
Histrionismo. ¿Es lo mismo personalidad histriónica que trastorno histriónico?
Índice de Contenidos
- ¿Qué es ser histriónico? Reconociendo a una personalidad histriónica
- Características principales en la tendencia a la personalidad histriónica
- Cómo se expresa una personalidad histriónica a nivel cognitivo, emocional y conductual
- Rasgos histriónicos a nivel de pensamiento
- Rasgos histriónicos a nivel de emociones
- Rasgos histriónicos a nivel de comportamiento
- Trastorno de la personalidad histriónica ¿Cuándo hablamos de trastorno?
- ¿Es una tendencia de las mujeres la personalidad histriónica?
- Cómo ajustar los rasgos histriónicos para favorecer las buenas relaciones sociales
- Decálogo para ajustar nuestra tendencia histriónica
- La personalidad histriónica: un delicado equilibrio
- Conclusión
- Editorial
- Puntúa y comparte
«Es un poco histriónico, ¿verdad?». Quién no ha utilizado en alguna ocasión el término “histrionismo” de un modo parecido a este. El término “histriónico” es apasionante para los profesionales de la Psicología, y lo es porque se relaciona con un concepto clave en Psicología: “normalidad”. ¿Dónde está la frontera para considerar normal o no una personalidad “histriónica”?
Y es también interesante porque el uso de esta palabra es tan cotidiano y extendido como equívoco y muchas veces inadecuado. ¿Sabemos verdaderamente qué es el histrionismo?
Empecemos por tratar de identificar qué consideramos una personalidad histriónica. Por qué es importante distinguirla y reconocerla. Y qué influencia tiene esta tendencia de personalidad en nuestras emociones y en la adaptación al entorno social.
¿Qué es ser histriónico? Reconociendo a una personalidad histriónica
Pensad en alguien con un estilo de personalidad como el siguiente:
- Busca siempre ser el centro de atención. En sus interacciones sociales su principal objetivo es destacar.
- Sus intervenciones suelen ser exageradas, a veces dramáticas.
- Son muy capaces de hacer un gran esfuerzo de adaptación a cada situación para lograr el interés y la aprobación de los demás.
- Su forma de expresarse tiende a la grandilocuencia, con un lenguaje verbal, y sobre todo no verbal, excesivo, desmesurado.
- Eligen con cuidado su apariencia para acaparar la atención, llegando en ocasiones a la extravagancia.
- Muestran claros altibajos en su estado de ánimo, en un instante están en la “cresta de la ola” y a continuación se muestran abatidos.
- Les afecta muchísimo el entorno. Soportan muy mal, les duele profundamente, el desinterés, la indiferencia o el menosprecio de los demás.
Las personalidades histriónicas –lo que denominamos ser histriónico–, muestran patrones de conducta como los que acabamos de describir.
¿Por qué es importante identificar y reconocer los rasgos de personalidad histriónica? ¿Cómo se ven afectada las personas con estos rasgos en sus relaciones sociales? Clic para tuitearEl cine y la televisión tienen personajes de ficción que muestran una personalidad histriónica de una forma muy clara.
En la película «La Máscara», Jim Carrey –seguramente el actor que mejor representa esta tendencia de personalidad– interpreta la transformación –gracias a una máscara mágica– de un tipo anodino, noble y algo torpe, en un personaje descarado, desinhibido, magnético, excesivo, que es capaz de bailar, hablar, seducir y ser una auténtica “estrella” para todos los que le conocen.
La película plantea un conflicto muy interesante a nivel psicológico, y es que el personaje de Stanley termina siendo adicto a esta nueva personalidad que crea la máscara. ¿A quién no le gustaría ser centro de atención, que soliciten y quieran su presencia, que deseen su compañía?
Esta es la cuestión: ¿es normal?. Y al igual que en otras cuestiones en Psicología, en la personalidad histriónica, para responder a esta pregunta, es fundamental el grado, el nivel de intensidad.
Características principales en la tendencia a la personalidad histriónica
Antes que nada, me parece muy importante aclarar que este artículo sobre la tendencia de personalidad histriónica tiene por objetivo aportar información que contribuya a identificar, comprender y manejar de un modo funcional y adaptativo, factores y aspectos relacionados con esta tendencia de personalidad.
Las características que se mencionan no tienen por qué resultar disfuncionales en todas las personas, ni en todos los contextos. Algunas de estas características pueden incluso ser adaptativas y muy funcionales para la persona en un determinado ámbito.
Pensemos en una persona que se dedica al mundo del cine o la televisión, siempre rodeada de cámaras y de expectación; en este contexto sentir comodidad con la mirada de los espectadores, saber manejar los recursos y habilidades personales para atraer la atención y el interés, es muy favorable.
Es importante tener en cuenta que todo lo que señalamos se refiere a aquellas características que por su grado o intensidad, o por el contexto en el que se producen, pueden considerarse no adaptativas y generar dificultades en la vida de las personas.
Volviendo al ejemplo de la actuación artística, el problema se produce cuando las actrices o los actores no son capaces de gestionar aquellas etapas en las que no tienen el reconocimiento o la notoriedad social. La fama se convierte en una necesidad a cuya falta no saben adaptarse.
También es importante destacar que interesar a tu entorno, generar admiración, no tiene que estar exclusivamente relacionado con unos rasgos histriónicos. Hay personas que logran ser el centro de atención en reuniones sociales, por su conversación pausada y profunda, por la serenidad en la expresión emocional… En definitiva, es importante dar validez y normalidad a una gran variedad de personalidades y de contextos en los que se desenvuelven con naturalidad diferentes tipos de personalidades.
Dicho esto, volvamos a la personalidad histriónica.
Los mayores distintivos de una tendencia de personalidad histriónica son, por un lado, la excesiva emotividad, la propensión a experimentar las emociones de una manera muy intensa. Esto significa estar en una “montaña rusa” constante, experimentando cambios rápidos de estado de ánimo.
Y el otro principal distintivo es la elevada necesidad de atención, que juega un papel fundamental en la vida de la persona.
El autoconcepto está determinado por los demás, lo que implica una gran dependencia del entorno. Este mecanismo puede convertirse en algo similar a una adicción, es decir, la persona necesita el placer que recibe cuando es reconocida y aprobada por los demás, y experimenta un elevado malestar cuando este reconocimiento y valoración no están presentes.
Cómo se expresa una personalidad histriónica a nivel cognitivo, emocional y conductual
Cuando existe una predominancia de un rasgo concreto en la personalidad, ese rasgo se convierte en “las gafas” a través de las que vemos el mundo.
Nuestras marcadas tendencias generan sesgos en nuestras pautas de conducta, pensamiento y emoción.
Los rasgos de personalidad histriónica se manifiestan a nivel cognitivo (estilo de pensamiento), conductual (comportamiento) y emocional. ¿Por qué hay personas con esta tendencia de personalidad? Clic para tuitearDe ahí que sea importante identificar estas tendencias, ya que nos van a permitir comprender mejor nuestra forma de comportarnos, pensar y sentir, y lo más importante, nos van a permitir ajustarlas, porque podemos aprender, si así no deseamos, a ajustar nuestras tendencias para mejorar nuestro bienestar.
Rasgos histriónicos a nivel de pensamiento
- Tendencia a la falta de empatía, que conlleva percibir el mundo a través de un único canal, el de las propias impresiones, que suelen ser exageradas y basadas en sensaciones.
- Tendencia a tener ideas vagas, difusas, dispersas y superficiales, basadas en impresiones y sensaciones con una alta tendencia a la intuición.
- Baja capacidad de análisis, que conlleva un procesamiento superficial y poco ajustado a la realidad de la información.
- Fácil influencia de la opinión de los demás, que lleva a que la persona adapte sus pensamientos al contexto para así favorecer la sensación de identificación con los demás.
- Creencias disfuncionales sobre el “yo”: “el rechazo es terrible” y “los otros”: “debes captar su atención para sentirte con autoestima”.
- Preocupaciones que giran en torno a la idea de que es imprescindible proyectar una imagen física atrayente para los demás, dándole una relevancia excesiva al atractivo físico.
- Propensión a minimizar la complejidad de las cosas como una manera de protegerse de su dificultad para reflexionar.
- Bajo autoconocimiento, al centrarse en los demás, más que en la propia identidad; lo que conlleva una baja percepción de las propias competencias.
Rasgos histriónicos a nivel de emociones
- Baja tolerancia a la frustración y a la emocionalidad desfavorable en general.
- Tendencia a la inestabilidad emocional e hiperemotividad (vivencia intensa y descontrolada).
- Propensión a una expresión emocional exagerada y descontrolada (hiperemotividad) así como excesivamente cambiante y superficial.
- Experiencia de malestar cuando no se tiene la atención total y la aprobación de los demás.
- Propensión a la dependencia emocional, buscando sentir vínculos intensos.
- Percepción de tener relaciones interpersonales más estrechas con los demás de lo que realmente son. Confusión entre atracción y la relación.
Rasgos histriónicos a nivel de comportamiento
- Conducta exagerada, impostada o dramatizada, muy enfocada a la búsqueda de atención.
- Tendencia a adaptarse siempre a los demás, con comportamientos miméticos que buscan aprobación y aceptación.
- Propensión a generar vínculos estrechos de manera excesivamente rápida, lo que lleva a relaciones con un bajo conocimiento mutuo.
- Hacer que la apariencia física sea un instrumento fundamental en el objetivo de atraer el interés de los demás. Esto puede llevar a elegir aspectos excesivamente llamativos, incluso extravagantes. En ocasiones asumir roles de género o modelos de belleza preestablecidos, hace que se puedan elegir aspectos físicos hipersexualizados.
- Alta impulsividad que se despliega en comportamientos llamativos, a veces peligrosos, mediante los que se buscan sensaciones y activación constante.
Trastorno de la personalidad histriónica ¿Cuándo hablamos de trastorno?
No se puede hablar de una “línea roja” o “frontera” en la personalidad histriónica. No hay un “punto de inflexión”, tenemos que hablar de un “continuum”, nos encaminarnos en un sentido –adaptativo y funcional– o en el otro –disfuncional y patológico–.
Los indicadores de que nos encaminamos hacia un trastorno de personalidad histriónica los hallamos en diferentes aspectos de la persona, se distribuyen en todo su sistema vital, se ponen de manifiesto en diferentes esferas la vida: lo laboral, lo social, la familia, lo interpersonal, en la sexualidad…
Es muy importante atender a la interacción social, a la relación con el entorno, con el mundo, para valorar si vamos en un sentido o en otro. Serán las consecuencias de esta interacción las que nos darán pistas sobre hacia dónde evolucionan nuestros rasgos de personalidad histriónica y en qué medida son o podrían ser disfuncionales o patológicos.
Por ejemplo, hay personas con rasgos de personalidad histriónica, que tienen una elevada empatía y una buena regulación emocional, y que logran un nivel muy satisfactorio de bienestar personal y social.
En los rasgos histriónicos la patología comienza cuando se tiene graves dificultades en autorregulación emocional, experiencia constante de altibajos muy abruptos, estados de eleva euforia mezclados con intensos síntomas depresivos generalmente vinculados a las relaciones con los demás.
Puede ser patológico si aumenta la frecuencia y la intensidad en problemas relacionales severos, con una elevada incapacidad para tener un entorno estable y seguro, en los que la búsqueda de aprobación se convierte en algo tan imprescindible que la persona se somete a situaciones peligrosas y de abuso.
Identificar las reacciones de las personas de nuestro entorno, la frecuencia y la intensidad de los conflictos, y de nuestras propias emociones, será importante para prevenir una tendencia desadaptativa y disfuncional.
Es fundamental saber que podemos actuar sobre nuestras tendencias, desde el conocimiento y la práctica, y también reconocer esos momentos o etapas, en los que nuestro sufrimiento y el de nuestro entorno hace conveniente la intervención de un psicólogo y psicóloga que nos oriente y dirija en el necesario trabajo emocional.
¿Es una tendencia de las mujeres la personalidad histriónica?
¿Es una tendencia de las mujeres la personalidad histriónica? Le hemos preguntado a nuestra psicóloga experta que analiza estos rasgos de personalidad y si están determinados por el género Clic para tuitearEn línea con el compromiso de Área Humana en Psicología con perspectiva de género, y en clara sintonía con un enfoque de la Salud –física y emocional– que tenga en cuenta los factores de género –enfoque que hemos tratado en muchos de nuestros artículos–; es importante hacer una reseña para responder a la pregunta: ¿Son las mujeres más propensas a una tendencia de personalidad histriónica?
Atribuir la personalidad histriónica a las mujeres es el reflejo de los estereotipos de género que asocian determinados estilos de funcionamiento emocional a las mujeres.
Recordemos, por ejemplo, que tradicionalmente se ha insistido en el estereotipo de que “los hombres no lloran”, y si llorar es calificado cotidianamente como una respuesta “histriónica”, se propicia la idea de que las mujeres –a las que no se les censura llorar– son más histriónicas.
Otra cuestión que ha contribuido a potenciar esta asociación entre histrionismo y género femenino es la relación entre los términos “histriónico” e “histeria”, aunque etimológicamente sean muy diferentes.
Histriónico viene del adjetivo latino histrionicus (propio de histrión), derivado de histrio, histrionis (actor, mimo, actor cómico-trágico, comediante, falsario…); mientras que histeria viene del griego hysteria, que significa útero.
El término histeria se remonta a la antigüedad y la evolución en su uso habla de los estereotipos, construcciones culturales y sociales en relación al género femenino.
La describieron importantes figuras como Platón o Hipócrates, en la antigua Grecia, o Galeno, en Roma, que la consideraba una enfermedad causada por la privación sexual en mujeres “pasionales”. Aunque quizás, el autor más famoso que se vincula con dicho termino sea Sigmund Freud, que detallaba en sus conclusiones que la “histeria” podría ser una forma de expresión de un trauma sexual reprimido.
Estos son algunos ejemplos que nos hablan de cómo se han ido forjando la idea de que las mujeres que no seguían las estrictas normas de género y no expresaban su sexualidad del modo “normativo” –dentro del vínculo conyugal, dedicadas al marido y a la reproducción– eran consideradas “mujeres histéricas”.
Esta idea ha llegado hasta nuestros días, y ha hecho que se generalicen expresiones como “mujer histérica” o “mujer histriónica”.
Durante años, múltiples estudios, que analizaban aspectos psicológicos en las tendencias de personalidad histriónica, tuvieron un sesgo de género en cuanto al diagnóstico. Helen Kaplan (psicóloga especialista en sexología) en un estudio en 1993, observó que en la literatura había cierta parcialidad en el diagnóstico en mujeres con trastornos de personalidad dependiente e histriónica, y vio que las características de dichos trastornos son coincidentes con expresiones muy rígidas y marcadas de la feminidad tradicional y que posiblemente esto podría inducir a un sobrediagnóstico en mujeres.
En definitiva, asociar la personalidad histriónica a las mujeres es el reflejo de los estereotipos de género sobre el funcionamiento emocional de las mujeres. No obstante, como explica mi compañera Marta Giménez, en su artículo «Influencia de estereotipos y normas de género femeninas en la Salud Psicológica de las mujeres», hay factores que explican la mayor vulnerabilidad de las mujeres a la depresión, ansiedad o estrés. Pero esto no significa que la personalidad histriónica sea más frecuente en mujeres.
El elemento fundamental para trabajar sobre una dificultad emocional es la consciencia de esa dificultad.
Este es el objetivo fundamental de nuestra labor divulgativa en Psicología, invitar a la reflexión, facilitar el conocimiento y finalmente favorecer la consciencia.
Comprender que existe una dificultad y cómo esta se expresa en nuestra forma de atribuir las causas de lo que nos ocurre, nuestra forma de comportarnos y de experimentar y regular nuestras emociones.
Decálogo para ajustar nuestra tendencia histriónica
Recomendaciones para regular nuestra tendencia histriónica y mejorar nuestras relaciones e interacciones sociales:
- Entrena e incrementa tu empatía. Fomenta la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y adquiere consciencia como tu conducta influye en tu entorno, y viceversa.
- Fomenta una forma de pensar más estable y realista. Atiende a las evidencias y no a las impresiones o sensaciones.
- Identifica la excesiva influencia de los demás en tus opiniones, percepciones y actos. Analiza si tu necesidad de aprobación, hace que tiendas a modificar claramente tu forma de ser, de pensar o de actuar.
- Adquiere habilidades de comunicación asertiva. Para poder expresar opiniones, emociones, decir no o encajar críticas de una manera adecuada. Estas habilidades te permitirán actuar de una forma alternativa a la excesiva adaptación a lo que los demás esperan o crees que esperan de ti.
- Fomenta un auto concepto basado en criterios propios, internos. Dale prioridad a tus cualidades personales, estables, que no varían con los diferentes ámbitos relacionales. Será el modo en el que logres autoconfianza y seguridad, en cualquier ámbito de tus relaciones sociales.
- Favorece la autorreflexión y la visión alternativa. Atiende a tu forma de actuar en las diferentes situaciones: impulsividad, emotividad… y plantéate que alternativas tendrías, cómo podrías haber reaccionado de una forma diferente.
- Aprende habilidades de solución de problemas. Solucionar problemas es una habilidad, que se aprende y entrena.
- Establece objetivos a corto plazo, realistas y concretos con respecto a lo que necesitas y quieres lograr.
- Favorece tu autocontrol de impulsividad. Piensa antes de actuar, detecta como son tus pensamientos, y tus interpretaciones. Practica el pensamiento alternativo: ¿Puedo interpretar esta situación de un modo diferente?
- Afronta el miedo al rechazo o a la desaprobación. Cuestiona las ideas inmediatas sobre las consecuencias del rechazo o la desaprobación.
La personalidad histriónica: un delicado equilibrio
Conclusión
Conocer y conocerse es fundamental. Comprender por qué a veces sentimos que las piezas del puzzle de la vida no encajan es imprescindible para sentir satisfacción y bienestar. Ortega y Gasset decía “Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender”. La clave estriba, no en cómo somos, sino en lo que podemos llegar a ser.
Las personas con tendencias histriónicas sufren porque “hacen malabares”, invierten un esfuerzo ingente para obtener la aprobación y atención de los demás.
No se ven interpelados por la idea de que “no puedes gustar a todo el mundo; ni siquiera a algunas personas todo el tiempo”.
Cuando sentirse una persona válida depende de que seas el centro de atención, casi constante de tu entorno, el reto está perdido de antemano, y la angustia y la percepción de fragilidad y falta de control están aseguradas.
La autoestima, la autoconfianza, la autonomía personal, son logros que alcanzamos con el crecimiento y el desarrollo emocional, y no siempre es suficiente el autodidactismo, siguiendo con el prefijo “auto”.
En ocasiones, en algunos períodos de nuestra vida, ante ciertas situaciones, es una buena idea contar con los profesionales y las profesionales de la Psicología, para favorecer una mayor comprensión y consciencia de las dificultades, acudiendo a soluciones adecuadas y eficaces, que propician los tratamientos psicológicos con aval científico.
Editorial
Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:

Psicóloga Sanitaria. Especialista en intervención clínica. Experta en desórdenes emocionales.
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