142021Abr
¿Mejor me quedo en casa? El Síndrome de la Cabaña

¿Mejor me quedo en casa? El Síndrome de la Cabaña

(Tiempo de lectura 10 minutos)

Una de las consecuencias de esta pandemia es la aparición o difusión de expresiones que están muy relacionadas con el bienestar emocional y psicológico. Estoy hablando de la generalización en el uso de términos como “fatiga pandémica”, “distancia social”, “secuelas del confinamiento” o “síndrome de la cabaña”. Es a esta última expresión, a la que quiero dedicar este artículo.

Para los profesionales de la Psicología las palabras que elegimos para comunicarnos con los demás son cruciales, las expresiones que utilizamos y la forma en la que lo hacemos, determinan el efecto que vamos a provocar en los demás. Por ejemplo, me habréis leído o escuchado, en muchas ocasiones, insistiendo en cambiar la expresión “distancia social” por “distancia física”. Podemos tener proximidad social aún manteniendo la distancia física, es cuestión de manejar nuestras habilidades interpersonales para sostener la cercanía emocional, aunque tengamos que estar a 2 metros de separación.

Creo que algo parecido sucede con el uso de la expresión síndrome de la cabaña. Voy a explicarlo.

Tengo miedo a salir de casa… ¿tengo el síndrome de la cabaña?

Síndrome de la cabaña y confinamiento por pandemia

Creo que merece la pena reflexionar sobre cómo se utiliza la expresión síndrome de la cabaña. He llegado a leer en los medios el siguiente titular: «Síndrome de la cabaña: la enfermedad que nos ha traído el COVID-19».

Os hago un spoiler: el síndrome de la cabaña no es considerado científicamente un trastorno psicológico, por tanto, no deberíamos considerarlo una enfermedad. Y además, no es algo novedoso, no lo ha “traído” esta pandemia. Es un término o expresión que se acuñó en el 1900.

Esto no significa que los síntomas o las consecuencias a las que alude esta expresión no sean reales. Por supuesto que lo son, pero, ¿tienen todas el mismo origen?, ¿pueden englobarse con un único término?, ¿tienen un afrontamiento igual en todos los casos?, ¿responderían a un mismo tratamiento?…

Ahora que hemos salido del confinamiento más estricto y que van mejorando la situación y las condiciones. Podemos, con prudencia y siguiendo las recomendaciones sanitarias, hacer actividades fuera de casa, pasear, estar con amigos al aire libre, ir a algunos eventos… Aún así, a muchas personas les cuesta salir de casa, sumarse a esas actividades.

¿Eres tú una de ellas? ¿Sabes por qué te pasa? ¿Es el confinamiento el origen o había dificultades emocionales previas a la pandemia que se han manifestado en estas especiales circunstancias?

Empecemos por la pregunta más evidente…

¿Qué es el síndrome de la cabaña?

Qué es el síndrome de la cabaña

A lo largo de la historia ha habido ocupaciones, situaciones climatológicas y otras circunstancias, que hacían que personas o grupos de personas permanecieran “encerradas” en lugares, sin salir durante meses.

Buscadores de oro, fareros que daban luz a los navegantes, cazadores y colonos de nuevas tierras y otras personas que, por condiciones climáticas, pasaban largos inviernos en sus cabañas.

A partir de estas situaciones se observó que algunas de estas personas desarrollaban síntomas emocionales de tristeza, ansiedad y miedo, y mostraban una falta de motivación para salir al exterior, aunque no hubiera ningún impedimento o peligro para hacerlo.

En 1900 se empezó a utilizar la expresión “cabin fever” –de la que deriva la expresión “síndrome de la cabaña”–, para referirse a los colonos americanos que pasaban largas temporadas dentro de sus cabañas, experimentando síntomas depresivos, ansiosos y sensaciones de enjaulamiento.

¿Estamos padeciendo el síndrome de la cabaña a causa del confinamiento?

Las consecuencias emocionales del confinamiento estricto, que vivimos al principio de la pandemia, ha vuelto a poner de actualidad la expresión síndrome de la cabaña. Pero, ¿podemos utilizarla para definir un problema o trastorno psicológico consecuencia de este confinamiento?

No, pero sí podemos hablar de un estado emocional que ha aparecido como consecuencia de no haber tenido la elección de salir durante un tiempo, por los cambios de hábitos en nuestra vida, en nuestras rutinas, por la merma de nuestras fuentes de gratificación habituales –quedar con amigos, fiestas, restaurantes, cines, actividades, viajes, ir al trabajo…–.

Este estado emocional es el resultado de un proceso adaptativo. Y su forma de expresarse va a depender de muchos factores: experiencias previas, personalidad, recursos y habilidades, momento vital, contexto personal y familiar…

En general, esta situación ha podido provocar, con más o menos intensidad, una oleada de emociones displacenteras: incertidumbre, inquietud, desgana, enfado, ansiedad, tristeza, miedo… emociones que son normales en la adaptación al cambio y que, progresivamente, van “recolocándose” y desapareciendo, a medida que nos adaptamos.

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Te propongo un test y un valioso artículo: ¿Cuál es tu miedo más profundo?

Pero, insisto, esta adaptación afectará de un modo diferente a cada persona. Aunque es cierto que a algunas podría afectarles de forma significativa, manteniendo las emociones desfavorables en el tiempo y causando un malestar que altere gravemente su bienestar personal, familiar y social. Es importante estar atentos o atentas para identificar estas situaciones en las que podríamos necesitar asesoramiento y apoyo de profesionales de la Psicología.

¿Qué hay detrás del llamado síndrome de la cabaña?

Qué es el síndrome de la cabaña

Con este nombre se tiende a englobar –como si de un “cajón de sastre” se tratara– diferentes síntomas y, sobre todo, diferentes orígenes de los mismos o parecidos síntomas.

Por ejemplo, una agorafobia que se ha visto agravada o manifestada por la situación de confinamiento.

O también por dificultades previas relacionadas con timidez, fobia social, tendencia evitativa… que se han intensificado en esta situación.

Hay personas más proclives a la tristeza, desmotivadas, que no tenían –ni tienen– el impulso de hacer actividades o relacionarse con los demás, a las que el confinamiento les ha dado un contexto para mantenerse o intensificar esas tendencias.

Algunas de estas personas sentían “pereza” al quedar con los demás, evitaban las reuniones familiares o sociales, les costaba ponerse en acción, tomar iniciativas…

Y han encontrado en esta situación un “refugio”, una especie de “pretexto”, que les libera de los esfuerzos que antes entendían que debían hacer.

El confinamiento les da un “escenario” para no sentir culpabilidad al no hacer un mayor esfuerzo. Ahora no tienen que enfrentarse a miedos, incomodidad, dudas… Podríamos decir que, de algún modo, el confinamiento se lo ha puesto más fácil.

Pero cuidado, este “refugio”, aún siendo una respuesta comprensible y natural para huir del malestar, presenta riesgos a medio y largo plazo, ya que, al evitar enfrentarnos a las dificultades nos hacemos más frágiles y nos puede poner en una situación de mayor vulnerabilidad.

En cualquier caso, lo importante es identificar las emociones que estamos sintiendo y preguntarnos: ¿Por qué no salgo de casa? ¿Por qué tengo miedo a hacerlo? ¿Lo tenía antes de la pandemia? ¿Qué emociones estoy sintiendo? ¿De dónde surgen esas emociones?

La pandemia nos ha afectado y nos afectará a nivel psicológico

Es importante saber que la pandemia ha producido –y seguirá produciendo– importantes consecuencias en el bienestar emocional de las personas. Pero es decisivo que tratemos de identificar esas consecuencias para afrontarlas de un modo específico y eficaz.

Ponerle nombres simples, como síndrome de la cabaña o fatiga pandémica, a procesos psicológicos diversos, nos aleja de encontrar la mejor solución a las dificultades emocionales, que están apareciendo en estos tiempos de pandemia, tanto nuevas dificultades como otras previas a la pandemia, y que estaban ocultas.

Un estudio realizado durante los primeros meses de la pandemia, por un equipo de investigadores de diferentes universidades españolas, liderado por la Dra. en Psicología Nekane Balluerca, concluye que el malestar psicológico por causa del estrés ocasionado por el confinamiento y la pandemia había aumentado.

Que emociones, como la ansiedad y el miedo, se habían incrementado notablemente, por la incertidumbre o la preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave (COVID-19 u otras), y la posibilidad de perder a seres queridos.

Y ahora… ¿Cómo nos encontramos?

Según el estudio de Balluerka, N., et al., Las consecuencias psicológicas de la Covid-19 y el confinamiento. Informe de investigación. (2020), se señala la importancia de la prevención dado que indican que “en el segundo escenario hay que tener en cuenta que los efectos psicológicos del confinamiento y de la crisis sanitaria pueden aparecer demorados en el tiempo y presentar tendencia a cronificarse, como es habitual en el curso del estrés postraumático, y otras patologías relacionadas con las medidas de cuarentena, que se han observado en el contexto internacional de la crisis de la COVID-19”.

Y tú… ¿Cómo estás?

Dedícate un momento para conectar con tus sentimientos de forma honesta, para ver como estás en este momento de tu vida, para revisar tu satisfacción personal y social. Para prevenir, para actuar si fuera necesario.

Te invito a contestar a este breve cuestionario.

Test: ¿Cómo me siento y actúo en esta situación de pandemia?

Test sobre el síndrome de la cabaña


Este test no es un cuestionario o test clínico de los que usamos en el Centro en consulta. No tiene, por tanto, ningún valor clínico o diagnóstico, sólo quiere generar un espacio de reflexión para ti sobre el tema que trata este artículo.

Antes de empezar recuerda que, para que este test tenga alguna utilidad para ti, tendrás que responder con la mayor sinceridad.

En las afirmaciones que a continuación te mostrará el test, elige tu grado de acuerdo con cada una de ellas.

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7 sugerencias para estimular tu bienestar personal y social en tiempos de pandemia

7 sugerencias para afrontar el miedo a salir de casa

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Te propongo 7 estrategias para estimular la mejora de tu bienestar personal y social en estos tiempos de COVID-19.

  1. Comprende y acepta que la mayoría de las emociones displacenteras, derivadas de la situación de pandemia, que sientes en estos momentos, son naturales, adaptativas a las circunstancias, y que también son pasajeras.
  2. Conecta contigo para identificar cómo te sientes y detecta si hay algo que puedas mejorar. Y por supuesto identifica y disfruta de lo que está bien: siente agradecimiento por ello.
  3. Se realista a la hora de valorar los riesgos y dificultades, no los magnifiques. Toma el control de tu vida en esta situación. Sé consciente de tus fortalezas. Aprovéchalas para poder recuperar, en la medida de las posibilidades, tus actividades y tu vida social.
  4. No te pongas excusas para no salir de casa, para no ver a gente, para no hacer actividades agradables fuera de casa.
  5. Haz un listado de las cosas que sabes que te harán sentir bien. Adáptalas de forma progresiva a tu ritmo y circunstancias, pero ponle fechas concretas para que no se queden sólo en deseos.
  6. Recupera o mantén el contacto social, también presencial, tanto con amigos, familia y compañeros de trabajo –con todas las medidas de seguridad y precaución–.
  7. Si no te sientes bien, si hay algún problema anterior o actual sin resolver, afróntalo, confía en que hay soluciones, que los miedos, las inseguridades se superan, y si necesitas información, perspectiva o técnicas, los psicólogos y psicólogas podemos acompañarte.

Conclusión: Sólo tú puedes decidir salir sin miedo… a la vida

Cada situación vital inesperada, difícil, amenazante, nos pone en jaque, nos descoloca. Tenemos derecho a sentirnos mal, es natural, pero una vez pasado el primer impacto, podemos comenzar a ver las circunstancias adversas como un reto.

Hay un tiempo en el que tras una etapa difícil dejamos que nuestra vida vaya en “piloto automático”, nos dejamos llevar, pero en cuanto veamos la más mínima oportunidad, tomemos el control. Saquemos nuestra caja de “herramientas emocionales”, pongámonos en acción y salgamos de nuestra particular “cabaña”.

Tal vez, algunas personas necesiten recordar algunas competencias olvidadas, adquirir o descubrir nuevas. Lo que es seguro es que “refugiados” en casa no las vamos a obtener.

Y si necesitamos apoyo e información para empezar a movernos, no es imprescindible hacerlo solos o solas, podemos contar con los profesionales de la psicología. Puedes contar con nosotras y nosotros.

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:
Psicóloga Madrid. Julia VidalJulia Vidal

Psicóloga habilitada Sanitaria. Directora del Centro de Psicología en Madrid Área Humana. Especialista en Ansiedad y Estrés. Experta en Emociones y Salud.

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Recuerda que el contenido de este artículo es información, y aun siendo científico y riguroso y estar elaborado por un equipo de expertos y expertas, tiene un carácter formativo, educativo o divulgativo, y no puede ser utilizado o interpretado como diagnóstico psicológico o médico. En el ámbito de la Salud son fundamentales los especialistas y profesionales acreditados que siempre valorarán las características individuales de cada persona.

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