
¿Somos valientes o nos comportamos con valentía? Descubriendo nuestras fortalezas
Índice de Contenidos
- ¿A qué llamamos ser valiente?
- El concepto de valentía y otras fortalezas de la persona
- Ser valiente: emociones y creencias asociadas al concepto de valentía
- ¿Ser valiente o comportarse con valentía?
- Relación entre valentía y Salud Emocional: Cómo puede ayudarnos ser valiente
- ¿Qué podemos hacer para ser más valientes?
- Los 8 pasos esenciales para ser valiente
- Autora
- Puntúa y comparte
Me propuse escribir este artículo porque es frecuente escuchar este término, esta virtud, en todos los ámbitos de nuestra vida, pero no siempre queda claro qué significa. Es un concepto muy cotidiano pero a la vez muy confuso. Está presente en lo social, literario y cinematográfico, pero me atrevo a decir que no siempre es tratado de una manera acertada. Estoy hablando de valentía, un concepto que se tiende a ensalzar, pero que dependiendo de cómo lo entendamos o interpretemos, adquiere un significado u otro y puede generar muchas creencias erróneas. ¿Eres valiente? ¿Quieres ser valiente? ¿Nos compensa serlo? ¿Ser valiente es no tener miedo?
¿A qué llamamos ser valiente?
Valentía, que concepto tan frecuente en nuestro lenguaje diario, pero que difícil de definir, o de establecer la frontera que expresa que es ser valiente o no serlo.
Conozco muchas palabras que se asocian a este término, los supuestos acompañantes de los actos valientes: fortaleza, superación, coraje, osadía, temeridad, riesgo… ¿Significa eso que la prudencia, mesura, cautela… no son signos de valentía, de ser valiente?
¿Qué es para ti la valentía? ¿Qué es ser valiente?
Probablemente al hacerte estas preguntas, te has sorprendido al comprobar lo difícil que es contestarlas, lo poco que nos paramos a reflexionar acerca de este término, a pesar de lo mucho que lo utilizamos:
“ Las personas valientes dicen la verdad” “Tienes que ser valiente y hacerte las pruebas” “Es una persona muy valiente, no retrocede ante nada” “Sé valiente, tú puedes con eso y con mucho más” “No digas eso…, con lo valiente que tú eres…”
Mientras escribo este artículo, estoy leyendo un libro del escritor y concertista de piano James Rhodes, “Fugas”, donde relata de una manera muy directa sus vivencias personales, sus dificultades emocionales derivadas de una historia personal de abusos sexuales en la infancia. Sus libros pueden despertar diferentes opiniones, pero creo que todos coincidiremos en afirmar, que su actitud frente a una problemática tan abrumadora como son los abusos sexuales en la infancia, es de valentía.
Creo que su decisión expresa un coraje extraordinario, en el que su principal motivación es movilizar a la sociedad para no dar la espalda a este drama social y, con su testimonio, sensibilizarnos para actuar y lograr pararlo.
Ser valiente significa muchas cosas, pero una de ellas NO ES no sentir miedo Clic para tuitear¿Qué es lo que convierte a James Rhodes en un persona valiente? Os anticipo que la respuesta no está relacionada (o no tanto) con la experiencia vivida, sino con la respuesta que decidimos tener frente a la experiencia vivida.
En el programa que la Ser dedicó a la entrevista con la persona infiltrada en la organización ETA, le preguntaron a Marta de la Fuente cómo es la personalidad de un valiente, como es psicológicamente un valiente. Y está fue su respuesta. Puedes oír el corte del programa o leer la transcripción que ponemos a continuación.
[Transcripción]
Àngels Barceló: Hablamos con Ana del concepto de valentía en la filosofía, pero, Sara, ¿cómo es la personalidad de un valiente como es psicológicamente un valiente?
Sara: Pues esta tarde estaba hablando con Marta de la Fuente, que es psicóloga sanitaria experta en ansiedad y estrés en el centro de psicología Área Humana. Y ella me hablaba de cuáles son los rasgos psicológicos de un valiente.
Marta de la Fuente: Una persona que gestiona muy bien sus emociones. Que tiene mucha fuerza de voluntad. Que tiene las ideas claras. Que sabe afrontar sus inseguridades, sus miedos. Y que actúa con firmeza y con seguridad.
Es una persona que no teme equivocarse, no teme al pensamiento de qué dirán los demás. Que tiene una gran autoestima, seguridad en si mismo, y sobre todo, que no tiende a adelantar acontecimientos, no tiende a anticipar.
Sara: Le he pedido también a Marta que me pusiera algún ejemplo.
Marta de la Fuente: Diría, por ejemplo, el pianista James Rhodes. Porque ha denunciado los abusos sexuales que ha tenido en la infancia, y ha visibilizado lo que es una realidad que hay que abordar. Otro ejemplo distinto es Angelina Jolie, en el momento en que trasladó su noticia del cáncer. Tenía un cáncer hereditario, y la toma de decisiones que hizo, al hacerse una operación profiláctica, ha ayudado a muchos pacientes. Otro ejemplo es este chico que salió hace relativamente poco en los medios de comunicación, que defendió a su madre, en un momento de ataque en el que su padre la estaba agrediendo, y él salió en su defensa. O un padre y una madre que se deciden por acoger a unos niños, un niño y una niña, con necesidades especiales.
Àngels Barceló: Estos son valientes reales, los que nos cuenta Marta…
Puedes escuchar el programa completo en la sección «A la carta de la Ser»
El concepto de valentía y otras fortalezas de la persona
En mi profesión de psicóloga sanitaria, y como psicooncóloga, me he encontrado referencias al concepto de ser valiente, que expresan mitos y creencias, que considero que no se ajustan a su significado real:
- Valentía no es no sentir, ni experimentar malestar, dolor o sufrimiento.
- Ser valiente no es superar las dificultades sin pedir ayuda.
- Ser valiente no significa no tener ningún momento malo y estar siempre estable y dispuesto a superar la adversidad.
No podemos perder la perspectiva, en ocasiones pretendemos –y pretenden determinadas ideas que se difunden socialmente– que nos comportemos como superhéroes o superheroínas, y eso es imposible, porque somos personas.
La valentía está asociada al valor, una persona es valiente cuando actúa con decisión y firmeza haciendo frente a sus miedos, inquietudes y dudas.
Es habitual asociar valentía a los grandes actos, pero no nos olvidemos que la valentía se demuestra en las pequeños actos y comportamientos cotidianos.
Las 24 fortalezas de Seligman y Peterson
Se ha estudiado mucho al respecto del concepto de valentía: Seligman y Peterson hablan de 24 fortalezas, que son las vías para alcanzar las 6 virtudes humanas.
Las fortalezas son rasgos morales, se pueden mejorar si se entrenan diariamente, cualquier persona las puede obtener con tiempo y esfuerzo, pero es clave el concepto de voluntad.
Es importante diferenciarlas de las capacidades y talento, estás son más automáticas e innatas y no pueden adquirirse por medio de la voluntad.
Seligman y Peterson, una vez que seleccionaron las virtudes y fortalezas, elaboraron un cuestionario para medirlas: Test VIA (Values in Action Institute) o “Cuestionario VIA de Fortalezas Personales”.
Las 24 fortalezas se agrupan en 6 virtudes (sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, moderación y trascendencia). Estos autores agrupan la valentía en la virtud de coraje y la definen como “No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de defender una postura que uno cree correcta aunque exista una fuerte oposición por parte de los demás, actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado”.
Hay 24 fortalezas en la persona, una de ellas es el coraje, que se relaciona con la persistencia, la integridad, la vitalidad y la valentía. (Seligman y Peterson) Clic para tuitearSer valiente: emociones y creencias asociadas al concepto de valentía
En Psicología hablamos de que, en gran medida, nuestros comportamientos se expresan a partir de nuestras percepciones y de nuestro estado emocional. Cuando llevamos a cabo un acto valiente, la persona implicada pone en marcha sus estrategias de regulación emocional, trabaja con sus miedos, sus sensaciones físicas, sus preocupaciones, para la realización de esa acción que le supone un reto. Estado emocional, pensamientos y conducta están estrechamente relacionados.
Pongamos un ejemplo:
Situación: A Pedro le molesta que su jefe infravalore a su compañero de proyecto cuando están en las reuniones.
Emociones: enfado, rabia, impotencia, injusticia
Pensamientos: “no es justo que le trate así”. “No se lo merece”.
Conducta A (la llamaremos valiente): hablar con su jefe, expresarle cómo se siente al respecto y proponerle, sugerirle un cambio en su comportamiento.
Emociones implicadas en la realización del acto de valentía: inseguridad, miedo, angustia, vergüenza.
Tanto en la conducta “valiente” como en la conducta que sería no hacer nada, hay consecuencias, ambas conductas tienen resultados positivos y negativos –casi todo es así en nuestra vida–.
Lo saludable y adaptativo es saber analizar, a través de una reflexión y valoración de la situación, que es lo que nos beneficia, que es lo mejor para nosotros en ese momento, a corto, medio y largo plazo. Recordad que como decía mi compañera Marta Giménez, a veces la gratificación inmediata puede alejarnos de nuestros verdaderos propósitos y proyectos.
De partida, en toda toma de decisiones, tenemos que aceptar que no existe la certeza completa, la seguridad del 100% de que vayamos a lograr nuestro propósito.
Cuando decidimos llevar a cabo un acto, asumimos un riesgo, pero es importante contrastar los costes y beneficios de la decisión, en base a los datos objetivos que tenemos encima de la mesa, intentando no adelantar acontecimientos, sin magnificar, pero tampoco cayendo en el lado opuesto de relativizar y ser poco realistas, o bloquearnos y no hacer nada a la espera de tener garantías absolutas.
Analicemos el ejemplo anterior:
Pedro tiene 2 alternativas –simplificando para ser más didácticos– :
Ser valiente o realizar un acto valiente: hablar con su jefe, trasladar tu malestar y pedirle un cambio:
Posibles consecuencias positivas: satisfacción personal, ayudar a un compañero, mejorar el ambiente en las reuniones, prevención de posibles problemas futuros (sobrecarga, estrés, bajada del estado de ánimo de compañero…), etc.
Posibles consecuencias negativas: enfado del jefe, situación incómoda de tensión, recibir una crítica por parte del jefe, ser una persona señalada a partir de entonces, etc.
No realización del acto valiente: evitar, no decir nada, callar, aguantar con la situación incómoda en esta reunión y en las posteriores…
Posibles consecuencias positivas: no exponerse a una situación de nervios y estrés, evitar tener que preparar la reunión, tranquilidad a corto plazo, que la relación con el jefe continúe igual…
Posibles consecuencias negativas: insatisfacción, decepción consigo mismo, posible empeoramiento de la situación laboral, aumento de las emociones negativas en relación a su jefe…
¿Tú qué harías? Piénsalo
¿Ser valiente o comportarse con valentía?
¿Qué variables de personalidad y características personales están relacionadas con ser valiente?
En más de un artículo de nuestro blog hemos hablado de que nuestra personalidad, nuestras características biológicas, nuestro temperamento, influye de una manera muy significativa en nuestra forma de sentir, pensar y actuar.
Es por ello que te animo a adquirir la capacidad de auto-observarte, conocerte y explorar cuales son tus tendencias que te pueden entorpecer en el camino hacia tu bienestar.
En relación a ser valientes, hay determinadas características de nuestra personalidad que pueden ser facilitadoras, o al contrario, entorpecer, a la hora de comportarse con valentía.est
Algunos rasgos o tendencias de personalidad que dificultan ser valiente:
- La necesidad de tener todo bajo control.
- La tendencia a adelantar acontecimientos
- La baja tolerancia a la incertidumbre.
- La baja tolerancia a la frustración.
- El miedo a equivocarse.
- El perfeccionismo.
- El miedo al qué dirán.
- La baja autoestima e inseguridades personales.
Todos estos rasgos pueden limitarnos a la hora de ser valiente, a la hora de atrevernos a llevar a cabo un comportamiento que implica un cambio, un riesgo.
Hay muchas personas que eligen quedarse en su zona de confort, en su círculo de seguridad, porque refieren que los cambios les generan incomodidad e inseguridad. Se puede explicar muy bien con el dicho “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.
En mi trabajo diario con las personas que acuden a consulta, es habitual trabajar con los miedos, las angustias que experimentan las personas a la hora de asumir riesgos, a la hora de plantearse cambios, a la hora afrontar las dificultades, de ser valiente.
Os propongo un test en el artículo de mi compañera Natalia Franco: «¿Quieres saber cuál es tu principal miedo y aprender técnicas para comprenderlo y afrontarlo?»
Yo creo que todos y todas somos valientes, todos efectuamos actos valientes a diario, aunque no nos demos cuenta. Cómo tantas habilidades, el potencial está ahí, es decisión nuestra entrenarlo y potenciarlo. Como siempre digo en nuestros cursos de autorregulación emocional: Sea cual sea la dificultad a la que te enfrentas, tú decides cómo enfrentarla.
Relación entre valentía y Salud Emocional: Cómo puede ayudarnos ser valiente
Todas y todos queremos sentir felicidad, pero ¿cómo se logra se feliz, cuál es el camino?
Los profesionales de la Psicología insistimos en que la felicidad, el bienestar emocional no es un estado que descubramos, no es un hallazgo, sino que es un proceso, es un camino, es un entrenamiento diario, nunca dejamos de trabajar en el bienestar.
Nuestra Salud Emocional es como nuestra Salud Física, diariamente decidimos como actuar para fomentarla.
La valentía es una de las fortalezas de la persona que es importante entrenar diariamente, sin ella es probable que no alcancemos el bienestar, la serenidad, la satisfacción y el crecimiento personal, porque la valentía está implícita en todas las áreas de nuestra vida.
Somos valientes cuando tomamos decisiones. Ya lo decía Jean Paul Sartre, “El hombre está condenado a ser libre” Y es que tomar decisiones significa enfrentarnos a nuestra libertad para elegir, y eso supone una cierta dosis de emociones que no siempre son agradables.
¿Sabes qué beneficios aporta a nuestro bienestar emocional una actitud valiente ante la vida? Clic para tuitearEl bienestar implica entrenamiento, toma de decisiones, significa elegir, cambiar, crecer, progresar.
¿Qué podemos hacer para ser más valientes?
Me gustaría que hicieras un breve ejercicio de reflexión, que dedicaras unos minutos para responder a las cuestiones que te voy a plantear. Te ayudará a repasar las ideas generales planteadas en el artículo y te servirá para iniciar los cambios que deseas, en el caso que te lo estés planteando. Coge un papel y un lápiz, o tu ordenador o tu móvil:
- ¿Te consideras una persona valiente? ¿Por qué sí, por qué no? ¿Qué es lo que te diferencia?
- ¿Hay alguna situación actual que tengas que afrontar o estés afrontando, en la qué necesites coraje para afrontarla y superarla? Puede ser una situación pequeña, leve, cotidiana… o grave, intensa, estresante. Descríbela
- ¿Crees que necesitas ser más valiente? ¿Consideras que te vendría bien? ¿Sientes presión externa o interna acerca de tu valentía?
- ¿Te beneficiaría, sería bueno para ti, animarte y superar esta situación de una manera diferente? ¿Por qué?
- ¿Estás motivado para el cambio?
Los 8 pasos esenciales para ser valiente
Te propongo una estrategia en 8 pasos que puede ayudarte a afrontar un temor, y a partir de ahí fomentar, incrementar tu valentía, tu fortaleza… Recuerda que la valentía es ante todo acción, pero que tú eliges cuándo y cómo actuar, nada ni nadie tiene que decidir por ti:
- Tolera tus temores. No huyas, no quieras escapar de la emoción. Ser valiente no significa no sentir miedo, sino ser capaz de manejar y regular ese miedo para que no te paralice.
- Revisa qué suele producirte temor. Analiza ante qué situaciones y eventos tiendes a asustarte. ¿Qué pensamientos aparecen? ¿Cómo sueles actuar? Identificar tus miedos es el primer paso para manejarlos.
- Comprende tu temor. Escucha lo que ese temor te quiere decir. Las emociones nos dan información, lo importante es comprender esa información, para valorarla y contrastar su veracidad, tal vez sea un creencia no demasiado realista.
- «Pon en su lugar” a tu temor. Ahora que tienes identificado y conoces mas a tu temor, “ponle en su sitio”. Hazte preguntas como ¿es para tanto? ¿qué es lo peor que podría pasar? ¿por qué no voy a poder hacerlo? ¿no he afrontado cosas parecidas?
- Ten claros tus objetivos te darán valor. Focalízate en tus objetivos y metas, te animará a enfrentarte a esos miedos que te paralizan.
- No te anticipes, no rumies. No le des vueltas a las posibilidades de fracaso, no esperes a tenerlo todo bajo control, nunca habrá un momento en el que todo esté garantizado, no esperes un resultado perfecto, permítete margen de error, equivocarte, se flexible.
- Confía en ti. PONTE EN ACCIÓN. Confía en tus posibilidades. Di «yo puedo», da un primer paso, actúa, atrévete, a ver qué sucede. Te sorprenderá y animará a dar un segundo paso, un tercero, un cuarto…
- Aprende. El temor va desapareciendo con la práctica y el aprendizaje. Con la acción, sea cual sea el resultado, si prestamos atención y tenemos una buena actitud, aprenderemos, mejoraremos nuestros recursos y habilidades, y tendremos mayor autoconfianza y por lo tanto menor temor la siguiente vez.
Para mi, una persona valiente es aquella que se expresa con autenticidad, que toma decisiones, que se opone ante la injusticia y denuncia situaciones inadmisibles, como el acoso o la violencia, que ofrece apoyo y estímulo a los demás, que se atreve a actuar y a cambiar, que se eleva sobre sus miedos y se permite cometer errores, que pide ayuda y se deja ayudar, que acepta sus sentimientos, aunque no sean agradables, que no huye ante los obstáculos y que actúa y está a nuestro lado, también en la adversidad.
Trabaja tu fortaleza, anímate a ser valiente en tu día a día, de primeras no te pongas el NO por delante, sino un “tal vez”, “lo intentaré”, “por qué no”, “me lo voy a pensar”, “es probable”, “lo haré”.
Autora

Psicóloga Sanitaria en Área Humana. Especialista en Ansiedad y Estrés. Experta en Habilidades Sociales y Asertividad. Directora del Área de Formación | Aula de Educación Emocional.
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