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La vergüenza: la influencia de la mirada de los demás

La vergüenza: la influencia de la mirada de los demás

(Tiempo de lectura 11 minutos)

¿Qué te sugieren estos términos coloquiales: “Vergüenza ajena”, “no tener vergüenza”, “avergonzarse”, “vergüenza torera”, “sin vergüenza”…?

Probablemente, según sean tus tendencias de personalidad, tus creencias o tus experiencias, la palabra vergüenza tendrá un significado más o menos positivo o negativo.

Muchas personas perciben la vergüenza como un obstáculo, les bloquea, condiciona y limita sus acciones e iniciativas. Para otras personas no tener vergüenza expresa una inadmisible falta de límites y escrúpulos, de consideración y respeto hacia los demás.

Lo cierto es que la vergüenza es una poderosa emoción, aunque no es una de las seis emociones básicas –alegría, tristeza, miedo, ira asco y sorpresa–, es una de las emociones más universales y frecuentes, como el amor, la envidia o la culpa, que ya hemos tratado en otros artículos de nuestro blog.

En este artículo vamos a explorar la complejidad de esta poderosa emoción, que afecta y limita a tantas personas por sentirla, y también vamos a explicar lo valiosa que es su función adaptativa y social. Y como siempre, lo vamos hacer con una perspectiva científica que nos da la Psicología. ¡Acompáñanos!

¿Qué es la vergüenza?

Qué es la vergüenza

Todos y todas hemos “pasado un mal trago”, nos hemos “puesto como un tomate”, nos hemos “sentido desnudos o desnudas” y hemos pensado: “¡tierra, trágame!”. En definitiva hemos sentido vergüenza. Y coincidiremos –solo hay que rememorar aquellas situaciones en la que nos “moríamos de vergüenza”– en lo poderosa que es esta emoción. Pero, ¿qué es la vergüenza? ¿Cuál es su origen?

La mayoría de las definiciones coinciden en que la vergüenza es una emoción intensa que surge ante la percepción –real o imaginaria– de haber realizado una transgresión –conducta que se considera inadecuada– o haber cometido un error importante. Y que tiene, como principal característica, una dimensión social: la exposición de nuestro acto o conducta al juicio de los demás, a su evaluación y valoración.

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¿Cómo se manifiesta la vergüenza?

¿Has sentido vergüenza en alguna de las siguientes ocasiones: En un evento donde tu forma de vestir es diferente a la del resto de personas; cuando se pone en evidencia delante de otras personas que no conoces una información que podría considerarse básica; al darte cuenta de que tienes una mancha en tu camisa; cuando mandas por error un mensaje de texto comprometido a la persona equivocada; al no reconocer a alguien que seguramente tendrías que recordar; cuando tus habilidades no están a la altura que se esperaría?

La vergüenza puede expresarse con diferentes grados de intensidad y duración, y se experimenta de un modo diferente en función de factores psicológicos individuales pero también de cuestiones culturales y sociales.

Expresiones físicas de la vergüenza:
  1. Rubor. A menudo la vergüenza se manifiesta con un enrojecimiento del rostro debido a un aumento del flujo sanguíneo en la cara.
  2. Mirada baja. Al sentirnos avergonzados o avergonzadas tendemos a evitar el contacto visual directo y a bajar la mirada o cambiar su dirección.
  3. Tensión muscular. Nos tensamos al sentir vergüenza, especialmente apretamos los dientes, contraemos los músculos de la espalda o cerramos las manos.
  4. Nos encorvamos. Al sentir vergüenza nos “encogemos”, adoptamos una postura como si quisiéramos hacernos menos visibles, encoger.
  5. Nos alejamos. Nuestro lenguaje verbal expresa evitación, rechazo al contacto físico: retrocedemos, usamos los brazos y las manos como escudo.
Expresiones emocionales de la vergüenza:
  1. Incomodidad. La vergüenza se acompaña de sensaciones de malestar emocional, de humillación.
  2. Baja autoestima. Aunque no seamos conscientes en ese momento de ello, el sentimiento de vergüenza se acompaña de una caída en la autopercepción, en la visión de uno o una misma.
  3. Evitación. Cuando vives una situación vergonzante quieres desaparecer, huir, evitar la situación.
  4. Autocrítica y culpa. Es muy frecuente que la vergüenza esté unida a la autocrítica y a culpabilización: “Cómo se me ocurre hacer esto”. “Qué desastre, siempre me pasa lo mismo”.
  5. Ansiedad. Cuando la vergüenza se origina en un contexto social puede ir acompañada de ansiedad ante los demás, de angustia y de temor al juicio y a la reacción de las demás personas.

En relación a este último punto, debemos considerar que la vergüenza es una emoción con un claro significado social, es decir está muy relacionada con nuestras habilidades sociales, con la forma en la que percibimos y gestionamos nuestras interacciones con los demás.

El valor social de la vergüenza

Manifestaciones de la vergüenza

Aunque para muchas personas sentir vergüenza sea una experiencia negativa, al igual que la tristeza, por ejemplo, la vergüenza es una emoción muy útil y valiosa, sobre todo en su vertiente social.

Desde una perspectiva evolutiva la vergüenza es una respuesta emocional con una función adaptativa –ya hemos hablado de esto al explicar la función de emociones adaptativas como el miedo, la tristeza o la ansiedad–, respuesta que facilita la convivencia y la cohesión social y conformidad de los individuos dentro de las comunidades.

Desde esta perspectiva podemos destacar 4 importantes funciones de la vergüenza:

  1. Regulación social. Al sentir vergüenza por acciones que se consideran socialmente inadecuadas o inaceptables, las personas vamos a sentirnos motivadas a corregir y mejorar nuestros comportamientos, aprendiendo los códigos de relación e interacción social compartidos por todas y todos.
  2. Prevención del comportamiento antisocial. La vergüenza puede actuar como un mecanismo de control social, que disuade de realizar actos o expresar comportamientos que perjudiquen y dañen a otras personas.

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  1. Aprendizaje ético. La vergüenza puede fomentar y facilitar el aprendizaje moral y social, permitiendo hacernos conscientes de en qué momentos y por qué estamos trasgrediendo las normas sociales o vulnerando los derechos de las demás personas.
  2. Respeto y humildad. Si sabemos gestionar correctamente esta emoción, la vergüenza puede ser la expresión ante los demás de nuestra aceptación de responsabilidad por un error cometido y una demostración de arrepentimiento y de nuestra capacidad de mejora. Quien no se avergüenza por sus errores expresa un pensamiento rígido e inflexible y una elevada carencia de humildad.

El valor psicológico de la vergüenza

Ya hemos explicado el valor de la vergüenza en relación a la naturaleza social de esta emoción, pero la vergüenza puede desempeñar un papel crucial en el crecimiento y el desarrollo de la persona.

Estos son algunos de sus beneficios psicológicos:

  1. Regulación social. La vergüenza nos ayuda a aprender y adaptarnos a las expectativas de nuestro entorno social, fomentando comportamientos más favorables para la socialización.
  2. Mejora de relaciones. Aunque pueda parecer a primera vista contradictorio, sentir vergüenza por acciones consideradas inapropiadas nos permite distinguir y aprender entre lo correcto y lo incorrecto, contribuyendo a desarrollar un sentido ético y moral que va a permitirnos relacionarnos mejor.
  3. Empatía. La experiencia de la vergüenza es universal y compartida por todas las personas. Al experimentar y comprender esta emoción vamos a empatizar con otras personas que también la experimentan y fomentar sentimientos de solidaridad y de compasión.
  4. Autoconciencia. La vergüenza nos proporciona una señal de que hemos transgredido normas y valores, personales o compartidos. Esto nos permite reflexionar sobre nuestro comportamiento, propiciando el cambio y la evolución personal.
La vergüenza puede convertirse en un problema emocional para algunas personas, hablamos de ello en nuestro artículo, pero también explicamos cómo podemos aceptar y comprender esta emoción entendiendo su función y sus beneficios Clic para tuitear

Cuándo se convierte la vergüenza en un problema

La vergüenza como problema

En otros artículos hemos hablado del valor adaptativo que tiene la ansiedad, una emoción que en origen se activa para protegernos ante un riesgo inminente, ponernos en alerta y prepararnos para la acción, se convierte en un problema cuando aparece con una frecuencia y una intensidad que no son ni proporcionales, ni están justificados.

Esto mismo sucede con la vergüenza. Cuando aparece de manera persistente y excesiva puede desencadenar dificultades emocionales y psicológicas, como:

  1. Ansiedad. Si no gestionamos adecuadamente los sentimientos de vergüenza se puede producir un círculo asociado a la ansiedad: sentimos vergüenza luego crece nuestra ansiedad por la crítica o los juicios de los demás, luego siento más vergüenza.
  2. Evitación y aislamiento social. En ocasiones, en vez de afrontar y gestionar nuestra emoción de vergüenza, tratamos de paliar la situación –no de resolverla– evitando situaciones que puedan provocarnos nuevamente vergüenza, esta tendencia a evitar, no sólo no nos permite el aprendizaje, sino que puede fomentar el aislamiento social y la soledad no deseada.
  3. Baja autoestima. Un sentimiento de vergüenza persistente y reiterado termina erosionando nuestra autoestima. Esta gestión inadecuada de la vergüenza genera un nuevo bucle negativo: sentimos vergüenza, nos evaluamos negativamente, con lo que es más fácil sentir vergüenza la próxima ocasión al afrontarla con menor autoestima.
  4. Tristeza – Depresión. Cuando la vergüenza se cronifica, la baja autoestima, la ansiedad, los sentimientos de culpa… contribuyen a experimentar desesperanza y una visión catastrofista de lo que se avecina, y puede desencadenar en sintomatología depresiva.
  5. Trastornos de la conducta alimentaria. La vergüenza es una emoción que puede estar presente en algunos trastornos de la conducta alimentaria (TCA), y que va en ambas direcciones. Un ejemplo es que las personas con TCA se sienten avergonzadas en relación a su cuerpo y a sus pautas de alimentación.

Si la vergüenza, por su intensidad y persistencia, está afectando a nuestra vida cotidiana y a nuestras relaciones, tal vez sea el momento de consultar con una psicóloga o un psicólogo, para que nos ayude a investigar y comprender los factores que han provocado este desajuste emocional y poner en marcha estrategias de aprendizaje y gestión de nuestras emociones.

Estrategias prácticas en relación a la vergüenza

Estrategias ante la vergüenza

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Estas son 4 estrategias básicas y prácticas para mejorar la gestión de tu emoción de vergüenza:

  1. Autocompasión. Trátate con amabilidad, comprensión y compasión en los momentos de vergüenza. Acéptate, normaliza tus emociones, recuerda que la vergüenza es una emoción que te ayuda a reconocer tus errores y aprender.
  2. Cuestiona tus pensamientos negativos. A menudo la vergüenza se acompaña de pensamientos autocríticos, de exageraciones, de anticipaciones… Fomenta un diálogo que cuestione pensamientos como: “Estoy haciendo el mayor de los ridículos”. “Soy el hazmerreír”. “No van a volver a invitarme”.
  3. Practica la autorreflexión constructiva. Aprovecha estas situaciones en las que sientes vergüenza para evitar el autorreproche y en cambio, reflexionar sobre lo que has aprendido para futuras situaciones. Quítale “hierro” a la situación, ponle humor.
  4. Evita humillar a los demás. Que tu trabajo en comprender y gestionar tu vergüenza sea útil para tener empatía y comprensión con las personas que pueden verse en situaciones parecidas. No humilles o incidas en la vergüenza que puede estar sintiendo otra persona.
4 estrategias básicas y prácticas para mejorar la gestión de tu emoción de vergüenza Clic para tuitear

5 Preguntas Frecuentes (FAQ) sobre la vergüenza y sus respuestas desde la Psicología

FAQ sobre la vergüenza

(Clic en la pregunta para ver la respuesta)
1. ¿Qué es la vergüenza desde una perspectiva psicológica?
2. ¿Cuáles son las causas de la vergüenza?
3. ¿Cuáles son los efectos de la vergüenza en nuestra salud mental?
4. ¿Cómo abordar y gestionar la vergüenza?
5. ¿Es posible utilizar la vergüenza de manera constructiva?

Conclusión

La vergüenza es una poderosa y compleja emoción que todas las personas experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Si bien puede ser incómoda y desafiante, también tiene el potencial de ser una fuente de crecimiento y aprendizaje.

Recuerda que la vergüenza no define tu valía como persona. Puedes manejarla, fomentando la autocompasión, desafiando los pensamientos negativos y buscando apoyo cuando sea necesario, o simplemente aceptarla entendiendo la función que cumple y aprendiendo de ella.

La Psicología nos brinda herramientas y estrategias para comprender y manejar la vergüenza de manera constructiva. Los y las profesionales de la Psicología estamos aquí para ayudarte a explorar tus emociones, superar tus desafíos y construir una vida más plena y satisfactoria.

Tenemos que permitirnos ser vulnerables, liberarnos de la carga de la vergüenza y aceptarnos. Recuerda que mereces bienestar emocional en tu vida, y la Psicología está aquí para acompañarte en ese camino de autocuidado.

Bibliografía

Estos son algunos de los estudios científicos relevantes sobre la emoción de la vergüenza:

  1. Tangney, J. P., Wagner, P. E., & Gramzow, R. (1992). Proneness to shame, proneness to guilt, and psychopathology. Journal of Abnormal Psychology, 101(3), 469-478. Este estudio investiga la relación entre la propensión a sentir vergüenza y culpa con la psicopatología, proporcionando evidencia de que la vergüenza está asociada con una mayor vulnerabilidad a los problemas de salud mental.
  2. Tracy, J. L., & Robins, R. W. (2004). Putting the self into self-conscious emotions: A theoretical model. Psychological Inquiry, 15(2), 103-125. Este estudio presenta un modelo teórico que explora la relación entre la vergüenza, la culpa y la autoconciencia. Proporciona una base conceptual para comprender cómo la vergüenza puede afectar la percepción y la experiencia de uno mismo.
  3. Gilbert, P., & Miles, J. N. V. (2000). Sensitivity to social put-down: It’s relationship to perceptions of social rank, shame, social anxiety, depression, anger and self-other blame. Personality and Individual Differences, 29(4), 757-774. Este estudio examina la sensibilidad a las críticas y la vergüenza en relación con la percepción de rango social, la ansiedad social, la depresión y la ira. Se destaca la importancia de la vergüenza en el contexto de las interacciones sociales y su relación con otras emociones negativas.
  4. Lickel, B., Steele, R. S., & Schmader, T. (2008). Group-based shame and guilt: Emerging directions in research. Social and Personality Psychology Compass, 2(2), 563-581. Este artículo revisa la literatura sobre la vergüenza y la culpa en el contexto de los grupos sociales. Examina cómo estas emociones pueden surgir y tener impactos tanto a nivel individual como grupal, y destaca la importancia de considerar los procesos grupales en el estudio de la vergüenza.
  5. Tracy, J. L., & Robins, R. W. (2007). The psychological structure of pride: A tale of two facets. Journal of Personality and Social Psychology, 92(3), 506-525. Aunque este estudio se centra principalmente en la emoción del orgullo, también examina la relación entre el orgullo y la vergüenza. Proporciona información sobre cómo estas emociones se entrelazan y cómo pueden influir en la experiencia y expresión de la vergüenza.

Un artículo del Equipo de Psicología Área Humana

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