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La Aceptación: Orientando nuestro bienestar emocional

La Aceptación: Orientando nuestro bienestar emocional

(Tiempo de lectura 12 minutos)

Carl G. Jung dijo: ”Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”. ¿Por qué, a veces, nos cuesta tanto aceptar la realidad? ¿Por qué seguimos dándole vueltas a aquello que escapa a nuestro control? La aceptación, al contrario de lo que pueda pensarse, no tiene por qué representar renuncia, abandono o resignación, puede expresar fortaleza personal: la flexibilidad y capacidad de adaptarnos a una realidad que no podemos controlar a nuestro antojo.

La aceptación es una herramienta esencial para nuestro desarrollo personal. Aceptar la realidad, aquello que no podemos cambiar, no es una actitud estática, es una decisión activa. Decidimos adaptarnos a las circunstancias adversas, en vez de quejarnos o regodearnos en la frustración, el enfado o la rumiación. Adaptarnos a la realidad mejora nuestro bienestar emocional. Al aceptar la adversidad, aprendemos de ella y también de nosotros y nosotras, descubrimos nuestros recursos, los mejoramos, nos transformamos, en definitiva, nos hacemos personas más resilientes con una mayor capacidad de autorregulación emocional.

¿Qué es la aceptación?

La aceptación es la capacidad para asumir la vida, tal como es, significa aceptar la realidad, con situaciones agradables o desagradables, sin intentar cambiar o combatir aquello que no podemos controlar. Es un proceso de tolerancia y de adaptación (no de lucha). Desde la aceptación podemos superar con más éxito situaciones vitales complicadas y avanzar en nuestro crecimiento personal.

ACEPTAR NO ACEPTAR
Integrar Luchar
Aprender Combatir
Adaptar Rumiar
Reconocer Revisar
Asumir Exigir
Asimilar Quejarse
Tomar conciencia Evitar
Entender Negar
Comprender Rechazar

El primer paso en esta estrategia eficaz y adaptativa, es detectar aquellas situaciones o circunstancias desagradables de nuestra vida ante las que no podemos realizar ningún cambio, bien porque no dependen de nosotros o nosotras, o porque no tenemos control sobre ellas.

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional (Buda)

Es aquí cuando tenemos que hacer un ejercicio de aceptación de las circunstancias, sean las que sean, alineando nuestros pensamientos y acciones en la búsqueda de dicha aceptación. De esta forma conseguiremos evitar un gasto de energía y de tiempo innecesario.

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Te propongo mi artículo sobre… La Rumiación: el laberinto de los pensamientos

Aceptación vs Resignación

Aceptar la realidad no significa no hacer nada y resignarse.

Cuando aceptamos una situación negativa o desagradable que no podemos controlar, no significa aceptar el malestar para siempre. Siempre puedo hacer algo para encontrarme mejor ante determinadas circunstancias. Es importante centrarse en aquello que sí está en mi mano, en lo que depende de mi. Sentir autocontrol, decidir responsabilizarme de mi propio estado de ánimo, para, poco a poco, poder cambiarlo, sin tirar la toalla o caer en la apatía de la resignación.

Elige qué harías tú en estas 3 situaciones
1. Pedro es jugador profesional de tenis y ha sufrido una grave lesión en el codo. El médico le confirma sus miedos: no va a poder volver a jugar a tenis a nivel profesional. ¿Cómo podría actuar Pedro ante esta noticia tan dolorosa para él?
  1. Resignarse y dejar el tenis para siempre, no volver a coger una raqueta nunca más ni volver a ver ningún partido de tenis en la tele.
  2. No aceptar la situación y seguir pidiendo opiniones médicas que le digan lo contrario, sometiéndose a tratamientos poco efectivos y agotadores.
  3. Aceptar las circunstancias tal y como son, sin que esto le impida disfrutar del tenis con sus amigos de forma distendida y plantearse el poder dar clases en un futuro.
2. María ha decidido romper su relación de pareja con Juan tras varios años de deterioro y discusiones. ¿Qué podría hacer Juan ante esta situación dolorosa?
  1. Resignarse y prometerse que nunca más volverá a tener pareja, ya que no va a volver a encontrar a nadie como María y está dispuesto a quedarse solo para siempre.
  2. No aceptar la situación y seguir insistiendo y llamando a María para pedirle una segunda oportunidad. Está seguro de que al final ella cambiará de opinión.
  3. Aceptar las circunstancias y la decisión de María, asumiendo que va a pasar unas semanas o meses difíciles y que poco a poco se irá encontrando mejor, apoyándose en sus amigos y manteniendo sus rutinas activas.
3. A Ignacio siempre le ha acomplejado su altura, siempre ha sido el más bajito de sus amigos. ¿Cómo actuaría Ignacio para favorecer la aceptación de sus circunstancias?
  1. Resignarse a pensar que su altura siempre va a ser un problema para él, y que probablemente nadie se fijará en él por ser tan bajito.
  2. No aceptar su altura tal y como es, utilizando plantillas en los zapatos, haciendo diariamente ejercicios para estirar la columna, etc.
  3. Aceptar sus circunstancias tal y como son. Centrarse en sus valores, cualidades y relacionarse con naturalidad. Hay muchas personas bajitas que tienen pareja, e incluso mi altura me viene muy bien para ser más ágil en determinados deportes.
Hay 3 conceptos: ✅ la aceptación, ✅ la resignación y ✅ la tolerancia, que suelen confundirse, pero no son lo mismo. ¿Quieres saber en qué se diferencian? Clic para tuitear

Aceptación vs Tolerancia

Aceptar la realidad no significa tolerarla pero oponernos a ella y desafiarla desde la negación.

La aceptación es incondicional, sin juicios de valor ni «oposicionismo», acepto las circunstancias tal y como son, sin “peros”.

En cambio, la tolerancia implica asumir una circunstancia emitiendo un juicio negativo. “Aguantamos” o “soportamos” una situación desagradable pero al mismo tiempo escondemos un profundo oposicionismo o desacuerdo al respecto.

Esto puede ocasionar que la persona mantenga en el tiempo un profundo sentimiento de insatisfacción, pudiendo llegar a “explotar” o expresar todo ese oposicionismo de forma inadecuada o impulsiva.

Si nos vamos al ámbito interpersonal, podemos encontrar ejemplos que nos ayudan a entender mejor la diferencia entre ambos conceptos:

Aceptar a los demás no es igual que tolerar a los demás.

El aceptar a los demás, implica asumir o entender que las personas pueden tener diferentes formas de ver las cosas, diferentes formas de interpretar, de actuar o de expresarse.

Todos partimos de un funcionamiento personal único e intransferible, y lo más importante, todas estas maneras de funcionar son lícitas y válidas. No hay una única manera de hacer las cosas ni de interpretar las situaciones.

La empatía nos ayuda a entender el funcionamiento del otro, a ponernos en su lugar, a aceptar sus características personales como válidas y respetables.

La tolerancia, en cambio, consistiría en “aguantar o soportar” las interpretaciones o acciones de los demás sin entenderlas, sin empatizar con ellas, sin validarlas. Dando por hecho que mi forma de pensar, sentir y actuar es la única forma válida para afrontar las situaciones que me rodean.

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¿Sabes qué tienen en común la aceptación y la gratitud? La Gratitud

Aceptación: Una estrategia emocional muy valiosa

Aceptar la realidad

Basándonos en recientes investigaciones y en la Terapia de Aceptación y Compromiso o “ACT” (Hayes, Strosahl y Wilson, 2015; Wilson y Luciano, 2002), se ha demostrado que el tomar contacto con lo que sentimos, experimentar, sentir e identificar nuestras emociones (sin emitir juicios o intentar eliminar esas sensaciones desagradables), ayuda a desarrollar una adecuada regulación emocional.

En nuestra consulta tratamos muchos problemas de ansiedad y encontramos que parte del problema para poder disminuir esa emoción, es una falta de aceptación de lo que estamos sintiendo. Atendemos a personas que intentan “eliminar” o no sentir ansiedad, buscando desesperadamente dejar de sentirla, porque la ven como una amenaza en su vida, huyendo, evitando todas aquellas situaciones en las que podrían sentir malestar. Y es fundamental comprender que “no querer sentir ansiedad” se ha comprobado que provoca el efecto contrario en la persona. La evitación experiencial de emociones, no es el mejor afrontamiento que podemos hacer. Este afrontamiento de escape, aunque alivie a corto plazo, hace que las emociones incómodas se perpetúen, y se relaciona con una gran variedad de psicopatologías y problemas psicológicos.

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¿Sabes cómo reconocer y aceptar tus errores?: Estrategias para aceptar tus errores

La ansiedad, como cualquier otra emoción displacentera (tristeza, enfado, culpa, etc.) es una emoción que forma parte de nuestro repertorio humano, tiene una función adaptativa. Es nuestro sistema de defensa personal, que nos permite prevenir y responder ante posibles peligros o amenazas. Conocer esto, no verla como un peligro, es un primer paso para aceptarla.

Identificar, sentir, dar espacio, expresar, normalizar y aceptar ésta o cualquier otra emoción desagradable, se ha convertido en uno de los retos más importantes para alcanzar nuestro bienestar y satisfacción vital.

Cuando la realidad no nos gusta, no podemos negarla, borrarla o ignorarla… ¿Sabes cuál es la alternativa más saludable psicológicamente? Clic para tuitear

5 características de la persona, que dificultan la aceptación

¿Por qué nos cuesta aceptar la realidad?

¿Por qué determinadas personas tienen más dificultades a la hora de aceptar las circunstancias vitales negativas? ¿Qué variables marcan la diferencia? Aquí tenemos algunas características personales que potencian la tendencia a no aceptar la realidad que no nos gusta.

  1. Baja tolerancia a la incertidumbre: no aceptar la incertidumbre como parte inevitable de la vida, anticipando constantemente todas las posibles variables que pueden acontecer (“y si cambia de opinión, y si hay algo que se me escapa, y si en realidad no me está diciendo toda la verdad”, etc.).
  2.  Creencias irracionales relacionadas con el control o la responsabilización excesiva, como: “siempre se puede hacer algo”, “todo depende de mi”, etc.
  3. Reglas morales rígidas (“deberías”) y la sensación permanente de injusticia: tendencia a interpretar la realidad en términos de blanco o negro, sin atender a posibles “grises” o formas distintas de funcionamiento.
  4.  Atribuciones externas: atribuir las causas del malestar a variables externas (como el karma, la suerte, etc.) puede dificultar la aceptación de situaciones displacenteras. Por ejemplo: el opositor que ha suspendido 5 veces y atribuye a la mala suerte o a los examinadores la causa de su fracaso.
  5.  Intolerancia emocional: Cuando aceptar la situación supone experimentar elevados niveles de malestar, se puede tender a negar o a no asumir lo que está ocurriendo (evitación experiencial o cognitiva).

3 circunstancias que dificultan aceptar la realidad

  1. Nivel de gravedad de la situación a aceptar: hay situaciones que son más difíciles de aceptar que otras, en función no sólo de los recursos personales, sino también del grado de interferencia que puede generar dicha situación.Por ejemplo, sería más fácil aceptar que un familiar va a fallecer de cáncer tras un proceso largo de enfermedad, que si el fallecimiento es repentino o inesperado. O el aceptar un despido laboral teniendo un colchón económico o por el contrario, generando problemas económicos y de mantenimiento de los hijos.Influye, por tanto, el nivel de gravedad de la situación, en función del ajuste de expectativas o sorpresividad, el impacto o repercusiones posteriores, etc.
  2. Momento vital en el que se produce: en ocasiones pueden darse simultáneamente varias situaciones vitales estresantes, lo que dificulta la aceptación de las mismas.
  3. Apoyo social disponible: Si en ese momento la persona cuenta con una adecuada red de apoyo social o por el contrario la persona se encuentra aislada o desamparada.

6 beneficios emocionales de aceptar la realidad

Beneficios de aceptar la realidad

Todas estas situaciones negativas que aceptamos nos transforman, ponen en marcha nuestras habilidades de adaptación y abren paso al cambio y al aprendizaje, que van a ser fundamentales para el afrontamiento de circunstancias futuras.

Algunos de los beneficios que se pueden obtener si se trabaja la aceptación:

  1. Aprendizaje y cambio personal, ya no soy el mismo tras el proceso de aceptación
  2. Mayor ajuste con la realidad, fomenta pensamientos más racionales y objetivos.
  3. Resiliencia y fortaleza para manejar situaciones futuras.
  4. Paso a la acción: búsqueda de soluciones, desbloqueo.
  5. Ahorro de energía y tiempo, optimizar mi malestar sin magnificarlo.
  6. Autoestima, sensación de capacidad y de control personal.

7 técnicas para mejorar nuestra capacidad de aceptación

7 técnicas para aceptar la realidad tal y como es

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Te propongo 7 estrategias para desarrollar la capacidad de aceptación, una capacidad que no es innata, se entrena y se adquiere.

1. Reconoce lo que te lleva a tener emociones displacenteras. Detecta qué situaciones o circunstancias hay en tu vida que no te satisfacen o te causan malestar, y los diferentes grados en que los sientes.

2. Identifica tus emociones y lo que te quieren decir. Las emociones están para ayudarte. Date permiso para sentir, para escucharte y para expresar lo que sientes. Identifica tus emociones displacenteras, ponles nombre. ¿Es normal que me sienta así?

3. Incrementa tu tolerancia a sentir. Cuando sientas alguna emoción displacentera (ansiedad, tristeza, miedo, envidia, celos, etc.) es muy eficaz exponerte a lo que sientes. Fíjate en eso que estás sintiendo, obsérvalo, nota donde lo sientes en tu cuerpo, quédate un rato sintiéndolo, sin alarmarte. Practica esto con frecuencia.

4. Céntrate en lo que depende de ti. Piensa si hay algo que puedas hacer para resolver la situación de malestar. Céntrate en lo que está en tu mano.

  • Si la respuesta es SÍ: busca soluciones posibles y pon en marcha tu plan de acción.
  • Sí la respuesta es NO: practica la aceptación. No intentes combatir o cambiar la situación desagradable. Céntrate en aquellas cosas que puedo hacer para sentirme mejor.

5. No te centres en la emoción como un peligro a vigilar. No te resignes ni te dejes llevar por la apatía o por el regodeo emocional, piensa en pequeños pasos y acciones que puedas llevar a cabo.

6. Afronta las emociones inteligentemente. Elimina la rumiación o la búsqueda de causas y porqués. Enfócate en “PARA QUÉ” me puede estar ocurriendo esto o para qué me puede servir.

7. Entrena la aceptación. La aceptación no es innata, es un proceso, tómate tu tiempo y sé paciente.

Quiero acabar con un pensamiento de José Saramago, hoy, que es el décimo aniversario de su muerte: «Nuestras fortalezas ante la vida se construyen superando tres barreras: el miedo, la resignación y la indiferencia».

La aceptación es uno de los pilares del bienestar emocional, que no debemos confundirla con la resignación, la evitación o la tolerancia. Te proponemos 7 técnicas para aceptar la realidad tal y como es Clic para tuitear
El contenido de este artículo es información, y aun siendo un artículo científico y riguroso, y estar elaborada por un equipo de expertos y expertas, tiene un carácter formativo, educativo y divulgativo, y no puede ser utilizado o interpretado como diagnóstico psicológico o médico.
Cuando las emociones desagradables son muy intensas y afectan a tu vida de forma significativa, recomendamos que acudas a un psicólogo o psicóloga que valore tus características individuales y te oriente de forma específica.

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:
Psicóloga Madrid Natalia FrancoNatalia Franco

Psicóloga Sanitaria. Especialista en intervención clínica. Experta en desórdenes emocionales.

Ponte en contacto con nosotrosEstamos a tu disposición para cualquier duda o consulta que desees hacernos | Psicólogos Madrid Centro de Psicología Área Humana

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