanitaria. Especialista en desórdenes emocionales. Experta en Coaching Psicológico. Experta en Altas Capacidades.


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