212018Mar
Crítica constructiva o crítica destructiva. Tú eliges el estilo de tu mirada

Crítica constructiva o crítica destructiva. Tú eliges el estilo de tu mirada

(Tiempo de lectura 11 minutos)

Hay un comportamiento que, aun siendo frecuente, me sigue produciendo sorpresa: la crítica destructiva o negativa. Criticar de una forma negativa a otra persona requiere energía, atención a sus debilidades y errores; es la misma energía que se necesitaría para realizar justamente la acción contraria: identificar los valores de otra persona, mencionar sus aciertos y virtudes, o en todo caso, realizar una crítica constructiva o positiva.

Aun así, escuchar a una o varias personas emitiendo valoraciones y juicios negativos sobre otra, es desafortunadamente más frecuente. ¿Qué hay detrás de la crítica destructiva? ¿Por qué criticamos de ese modo? ¿Somos conscientes realmente del estilo de nuestra crítica? Contestar a estas preguntas significa saber cuándo una crítica es constructiva o destructiva, ¿qué las diferencia? Vamos a hablar sobre el concepto de crítica, aprender a hacer una crítica constructiva, y responder a la pregunta ¿De dónde surge la tendencia a criticar de forma negativa?

El concepto de crítica ¿Qué es una crítica?

Para comprender el concepto de crítica, es fundamental acudir a otro término: la opinión. Muchas veces hemos explicado que nuestros pensamientos, conductas y emociones, están en constante interacción con nuestra experiencia vital. Las experiencias vividas influyen en nuestra manera de percibir la realidad y en nuestra personalidad, pero también nuestro aprendizaje determina la forma de vivir la experiencia. Eso hace que la misma experiencia tenga diferentes significados para distintas personas, incluso puede cambiar el significado dependiendo de nuestro momento vital.

La mirada que hacemos ante las situaciones se encuentra condicionada por nuestros propios valores, que son el “cristal” a través del que miramos y con el que filtramos la información que recibimos del mundo.

Con esto quiero decir que lo subjetivo, la creencia, es consustancial al concepto de crítica, así que podemos afirmar que la crítica es una opinión.

Según la RAE crítica es:

  1. Analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según criterios propios, de la materia que se trate.
  2. Hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o unas tachas suyas.

La primera de las acepciones hace alusión a la crítica como “un proceso”, como “un método” de opinar, mediante el cual se realiza un análisis de una situación concreta y se emite un juicio, tanto positivo como negativo. Pero si nos fijamos en la segunda acepción, se hace referencia a que la crítica es un juicio negativo, que señala de otra persona un error o un defecto.

Etimológicamente, “crítica” proveniente de la palabra “criticus” (del latín, y esta a su vez tomada del griego), que es entendida como la facultad de elegir o discernir. Parece que el origen, una vez más, hace referencia a esa primera definición que nos ofrece la RAE. ¿Cuál crees que es la acepción más habitual? ¿Tendemos a realizar críticas fundamentadas en un análisis pormenorizado de la situación o más bien la utilizamos como un arma con la que defendernos o atacar?

Diferenciando la crítica constructiva de la crítica destructiva

Diferencias entre crítica constructiva y crítica destructiva

Creo que una de las características que determina la diferencia entre crítica constructiva y destructiva –o positiva y negativa– es el objetivo de la crítica. En primer lugar pregúntate ¿Para qué estoy haciendo esta crítica? ¿Qué quiero conseguir con ella?

1. Crítica constructiva o crítica positiva

La finalidad de la crítica constructiva es la de proponer soluciones alternativas a los problemas o defectos que se expongan en la crítica. La principal característica de este tipo de crítica es que debe estar basada en la observación, ser lo más objetiva posible y proponer nuevas vías de actuación para la mejora de una conducta o situación.

El motor para dar a conocer esta opinión es el bien común, la prevención de problemas potenciales y la mejora de formas de afrontamiento.

La crítica constructiva se entiende como una oportunidad de mejora.

Quién emite una crítica constructiva lo hace de una forma asertiva, sin realizar señalamientos de errores; no apunta con el dedo a lo que está mal, sino que pone el acento en el área que puede mejorarse y propone acciones sobre cómo hacerlo. Tiene una proyección futura y es muy concreta en lo que se puede mejorar (por ejemplo, “el segundo párrafo de tu escrito se podría haber redactado mejor, usando más puntos y seguidos, en vez de frases encadenadas que dificultan la comprensión de las ideas”). Quién lo recibe no realiza una interpretación de la crítica como algo personal, sino como un beneficio que proporciona herramientas de mejora para afrontar las situaciones de manera adecuada y con mayor éxito.

La crítica constructiva o positiva trata de ser objetiva, precisa, razonada y propone alternativas.

2. Crítica destructiva o crítica negativa

La crítica destructiva no se centra en la situación, la utiliza como pretexto para dirigirse a la persona, a su identidad, a sus cualidades, para valorarlas y calificar. Su objetivo es establecer un juicio de valor de la persona receptora, en ocasiones infringir un daño u ofensa.

Al contrario que la crítica constructiva, la crítica destructiva no tiene por objetivo mostrar una alternativa de mejora. Podríamos decir que la crítica destructiva se “cierra” sobre sí misma, no abre opciones al aprendizaje.

Si le digo a una persona “eres muy corta“, no le propongo nada sobre lo que reflexionar o entender, en cambio si le digo “al analizar esta cuestión creo que no has tenido en cuenta que…“ estoy proponiendo un aspecto nuevo que considerar, para valorar y aprender.

En el ejemplo, en la primera opción hacemos una afirmación culpabilizadora, en la que se sentencia y se incluye a la persona en una categoría ofensiva e insultante, mientras que la segunda hace referencia a la situación, ofrece una nueva perspectiva y no se centra en el juicio hacia la persona.

La crítica negativa se centra en la conducta pasada, de forma que no ayuda al cambio y utiliza mensajes muy generales, que no dejan claro que ha estado mal realizado (por ejemplo, “eres torpe” o ”lo has hecho todo mal”).

La crítica destructiva o negativa es indefinida, genérica, enjuicia, se centra en el pasado y no propone alternativas para el aprendizaje.

6 motivos que no facilitan un estilo de crítica constructiva

Motivos por los que no hacemos critica constructiva

¿Por qué nos cuesta realizar una crítica constructiva o crítica positiva?

La crítica destructiva o negativa es un mecanismo de respuesta a pensamientos y emociones que no sabemos manejar adecuadamente. Pero es una respuesta desadaptativa e ineficaz. En general nos deja una sensación de tristeza y culpabilidad.

Algunos de esos pensamientos, emociones y variables individuales que disparan este estilo de conducta son:

    1. Sentimientos de insatisfacción: cuando no se está conforme con la propia vida, en vez de afrontar las dificultades, se usa la crítica como “escudo protector” señalando los defectos de los demás para tener la falsa sensación de que los otros o “el mundo” también están errados. Este mecanismo es lo que llamamos atribución externa: lo malo que nos sucede tiene que ver con algo externo. Os interesará el artículo de Julia Vidal sobre la queja, que conecta y explica muy bien este punto.
    2. Necesidad de atención y búsqueda de aprobación: existen ocasiones en las que, cuando las personas se sienten poco importantes o tienen baja autoestima utilizan la crítica para minusvalorar a los demás y así parecer más interesantes o llamar la atención. En ocasiones, la necesidad de aprobación o de encajar en un grupo social, impulsa a usar la crítica hacia otras personas para ser del agrado de ese grupo al que se quiere pertenecer. En el artículo de Marta Giménez sobre la necesidad de aprobación nos explica este estilo de conducta
    3. Sentimientos de envidia o celos: cuando otra persona ha conseguido algo a lo que también se aspira, en vez de elogiar el logro y aprender para alcanzarlo, se puede caer en la crítica negativa.
    4. Perfeccionismo: a veces trasladamos un exceso de autoexigencia a los demás, haciéndoles partícipes de un estilo muy inflexible. Se es demasiado exigente y poco tolerante con los errores en los demás porque también lo somos con nosotras o nosotros mismos.
    5. Proyectar en otra persona nuestra propia personalidad: la crítica destructiva es, en ocasiones, una proyección, un reflejo de nuestras propias autovaloraciones. Criticamos en otra persona algo que no somos capaces de aceptar o de manejar en nosotras o nosotros mismos, y que nos puede hacer sentir culpables o poco capaces. (Por ejemplo decir de otra persona: “No tienen ningún respeto por los demás, siempre llega tarde”, podría expresar el modo en el que valoramos nuestra propia impuntualidad, indicando un sentimiento de culpabilidad que no logramos resolver).
    6. Obtener un beneficio: en ocasiones, menoscabar la reputación o la buena imagen de otra persona puede tener ganancias secundarias. Este mecanismo puede formar parte de una tendencia habitual de la conducta de algunas personas, que utilizan la crítica destructiva o crítica negativa, para competir en ámbitos laborales o sociales.

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Las 7 principales consecuencias de la crítica destructiva para la persona que la realiza

7 consecuencias de la crítica destructiva

Infografía sobre crítica destructiva

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¿Cómo nos perjudica el estilo de crítica destructiva o negativa? Emitir una crítica destructiva o negativa de manera reiterada no sólo perjudica la persona receptora de las críticas, la repercusión es mayor en la persona que hace la crítica, tiene en ella un impacto nocivo a largo plazo.

  1. Insatisfacción crónica. La atención selectiva y frecuente hacia los problemas de los demás provoca un reflejo en la persona de esos mismos problemas y malestar, en los que se enfoca.
  2. Sentimientos de frustración e indefensión . La persona se centra en criticar la vida de los demás y señalar sus errores, y desatiende su propia vida, lo que necesita y a lo que aspira personalmente.
  3. Falta de crecimiento personal. Invertir nuestra energía en criticar a otras personas, nos deja sin el necesario estímulo para cambiar y mejorar nuestra vida, salir de nuestra “zona de confort”, afrontar nuevos retos, proyectos y objetivos personales.
  4. Dificultades en las relaciones sociales. Un estilo de conducta basado en la crítica destructiva nos aleja de los demás.
  5. Dificultades laborales. Es muy complicado trabajar en equipo con una persona con tendencia a la crítica destructiva. Esto puede limitar y condicionar nuestro desarrollo profesional.
  6. Baja empatía. La empatía es una cualidad esencial en las relaciones interpersonales, y es un valor que no puede convivir con la tendencia a la crítica destructiva.
  7. Impulsividad y falta de autocontrol. La tendencia a la crítica destructiva fomenta el bajo autocontrol y se relaciona con un exceso de impulsividad y reacciones inadecuadas.
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Aprender a realizar una crítica constructiva

Realizar una crítica constructiva requiere de una habilidad social muy importante: la asertividad. Os aconsejo que leáis el artículo de Marta de la Fuente: «Soy así, no se decir que no. No se nace asertivo… la asertividad se alcanza», o el de Julia Vidal: «La Asertividad una habilidad decisiva en la disminución del estrés laboral», para comprender la importancia y alcance de esta habilidad social.

Entrenamiento en Habilidades Sociales. Curso AvanzadoLa asertividad forma parte de las habilidades sociales, estas son un conjunto de destrezas, que se aprenden y entrenan, y que nos facilitan desenvolvernos con naturalidad y fluidez en las relaciones interpersonales. Expresar nuestra opinión, saber decir «no» sin generar conflicto o tensión, o ser capaces de hacer o recibir críticas, son algunas de las aptitudes que se adquieren en los entrenamientos en Habilidades Sociales.

No quiero extenderme, pero sí mencionar algunas de las técnicas que pueden ayudarnos a realizar una crítica constructiva:

  1. El uso del lenguaje no verbal. Es importante que nuestro cuerpo contribuya a enviar el mensaje correcto cuando se realiza una crítica. En este sentido es necesario tener en cuenta, además del lenguaje verbal, lo que expresamos a través de nuestros gestos, de nuestro lenguaje corporal –la postura del cuerpo, nuestra manos, la mirada…–
  2. Técnica del sándwich. Es una técnica muy eficaz a la hora de hacer críticas constructivas o solicitar un cambio de conducta. Consiste en comenzar diciendo algo positivo, intentando crear un ambiente relajado, empatizando con el interlocutor. A continuación, verbalizamos la crítica, la petición de cambio, y terminamos como empezamos, mencionando algún aspecto positivo de la persona.
Realizar una crítica es un mecanismo habitual en las relaciones interpersonales y una de las más valiosas habilidades sociales, pero ¿sabes cómo hacer una crítica de forma constructiva? Clic para tuitear

Conclusiones sobre la crítica constructiva

Es importante a la hora de realizar una crítica constructiva elegir el momento adecuado para ambas personas. No hacerla cuando las emociones están en su estado más intenso (enfado, tristeza, resentimiento…) o cuando se emita el mensaje de manera impulsiva o la persona receptora no esté en actitud de escucha. En ocasiones es mejor aplazar el momento para realizar la crítica constructiva, pero sin esperar demasiado tiempo desde que se produjo la conducta o situación objeto de la crítica.

Cuando se emite una crítica constructiva es conveniente hacerlo de un modo específico, centrándose en la situación, en el acontecimiento, y no aludir o sacar temas del pasado o conectar con otras cuestiones. Es mejor ir paso a paso, resolver esa situación creará un adecuado clima para afrontar otras cuestiones en otro momento. Tratar de resolver todas las diferencias aprovechando la situación, desemboca en confusión y frustración.

Una crítica es una opinión, y ha de ser oportuna, reposada, expresarse con sensibilidad y empatía, ser específica y centrarse en los hechos y no en la persona Clic para tuitear

La habilidad para realizar una crítica constructiva requiere de flexibilidad y oportunidad, como decía Unamuno: “No debe mirarse a las estrellas con un microscopio y con un telescopio a un microbio” (“infusorio” en la cita original).

La crítica es una parte esencial en las relaciones interpersonales, es un instrumento que, adecuadamente utilizado, nos permite aprender y conocer dónde propiciar cambios y mejoras. “La mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa, sino a la libertad de juicio”. Fernando Sánchez Dragó

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:

Beatriz Piñas

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