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Relato de una obsesión

(Tiempo de lectura 11 minutos)

Un cuento corto de José Serrano, una metáfora sobre cómo funciona una obsesión

Vivía sola en el centro de la ciudad. Era una mujer callada. Regaba sus plantas todos los días, y sólo algunos, salía a pasear por el parque que había justo en frente. Recibía pocas visitas en su inmaculada y ordenada casa. Tenía mucho miedo de recibir a las personas equivocadas, y por ello, revisaba todos los días una lista con las futuras visitas.

Un día llamaron a la puerta. –¡Vaya! Hoy no tengo a nadie anotado –pensó alarmada. Se asomó por la mirilla. No le agradó el aspecto del inoportuno visitante. De inmediato lo consideró un intruso. El hombre se dio cuenta de que había alguien dentro y empezó a llamar más fuerte, con insistencia. Ella se asustó, se apartó de la puerta, comprobó los cerrojos. Lo hizo varias veces. Siguió callada. Con sigilo, aseguró las ventanas y desconectó el teléfono.

Ya no golpeaban a la puerta. –¿Se habría ido? –Se calmó un poco.

No le contó a nadie lo que había sucedido. Anuló algunas visitas que tenía programadas en los días siguientes.

Desde ese día, a veces sentía que alguien respiraba al otro lado de la puerta. Las ventanas de la casa estaban ya siempre cerradas, las persianas bajadas. Empezó a dejar de cuidar las plantas. Anuló todas las visitas. –¿Y si se cuela en alguna de ellas? ¿Y si consigue mi teléfono y me llama? –Dejó desconectado el teléfono.

Después de unos días, en los que parecía que había vuelto algo de calma al otro lado de la puerta, se atrevió a levantar algunas persianas de su habitación para que el sol llegara a sus moribundas plantas. Estaba mirando con desconfianza a través de la ventana, cuando escuchó ruidos en el salón. –¿Eran pasos? ¡Dentro! –Su corazón empezó a latir con fuerza, su respiración se agitó tanto que casi no le daba tiempo a coger aire, su estómago se cerró con fuerza y su cuerpo se dobló.

–¡Está dentro! ¿Pero cómo se había colado? ¿Quién era? ¿Un ladrón? ¿Un obseso? –Desde su habitación no veía el salón, pero en su imaginación era capaz de ver al intruso, grande, amenazante… en su propia casa.

Cientos de preguntas retumbaron en su cabeza, aunque una se apoderó de su pensamiento –¿Qué tengo que hacer para que se vaya? ¿Qué tengo que hacer para se vaya? ¿Qué tengo que hacer para que se vaya?

Siguió en la habitación, callada y muy quieta. Pasó el tiempo, las horas, los días…

Hasta que, cansada de tanta angustia y miedo, salió con paso decidido hacia el salón, puso dos tazas de té sobre la mesa, y preguntó en voz alta –¿Usted va a tomar también té? –Esperó la respuesta. Respiró. Y por fin se sintió tranquila. Sabía que nadie iba a responderle.


🔊 Audio podcast: “Relato de una obsesión”

Comprendiendo cómo funcionan las obsesiones

Una historia inquietante, ¿verdad? ¿Has sentido sensaciones parecidas?

Las obsesiones afectan a muchas personas, las viven con la angustia y el sufrimiento que he tratado de transmitir en el relato.

Piensa en algo que alguna vez te haya obsesionado. Sabrás que es una obsesión, que va más allá de una mera preocupación, porque te genera pensamientos, impulsos o imágenes de forma recurrente, y aún comprendiendo que son producto de tu mente, y del esfuerzo que haces en tratar de ignorarla, la obsesión permanece ahí, se resiste a desaparecer.

Te pongo un ejemplo. Un día que estás viendo a tu pareja tratando de una forma amable y cercana a otra persona, puede aparecer la duda sobre si ese momento significa algo más que una expresión de cordialidad, incluso podría asaltar a tu mente la idea de que tu pareja esté flirteando o coqueteando. Pero si vives en una continua avalancha de imágenes o pensamientos sobre una posible infidelidad de tu pareja, o en un continuo impulso de análisis o comprobación acerca de la forma que tiene tu pareja de relacionarse con otras personas, entonces, te estás obsesionando.

Conocer los componentes de una obsesión y comprender el funcionamiento del proceso obsesivo, son esenciales para afrontarlo. José Serrano, psicólogo experto en trastornos del estado de ánimo Clic para tuitear

Componentes de una obsesión

Afrontar la obsesión

Piensa en algo que te haya obsesionado. La obsesión es cuestión de grados, en mayor o menor grado todos hemos pasado por momentos obsesivos. Sabrás que era un proceso obsesivo porque te daba miedo, deseabas no pensarlo y a la vez, no podías evitar que asaltara tu mente una y otra vez. ¿Lo tienes?

Ahora recuerda el relato, vamos a tratar de identificar algunos de sus significados.

  • La casa podría ser tu propia mente, concretamente la parte consciente, voluntaria. Tienes una “lista de invitados”, es decir, las cosas que planificas dejar entrar en tu mente.
  • Una casa inmaculada representa una consciencia excesivamente rígida, dictadora –¡Aquí entra quien yo diga! Esto es intolerable. No puede ocurrir bajo ningún concepto. No se puede ser así.
  • El intruso es el pensamiento, imagen o impulso amenazante que llama a tu puerta, que llega a tu mente. ¿Qué hiciste ante esa idea desagradable, esa idea que casi sin reflexionar consideraste “negativa”? Si ante la reacción espontánea de miedo, la respuesta es el bloqueo, el silencio, la introversión, el pánico, empezamos a recorrer el camino de la obsesión –No puedo ni pensarlo –nos decimos.
  • La angustia, la soledad, el aislamiento, la pérdida de contacto con el exterior de la mujer del relato, representa una forma de conducta típica de un proceso obsesivo. Por protegernos de lo que nos da miedo nos distanciamos de aquello que nos beneficia y nos fortalece. A medida que nos obsesionamos perdemos el contacto con el exterior y profundizamos en el espacio cerrado que crea la obsesión.
  • El intruso, grande y amenazante que finalmente ha entrado en nuestra casa, es la obsesión que ha ocupado finalmente nuestra mente. Como en el relato, aunque no veamos al intruso, nuestra mente le convierte en algo tangible y real. La obsesión se introduce y se queda a vivir en nuestra mente y nos muestra imágenes e ideas que profundizan en nuestro miedo, y lo hacen más real, haciéndonos entrar en un bucle que profundiza cada vez más en el proceso obsesivo.
  • Con el final del relato he tratado de explicar que, para superar las obsesiones, hay que afrontarlas. Requiere de acciones por nuestra parte, de pasos, pequeños al principio, uno tras otro, que nos saquen del encierro en nuestra conocida y ordenada “habitación”, para mostrarnos qué hay de real en nuestros pensamientos obsesivos.

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¿Sabes cuál es tu miedo más profundo? | Un test para identificar tus miedos

Los procesos obsesivos

El proceso obsesivo

Esta pequeña historia y las reflexiones alrededor de ella, están basados en uno de los modelos teóricos más reconocidos actualmente para explicar los procesos obsesivos: el Modelo de aproximación cognitivo-conductual del trastorno obsesivo compulsivo expuesto en Clark y Beck (2012).

Según Salkovskis (1985) “los pensamientos intrusivos son un fenómenos normal y común para la mayoría de personas. El 90% de las personas reconocen tener este tipo de pensamientos”. Sin embargo aquellos quienes interpretan de manera catastrófica e inadecuada pensar “de forma gravemente inadecuada”, convierten estos pensamientos en obsesiones.

Esta información científica es crucial. Nos indica que al 90% de las personas, en alguna ocasión, de forma automática –es decir, involuntaria, no culpable– nos llegan imágenes o ideas que son contrarias a los principios y valores en los que más creemos.

Podemos tener pensamientos o imágenes que consideramos inaceptables, sobre actos nuestros o de otras personas queridas, imaginarnos enfermos, abandonados o perdiendo aquello por lo que hemos luchado y que tanto nos importa. La cuestión no es tener esas imágenes o pensamientos intrusivos, sino la valoración que hagamos de ello. Eso determinará si se conformará o no una obsesión.

Estilos de respuesta en la obsesión

Hay dos estilos frecuentes de respuesta ante estos pensamientos, y que son estilos que alimentan y potencian el proceso obsesivo:

  1. La evitación: Esto sería horrible, mejor ni pensarlo. Tengo que sacarlo de mi mente.
  2. La autocrítica y autoculpabilización: Soy una mala persona por pensar esto. ¿Cómo puedo pensar en esta monstruosidad? ¿Qué dice de mi este pensamiento?
La evitación: «¡tengo que sacarlo de mi mente!», y la culpabilización: «¿cómo puedo pensar esto?», son dos estilos de respuesta ante la obsesión. Entrevistamos al experto para preguntarle por el proceso obsesivo Clic para tuitear

Puede que distraernos mentalmente o ponernos a hacer otra cosa con la fantasía de “echar al intruso” para siempre, o incluso juzgarnos o criticarnos duramente, nos alivie la ansiedad momentáneamente, pero es una trampa. Cuanto más tratamos de echar al intruso, más hacemos que se quede a vivir en “nuestra casa”. Mejor cambiar cuanto antes la valoración que hacemos de esos pensamientos e imágenes.

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Conclusión: ¿Cómo afrontar las obsesiones?

Superar las obsesiones

¿Cómo afrontar las obsesiones? Será más fácil si entiendo y acepto que hay una parte de mi mente automática, libre, no controlable. En ella puede entrar cualquier cosa, hasta las frases e imágenes más incoherentes o indeseables. Significan algo, pero no necesariamente lo que dicen.

Si de forma automática viene a mi mente hacer daño a alguien, no significa que necesariamente quiera hacerlo o vaya a hacerlo. Si viene a mi mente que mi pareja me abandonará, no significa que suceda. Puedo estar preocupado continuamente por enfermar de forma inesperada, pero he de tener claro que los pensamientos e imágenes repetidos sobre enfermedad no son necesariamente un aviso, ni una señal.

En la vida hay muchísimos acontecimientos que escapan a nuestro control, y seguirán estando fuera de nuestro control por mucho que nos obsesionemos con ellos. Quien acepta que hay una parte de nuestra mente y de nuestra vida no controlable, está en el camino de la aceptación y no de la obsesión.

Cottraux (2004) expresa: “las obsesiones se deben a interpretaciones erróneas y catastróficas que sobrestiman la importancia de los pensamientos, de las imágenes mentales y de los impulsos antisociales, tan comunes en los sujetos sanos como en las personas que sufren de trastornos obsesivos”.

Dos minutos de obsesivas preguntas a José Serrano


¿Por qué has escrito un artículo sobre las obsesiones?

Por lo frecuentes y dolorosos que son los procesos obsesivos en las personas. y la falta de información que hay sobre ellas, conocer bien cómo funcionan los procesos obsesivos, cambia sustancialmente como se viven.

¿Te has obsesionado alguna vez?

Claro, todos lo hacemos. La cuestión es el grado y la resolución.

¿Qué te obsesiona a día de hoy?

Estas son preguntas importantes porque la gente que se obsesiona piensa que es algo que solo les ocurre a ellos. Por supuesto sí, hay cosas que me obsesionan, como a todos. Lo importante es el grado y como me lo tomo.

¿Y cómo las resuelves?

Aceptando que es normal cierta obsesión y no dándole mayor importancia. Atendiendo el miedo del que surge y manejándolo lo mejor que puedo.

¿La obsesión es una cuestión de miedo?

Indudablemente, la obsesión da miedo y surge del miedo.

¿Por qué nos obsesionamos?

Algo nos da mucho miedo y nuestro cerebro trata de que no nos impacte tratando de echarlo de nuestro pensamiento.

Visto así, parece que obsesionarnos no fuera tan negativo

Es un mecanismo automático que surge para defendernos de determinados contenidos mentales, pero que puede terminar haciéndonos mucho daño. Es incómodo y desagradable, pero no tan negativo cuando lo entendemos y trabajamos.

Entonces ¿qué hay que hacer para no obsesionarnos?

Pregúntate qué te da miedo y busca la forma de que tu cerebro lo digiera en lugar de tratar de expulsarlo.

¿Nos pones un ejemplo?

Claro…

Si te obsesiona que tu pareja pueda serte infiel, busca qué te da miedo de esa posibilidad y la forma de digerirlo.

Si te obsesiona tener una figura corporal ideal, busca qué te da miedo de no tenerla y la forma de digerirlo.

Si te obsesiona hacer tu trabajo perfecto… busca qué te da miedo de no conseguir la perfección y la forma de digerir ese miedo.

¿Cómo se digiere un miedo?

Sustituyendo el continuo esfuerzo de nuestro cerebro por expulsar ese miedo de nuestra consciencia, por el esfuerzo por procesar ese miedo de forma adecuada.

¿Qué es un procesamiento adecuado?

Procesar un miedo es hablar de ello, escribirlo, compartirlo, sentirlo… y finalmente, con todo esto, que la vivencia se transforme.

Hablarlo, escribirlo, compartirlo, sentirlo…. ¿No es lo que hacemos cuando nos obsesionamos?

En absoluto. Nuestro cerebro se obsesiona para no sentir de lleno lo que nos da tanto miedo.

Para terminar… ¿Si la obsesión fuera una frase?

«No puedo sacarlo de mi cabeza».

¿Un consejo para no obsesionarnos?

Busca la forma o la persona que te ayude a ver tus miedos y procesarlos.

¿Para qué deberíamos leer tu artículo sobre las obsesiones?

Para seguir entendiendo la obsesión y empezar a afrontarlo de forma distinta.

|🎬 VIDEO| Hemos entrevistado al experto, para que nos explique cómo funciona una obsesión y le hemos hecho 2 minutos de preguntas «obsesivas» Clic para tuitear

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:
Psicólogos Madrid José SerranoJosé Serrano

Psicólogo Sanitario. Experto en trastornos del estado de ánimo, estrés y ansiedad.


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