Gestión Emocional: Una puerta abierta a la Salud Laboral

Gestión Emocional: Una puerta abierta a la Salud Laboral

(Tiempo de lectura 10 minutos)

Vivimos en un mundo en constante evolución. La tecnología transforma a las empresas y organizaciones, y es en el ámbito laboral donde se aprecia un mayor cambio. Nuevas demandas de innovación y aprendizaje exigen de las personas habilidades y capacidades para adaptarse a la nueva realidad laboral. Nunca se había hablado tanto del término Empresa Saludable, y el concepto de Salud Laboral adquiere en nuestro días una enorme relevancia. No obstante, al hablar de Salud, cada vez tenemos más en cuenta uno de sus componentes esenciales: la Salud Emocional.

Puede afirmarse con rotundidad que no podemos hablar de salud laboral sin considerar como elemento necesario el bienestar emocional.

El componente emocional de la Salud Laboral

La innovación y el cambio son consustanciales a las empresas modernas. Pero estas dinámicas de las organizaciones constituyen fuentes potenciales de dificultades emocionales y en especial de estrés laboral, para las personas que las forman.

La gestión emocional, entendida como el conjunto de habilidades para adaptarse y afrontar los cambios y dificultades, constituyen un activo valioso y necesario del que debemos dotar a las trabajadoras y trabajadores.

Las actividades laborales y profesionales ocupan una parte importante de la vida de las personas y por tanto es un factor relevante en su bienestar psicológico, físico y social (Organización Mundial de la Salud, 2010).

“Aprender a gestionar nuestras emociones y utilizarlas para favorecer el desarrollo de nuestras tareas, mantener la motivación, generar un clima agradable en nuestras relaciones interpersonales en el trabajo, son clave para prevenir el desgaste profesional, el estrés laboral y potenciar nuestro desarrollo profesional y personal”.

Programas de Salud Laboral: Empresa Saludable

Programas de Gestión Emocional en Salud Laboral

En mi experiencia en el ámbito de la Psicología, tanto en el contexto privado como en la consultoría de empresa para la promoción de la salud psicológica, la implementación de programas y acciones en las empresas y organizaciones es fundamental.

Estos programas de salud laboral orientados a favorecer procesos y desarrollo de habilidades para la gestión emocional, son una inversión fundamental y necesaria, no sólo para conseguir los objetivos deseados a nivel de rendimiento y productividad, sino también para que esto se consiga de un modo saludable psicológica y emocionalmente, y que además permita el desarrollo de potencialidades y capacidades que incrementen el bienestar de las personas y las organizaciones.

Sabemos que la interacción entre distintos aspectos individuales de las personas (motivaciones, expectativas, habilidades para hacer frente a los obstáculos, para manejar las emociones displacenteras, características de personalidad…) y del entorno laboral, constituyen claves importantes para la salud psicológica y el bienestar laboral (Organización Mundial de la Salud, 2017).

Bajo la denominación de Empresa Saludable: Gente sana, empresa sana, se observa una creciente implementación de programas de promoción de la salud laboral (PSL), que surge ya hace 20 años en Luxemburgo, y que se recoge en la Declaración de Luxemburgo (1997), con el objetivo de aunar los esfuerzos de empresas, organizaciones y personas para potenciar recursos personales para hacer frente a las demandas y desafíos actuales en el contexto laboral.

Cada vez son más las empresas, especialmente las grandes empresas, que son conscientes de que su contribución y responsabilidad corporativa social es promover la salud y mejorar los lugares de trabajo. Además, hay evidencia de que un ambiente sano y positivo beneficia a las empresas y mejora sus resultados (Peiró y Rodríguez, 2008).

No obstante, y tal como se desprende del último informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (2018), se observa que todavía predominan las actuaciones orientadas a la prevención de riesgos tradicionales, y aún es necesario mejorar las acciones en materia de salud o factores psicosociales, especialmente aquellas que afectan a la salud psicológica o mental (OSHA, 2017).

'Las competencias emocionales son decisivas. Las acciones en materia de Salud Laboral no se entienden sin la gestión emocional como pieza esencial' Marta Giménez. Doctora en Psicología Clic para tuitear

Salud Emocional y Salud Laboral: El necesario equilibrio en las modernas organizaciones

En la actualidad, los riesgos psicosociales laborales como el estrés laboral y el desgaste profesional (burnout), se relacionan con el incremento de demandas de índole psicológico y emocional.

La necesidad continua de adaptación a cambios tecnológicos, proyectos, equipos de trabajo, suponen un mayor esfuerzo mental y emocional.

Estos cambios han supuesto un incremento del número y complejidad de las interacciones personales derivadas de trabajar en coordinación con personas en distintas partes del mundo, distintos usos horarios, idiomas, culturas organizativas y clientes.

Estas tareas implican el uso de habilidades y competencias emocionales que serán claves tanto en la percepción de estrés, capacidad de organización, solución de problemas y percepción de autoeficacia.

Recientes investigaciones indican que la percepción de alta motivación y satisfacción laboral, unido a bajos niveles de estrés percibido, predicen los resultados de salud laboral o bienestar laboral (Luceño-Moreno, Talavera-Velasco; Martín-García y Escorial-Martín, 2017).

Un concepto surgido dentro del contexto de las organizaciones saludables: el capital psicológico, se relaciona con las fortalezas y capacidades de las personas para mejorar el desempeño de sus competencias dentro del contexto laboral e incluye percepción de autoeficacia, optimismo, esperanza y resiliencia.

Lograr estas cotas de bienestar psicológico y satisfacción laboral pueden prevenir el desgaste profesional (Gómez-Perdomo, Meneses-Higuita y Palacio-Montes, 2018).

Riesgos emocionales en la Salud Laboral

Riesgos emocionales en la Salud Laboral

El estrés es un proceso psicofisiológico que tiene el objetivo de movilizar recursos emocionales, mentales y comportamientos, para hacer frente a demandas internas o externas. En si mismas las respuestas de estrés son respuestas para la adaptación, sin embargo, cuando existe una percepción de sobrecarga, incontrolabilidad o falta de recursos para hacer frente a estas situaciones de manera exitosa, se acompaña de respuestas emocionales displacenteras. (Comisión Europea 2002, citado por Jiménez et al. 2010).

En este sentido, Jiménez y Báez (2010) en su extenso trabajo sobre factores psicosociales, realizado para el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), nos permiten concretar de manera sintética las principales características relacionadas con el malestar emocional en el trabajo y que da lugar a numerosas consultas de asesoramiento psicológico.

3 situaciones frecuentes de malestar emocional en el trabajo

  1. El estrés laboral. Hace referencia a un patrón de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y de comportamiento, ante ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido del trabajo, organización del trabajo y el medio ambiente de trabajo. Es un estado caracterizado por niveles elevados de excitación y de respuesta y la frecuente sensación de no poder afrontarlos y, por tanto, con consecuencias para la adaptación.
  2. El desgaste profesional. Es el resultado de un proceso de estrés crónico laboral, en el que predomina un estado de agotamiento emocional y de fatiga que se traduce en una pérdida de motivación y desvalorización de las tareas laborales. A diferencia del estrés laboral, aparece cuando previamente se ha estado motivado para el trabajo y se inicia un desgaste progresivo de los propios recursos sin que se haya producido una recuperación de estos.
  3. Trabajo emocional. Otro de los riesgos psicosociales está relacionado con las elevadas demandas emocionales derivadas de la atención al cliente, cuando los servicios son cada vez más amplios, más complejos –foros, redes sociales, etc.– y más competitivos. (Gracia y Martínez 2004).

Se pone de manifiesto la necesidad de las personas de adquirir un elevado autocontrol y capacidades de gestión emocional para atender a las expectativas de las nuevas formas de relación comercial entre las empresas y sus clientes.

En relación a este último punto, el trabajo emocional, el alcance y la gravedad de las consecuencias para la Salud Laboral de las personas, dependerán de la frecuencia, del tipo de emociones empleadas y de las estrategias de control utilizadas.

Por ejemplo, tratar de mostrar emociones contrarias a las que se sienten, se relaciona con mayor desgaste emocional y bajo rendimiento, a la vez que la supresión emocional incrementa percepción de estrés y ansiedad. Mientras que un trabajo más profundo en regulación emocional puede contribuir a algunos efectos positivos, como la mayor satisfacción personal y percepción de logro personal, a la vez que puede contribuir a la generación de emociones agradables y por tanto a mejor clima laboral (Jiménez et al., 2010).

La brújula emocional en el ámbito laboral

El entrenamiento en habilidades para la gestión emocional puede enfocarse desde distintas perspectivas en función de los contextos y necesidades de las personas.

El Área de Educación Emocional de nuestro Centro, desarrolla programas, como el Programa de Entrenamiento en Autorregulación Emocional, que representan propuestas de corte transdiagnóstico, para abordar elementos comunes en la prevención y solución de las dificultades emocionales y la mejora sostenida de la Salud Laboral.

También desarrollamos programas específicos dirigidos a la adquisición de habilidades psicológicas y recursos emocionales, valiosos y necesarios en contextos laborales de elevada exigencia profesional (Hablar en Público, El Arte de Comunicarse, Habilidades Sociales Avanzadas…).

La Gestión Emocional: Las 4 fases

4 fases en la gestión emocional

Las habilidades que componen la inteligencia emocional constituyen un método que pueden orientarnos para conseguir un equilibrio inteligente dirigido a la consecución de metas personales y laborales. Siguiendo la propuesta de Mayer y Salovey (1990) serían:

1. Percepción emocional

La aceptación y apertura a las experiencias emocionales nos permiten identificar las emociones y atenderlas de manera adecuada, ya que ellas contienen información sobre acontecimientos importantes para la persona que las experimenta (tanto internos como externos).

Esto mejora la capacidad para identificar con mayor precisión nuestras propias emociones y las de los demás, además de favorecer una comunicación y expresión eficaz de esas emociones.

2. Aplicación emocional

Utilizar las emociones y propiciar un estado de ánimo adecuado para la situación o tarea a realizar.

Nuestras emociones influyen en la forma de pensar y actuar, dirigen la atención y preparan para la acción, guían nuestro flujo de pensamientos en la solución de problemas y por tanto nos permiten utilizar nuestras emociones en consonancia con nuestras metas.

3. Comprensión emocional

Descubrir el significado de nuestras respuestas emocionales, ya que no son fenómenos aleatorios, sino que tienen una serie de causas subyacentes.

Las emociones cambian siguiendo una serie de reglas. Conocer y comprender nuestro vocabulario emocional nos permitirá hacer predicciones sobre cómo reaccionaremos emocionalmente y hacer prevención de esas reacciones.

4. Manejo emocional

Las emociones contienen información e influyen en el pensamiento, por este motivo, la habilidad para incorporarlas en nuestro razonamiento y tenerlas en cuenta, respecto a nuestras interpretaciones, percepción de problemas y conductas impulsadas por ellas, nos permitirá utilizar estrategias de regulación emocional beneficiosas. Asimismo, el manejo emocional nos permite entender y sintonizar con las emociones de otras personas y contribuir a regular emociones de los demás, a través de la empatía, escucha activa y una comunicación eficaz.

9 objetivos para mejorar los aspectos emocionales en el ámbito laboral

Infografía 9 objetivos en salud laboral

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Entrenar habilidades para la gestión emocional forma parte de las buenas prácticas para la prevención y promoción de la salud laboral. Os proponemos 9 objetivos básicos:

  1. Incrementar la percepción de control sobre los aspectos que dependen de uno mismo o de una misma.
  2. Incrementar la autoeficacia personal, es decir, la confianza en las propias capacidades y habilidades a la hora de ejecutar una tarea desafiante.
  3. Reforzar los avances y logros. Enfocarse en los procesos y en los avances, en lo conseguido, para perseverar en las metas a pesar de los obstáculos.
  4. Fomentar el optimismo realista, que permite estimular estados emocionales orientados a la construcción y desarrollo, basado en expectativas positivas hacia el futuro.
  5. Favorecer la recuperación tras períodos de alta exigencia y prevenir el desgaste derivado de una inadecuada planificación de tareas y descanso.
  6. Facilitar la generación de emociones placenteras y acordes a las tareas a realizar.
  7. Favorecer habilidades de comunicación, al ampliar el conocimiento de las emociones y su influencia en el pensamiento y las conductas.
  8. Manejar estrategias beneficiosas para la reducción de respuestas emocionales displacenteras, favoreciendo conductas saludables y pensamientos facilitadores de cambio cognitivo.
  9. Incrementar la confianza en la capacidad para sobreponerse a situaciones adversas, ante los conflictos, la incertidumbre o el fracaso.

El trabajo es una parte consustancial de nuestra vida, no sólo porque ocupa una porción elevada de nuestro tiempo, sino porque en él, se sustentan conceptos tan importantes para la persona como la autoestima, la valía o la competencia. Además, gran parte de nuestras interacciones personales se producen en el ámbito laboral: discutimos o amamos en ese mismo contexto. Todo nos informa de que para disfrutar de la vida es fundamental disponer de una buena salud laboral, algo imprescindible para lograrla es disponer de las necesarias habilidades y recursos para gestionar nuestras emociones.

Las capacidades emocionales se entrenan y se desarrollan, no son fruto del azar, sino consecuencia del conocimiento y del esfuerzo.

Autora

Psicóloga Madrid. Marta GiménezMarta Giménez

Doctora en Psicología. Psicóloga Sanitaria. Especialista en Perspectiva de Género y Salud Emocional. Directora del Área de Investigación e Innovación de Área Humana.

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