(Tiempo de lectura 10 minutos) Una de las consecuencias de esta pandemia es la aparición o difusión de expresiones que están muy relacionadas con el bienestar emocional y psicológico. Estoy hablando de la generalización en el uso de términos como “fatiga pandémica”, “distancia social”, “secuelas del confinamiento” o “síndrome de la cabaña”. Es a esta última expresión, a la que quiero dedicar este artículo.
Para los profesionales de la Psicología las palabras que elegimos para comunicarnos con los demás son cruciales, las expresiones que utilizamos y la forma en la que lo hacemos, determinan el efecto que vamos a provocar en los demás. Por ejemplo, me habréis leído o escuchado, en muchas ocasiones, insistiendo en cambiar la expresión “distancia social” por “distancia física”. Podemos tener proximidad social aún manteniendo la distancia física, es cuestión de manejar nuestras habilidades interpersonales para sostener la cercanía emocional, aunque tengamos que estar a 2 metros de separación.
Creo que algo parecido sucede con el uso de la expresión síndrome de la cabaña. Voy a explicarlo.