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¿Qué dice la Psicología sobre darte prioridad a ti mismo o a ti misma?

¿Qué dice la Psicología sobre darte prioridad a ti mismo o a ti misma?

(Tiempo de lectura 6 minutos)

¡Sólo piensas en ti misma! Cuántas veces hemos oido esta expresión. En muchas ocasiones pensar en uno mismo es entendido como un signo de egoísmo o de egocentrismo… “¿Crees que sólo estás tú?”.

Marta Giménez, doctora en Psicología y psicóloga sanitaria, ha participado en la revista «Gente Saludable», una publicación de «Saber Vivir», en la sección «Bienestar», para hablarnos de algunas ideas y creencias erróneas sobre el hecho de dar prioridad a nuestras propias emociones, anhelos, objetivos… en definitiva en el hecho de pensar en uno mismo o en una misma.

¿Quiere decir esto que es siempre bueno pensar en uno mismo? Como tantas cosas en Psicología… depende.

(A continuación reproducimos el artículo)

Pensar en uno mismo: Sobre el autocuidado y la autoestima

Pensar en uno mismo no es egoista

Piensa en ti

Lejos de ser un acto egoísta, en muchas ocasiones mejorarás tu bienestar personal y ayudarás a los que te rodean a ser más autónomos.

Nuestra forma de ser, que hemos ido construyendo desde que éramos niños, provoca en nosotros casi inconscientemente que seamos más generosos o egoístas. «Estas características personales influyen en la manera en que nos comportamos o creemos que hemos de actuar en la relaciones con los demás», explica la psicóloga Marta Giménez Páez del Centro Área Humana de Madrid.

Sentirse indispensable

Existen personas que se creen responsables de los problemas de los demás, de cómo piensan, se sienten y actúan. Si eres una de ellas, no solo te estarás exigiendo demasiado en tus relaciones personales sino que también subestimas la responsabilidad del otro, y puede crearte ansiedad.

Asumir las necesidades del otro sin apenas cuestionarlas puede favorecer, además de insatisfacción y malestar personal, que se aprovechen más de nosotros, explica la experta.

Inseguridades

Muchas veces, esa obsesión por ayudar al prójimo esconde el querer sentirse útil para afianzar el afecto o el lugar que se ocupa en una relación. Pero actuar así, denota falta de confianza en uno mismo y favorece una actitud de sacrificio que acabará agotándote.

En el caso de las mujeres, ciertas normas de género tradicionalmente femeninas han provocado que recaigan sobre ellas la responsabilidad del cuidado y bienestar de la familia y también de las relaciones interpersonales. «Esto ha favorecido actitudes de entrega y la postergación de la satisfacción personal», advierte la psicóloga.

Todo tiene un límite

Autocuidado pensar en ti mismo

Ayudar a los demás y contar con la capacidad para sacrificarse en determinadas ocasiones es necesario y contribuye al bienestar general. Además, nos hace sentir bien. «Sin embargo, esto ha de ser compartido, recíproco y en situaciones concretas», comenta la experta. Cuando es una tendencia y siempre es la misma persona la que cede y asume la responsabilidad aparece el problema.

En estos casos, uno no sería egoísta al intentar que las cosas cambiaran; ya que, por encima de la entrega está nuestro bienestar personal y emocional. Dar más de lo que recibimos puede causarnos malestar y sobrecarga personal e incapacidad para identificar las necesidades propias.

Un flaco favor

Cuando nos entregamos a la voluntad del otro, muchas veces le estamos obstaculizando el desarrollo de habilidades emocionales y prácticas para la vida.

Como consecuencia, podemos tener hijos extremadamente dependientes, que ya en la edad adulta necesitan de sus padres para resolver cualquier problema; o parejas incapaces de poner una lavadora o cocinar.

La psicóloga apunta que, actuando así, fomentamos en los otros que «no desarrollen las habilidades para resolver y gestionar sus propios asuntos y propiciamos la dependencia o sobreprotección».

Además, se produce un déficit en su capacidad para reconocer el esfuerzo ajeno y, por tanto, para presentar gratitud y reciprocidad, que son claves para una buena socialización. Pensar en uno mismo, es también pensar en los demás.

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Señales de alarma

¿Cuándo es el momento de pararte y plantearte si te estás exigiendo demasiado?

  • Si percibes cierta obligación ante las peticiones de otros.
  • Si estas te crean un conflicto interno con tus propias necesidades.
  • O si realizas lo que te piden por miedo a las consecuencias negativas que te puede generar el no hacerlo.

“Cuando la necesidad de aprobación y de ser aceptados impida la expresión de nuestras necesidades o diferencias no estaríamos ante una actitud de generosidad sino de temor e inseguridad”, explica la experta.

¿Pensamos demasiado en nosotros mismos o demasiado poco? Suele criticarse el «pensar en uno mismo» pero ¿qué dice la Psicología sobre esta cuestión? Clic para tuitear

Claves para ganar tiempo para ti. 5 consejos para pensar en uno mismo

Consejos para pensar en uno mismo

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Hay 5 estrategias o recomendaciones esenciales para mejorar el autocuidado:

  1. Reparte y comparte la distribución y realización de tareas comunes en la familia.
  2. Destina tiempo a organizarte: planifica las tareas y obligaciones cotidianas, intentando considerar tanto las personales, laborales, familiares y sociales.
  3. Gestiona el tiempo para realizarlas: es útil tanto para prevenir el estrés como para evitar postergar el tiempo destinado a ti mismo.
  4. Planifica e incorpora actividades de ocio, deportivas, culturales o lúdicas en solitario o compartidas con otras personas de tu entorno.
  5. Reserva un momento del día para estar contigo a solas: sin estímulos externos que te distraigan para que puedas contactar con tus emociones, pensamientos y necesidades. Reserva un momento sin dispositivos móviles, ordenadores, redes sociales, televisión o radio.
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Conclusiones

No olvides que es muy beneficioso estar bien contigo mismo, no solo intentar agradar a los demás.

La responsabilidad en el autocuidado y bienestar personal es fundamental para la salud individual y de las relaciones personales.

Pensar en uno, es también pensar en los otros; es confiar en los demás, en la calidad afectiva de los vínculos que nos unen a las otras personas. Es reconocer la capacidad de dar y recibir propia y compartida.

Participa

Psicóloga Madrid. Marta GiménezMarta Giménez

Doctora en Psicología. Psicóloga Sanitaria. Especialista en Perspectiva de Género y Salud Emocional. Directora del Área de Investigación e Innovación de Área Humana.

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