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¿Cómo sé si tengo inclinación a la dependencia emocional? 6 preguntas y respuestas para saberlo

¿Cómo sé si tengo inclinación a la dependencia emocional? 6 preguntas y respuestas para saberlo

(Tiempo de lectura 8 minutos)

Te propongo un ejercicio, un improvisado «test» de dependencia emocional. Dibuja una línea horizontal en un papel señalando el punto central de la línea. Pon una cruz en el lado izquierdo de la línea cuando recuerdes momentos de tu relación de pareja en los que compartir más o menos tiempo juntos, tener más o menos información sobre lo que está haciendo en cada momento, conocer sus sentimientos hacia ti y vuestra relación… no hayan influido apenas en cómo te sentías y cómo reaccionabas. Pon la cruz más alejada del punto central cuanto más intensas hayan sido estas actitudes.

En el lado derecho de la línea, pon una cruz por cada momento en el que tu relación de pareja se hubiera convertido en la única fuente de seguridad, autoestima y bienestar para ti; tal es así que hubieras ido renunciando a otros aspectos antes importantes en tu vida, considerando que eran menos necesarios que aquello que servía para cuidar lo que realmente te iba a hacer feliz: mantener tu relación. También pon la cruz más alejada del punto central cuanto más extremas hayan sido estas actitudes

Test de dependencia emocional

1. ¿Qué es ser dependiente emocional? Dependencia emocional: ¿Ser, no ser o cuestión de grado?

Ser dependiente emocional es una cuestión de grado. Todos estamos expuestos a serlo en algunos momentos o en algunas relaciones de pareja. Hablamos de dependencia emocional, normalmente, y siguiendo con nuestro ejercicio, cuando encontramos actitudes que están en el extremo derecho de la línea y muy alejadas del centro. Ninguno de ambos extremos conduce al bienestar individual ni al de la pareja: ni el desapego que expresaría el extremo izquierdo, ni la dependencia emocional que representa el extremo derecho.

Un ejercicio de autoevaluación interesante consiste en poner una cruz donde creemos que está el grado de “dependencia emocional ideal”, y una segunda cruz donde creemos que estamos realmente uno mismo. Si ambas cruces están ampliamente separadas, algunos aspectos personales y de pareja merecen la pena ser trabajados. A esto, podemos añadirle el colocar distintas cruces que representen distintas relaciones de pareja que hemos podido tener durante nuestra vida. Es muy interesante ser conscientes de cómo ha variado este grado de dependencia a lo largo de nuestra vida afectiva, la tendencia con el paso del tiempo hacia uno u otro extremo puede darnos muchas claves de nuestra personalidad y de los aspectos a trabajar para nuestro desarrollo emocional.

2. ¿Todos podemos llegar a ser dependiente emocional?

Sí, todos podemos estar en una relación de dependencia emocional. Podemos acercarnos a ese extremo en el que la mayor parte de nuestro bienestar emocional pasa a depender de otra persona. Momentos de grandes necesidades emocionales e inseguridades –que pueden surgir por distintos factores– son especialmente proclives a despertar nuestras vulnerabilidades dependientes. Sin embargo, también hay que resaltar que hay personas que, por su propia personalidad, están especialmente predispuestas a establecer estos vínculos de dependencia emocional en sus relaciones.

3. ¿Cómo se si tengo una personalidad proclive a la dependencia emocional?

De inicio, no te juzgues si algunos aspectos de ti concuerdan con una personalidad de dependiente emocional, valóralo como una posibilidad que merece la pena “explorar”, ver en qué modo te ayuda, en qué modo te perjudica, y si merece la pena flexibilizar o cambiar algunos aspectos. Dicho esto, este tipo de personalidades, llevan a algunas personas a, “misteriosamente”, no haber tenido, desde su primera relación sentimental, prácticamente ninguna época satisfactoria estando sin pareja –formal o informal–.

La dependencia emocional suele darse en personas que encuentran poco sentido a la vida si no es estando dentro de una relación. Pueden tener dificultades para ilusionarse y disfrutar de épocas, actividades o proyectos individuales, e incluso simplemente de momentos esporádicos de soledad, si no es bajo la “base de tranquilidad y satisfacción” que les proporciona el saber que están vinculados a alguien en una relación de pareja.

Si en algún momento en su relación surge un conflicto, suelen buscar otras figuras de protección o seguridad como principal forma de afrontar las grandes dificultades emocionales que esto supone. Tienden a buscar siempre la armonía con los demás y a estar muy atentas a las necesidades y deseos de su pareja y de las personas que le rodean, bajo la creencia –errónea– de que “el otro” ha de hacerse cargo y responsabilizarse del bienestar de “uno mismo” y viceversa.

Pueden presentar también dificultades para tomar decisiones y buscan el consejo continuo de alguna persona que les permita liberarse de la angustia que les produce la posibilidad de equivocarse.

En el extremo más disfuncional de estos patrones de personalidad, se convierten en personas muy demandantes y exigentes hacia su pareja bajo el lema cognitivo: ¿cómo puedes decidir hacer esto –aunque tengas derecho a ello–, sabiendo que al hacerlo me dejas aquí pasándolo así de mal?, y muy dañinas hacia sí mismas: no sé manejar mi rabia, mi miedo, mis celos, mi inseguridad… y precisamente por ello puede que yo mismo –o misma– contribuya a mi mayor miedo: que mi relación se deteriore, dejar de estar en pareja sería algo terrible, por lo que aunque esté sufriendo, he de mantener la relación a toda costa.

4. ¿Qué puedo hacer para trabajar mis “impulsos de dependencia emocional”?

No hay normas universales para trabajar la dependencia emocional. El mejor camino es conocerse bien y saber cuándo y en qué momentos se activan tus patrones dependientes, y en qué momentos eres más hábil gestionándolos. Para esto, una buena evaluación de tu personalidad y de la situación concreta que estás viviendo, por parte de un profesional de la psicología, es fundamental. Con ello, ya eres capaz de saber qué te pasa realmente y responder a preguntas como ¿por qué no soy capaz de no llamar o pensar en esa persona descontroladamente si luego me siento peor?, ¿por qué esta temporada estoy especialmente celoso o celosa?, ¿por qué cada vez tengo menos ganas de ver a otros amigos o amigas o hacer otras cosas que no sea estar con mi pareja? o ¿por qué me da rabia y lo paso mal cuando mi pareja tiene planes que no me incluyen?. Cuando sepas el por qué, esto te dirigirá hacia las herramientas que puedes aprender para manejar estas situaciones de otra forma, para llevar las cruces más a la izquierda.

5. ¿Puedo hacer algo para ser menos dependiente emocional? Guía anti dependencia emocional

Algunas de las herramientas generales que pueden ayudarte son:

  • Demora tus necesidades hacia tu pareja. Aprende a no llamar, buscar, estar con él o ella instantáneamente y en cada momento en que percibes esa necesidad. Entrénate en demorar en ocasiones tus impulsos de cercanía o seguridad hacia él o ella. Así trabajarás internamente la diferencia entre “querer enormemente”, y “necesitar enormemente”.
  • No vivas a expensas de que ella o él te diga si puede o no hacer algo contigo. Ten iniciativa en planes propios que harás y disfrutarás independientemente de si los haces solo o sola, en pareja o con otras personas.
  • Revisa tus pensamientos y creencias, porque tu forma de pensar quizás te está jugando una mala pasada. Con la intención inicial de ayudarte, tus pensamientos pueden estar confundiéndote. “Echa un vistazo” porque si te percibes muy dependiente, pueden estar activos pensamientos que es necesario trabajar y cambiar, como por ejemplo: No podría soportar que me dejara. Mi vida se derrumbaría si me dejara por otra persona. Ya no sé vivir si no es estando con ella o con él. Toda mi vida es él o ella. Es terrible que alguien a quien quieres te rechace y te abandone
  • Recuerda tu vida cuando no estabas con esa persona. Conforme estés más cerca del extremo dependiente emocionalmente, más difícil será que la memoria te deje recordar aspectos positivos de ti y de tu vida cuando aún ni conocías a tu pareja. Aunque esos aspectos existieron, sólo podrán ayudarte si haces un esfuerzo en recordarlos y traerlos al momento presente.
  • Atiende y saborea el resto de los aspectos que existen en tu vida, fundamentalmente otras personas también importantes además de tu pareja, empezando por ti mismo o ti misma. Vuelve a disfrutar de tu espacio personal, dale importancia, enriquécelo.

6. Aun leyendo lo anterior, no se en que grado soy dependiente emocional, y no se si podría cambiar

En todas las personas, y especialmente en algunas con el tipo de personalidad que hemos descrito, existe la vulnerabilidad que nos puede dirigir hacia al extremo derecho de la línea que describíamos al inicio. Buscar ayuda profesional es una oportunidad para conocerte y cambiar aquello que desees. Si te ves reflejada o reflejado en algunos aspectos de este tema, pero no estás seguro de que ello pueda considerarse un problema, puedes recibir información más personalizada sobre tu caso concreto mediante una entrevista en nuestro centro o algún otro centro especializado. Aceptar con entereza que mi pareja no puede ser la única, y en ocasiones, la principal fuente de seguridad y bienestar en nuestra vida, nos ayuda a establecer relaciones más plenas, sanas, divertidas, adultas, y a construir autoestimas más adecuadas y estables.

Relación tóxica testOs invito a realizar el test que ha preparado mi compañera, la psicóloga Natalia Franco, en su artículo sobre las «relaciones tóxicas»

Editorial

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Han colaborado en el contenido:

Psicólogos Madrid José SerranoJosé Serrano

Psicólogo Sanitario. Especialista en Psicología Clínica. Experto en trastornos del estado de ánimo, estrés y ansiedad.

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