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La pareja en crisis. «Ni contigo ni sin ti»

La pareja en crisis. «Ni contigo ni sin ti»

(Tiempo de lectura 13 minutos)

Cada pareja tiene una historia que contar. Una vida compartida con la persona elegida. Experiencias, sentimientos, recuerdos, deseos y anhelos… algunos se habrán cumplidos y otros nunca llegarán a hacerse realidad. Pero esas historias, diferentes para cada pareja, tienen algo en común: todas, habrán pasado por una crisis de pareja, y si no lo han hecho aún… lo harán.

El término “crisis” no es en sí mismo negativo, en su etimología hay significados como: “distinción”, “elección”, “discernimiento” o “decisión”. Y en relación a esta etimología se encuentra la palabra “criterio”: “saber tomar la decisión correcta”, y estos son conceptos muy positivos.

En mi trabajo como psicóloga, y en particular en mi especialidad como experta en terapia de pareja, un objetivo fundamental es que las personas que afrontan una crisis de pareja adquieran “criterio”, capacidades, para tomar decisiones y gestionarla.

Pero, con mucha frecuencia, me encuentro con un tipo de respuesta a esas situaciones que producen un estilo especial de relaciones: las parejas intermitentes: parejas que rompen, vuelven a estar juntas, vuelven a romper… Es lo que tan bien explica la expresión: ”ni contigo ni sin ti”. Vamos a revisar qué hay tras esta expresión en las relaciones de pareja.

La crisis de pareja: ¿Inevitable?

La identidad de cada persona se expresa en cómo interpreta y afronta los acontecimientos de la vida. En consecuencia será normal que en una relación de pareja se manifiesten las diferencias entre dos identidades.

Cada persona interpretará la vida de un modo diferente, y lo hará, en gran medida, en función de sus valores culturales y sociales, de sus creencias, de sus ideas o de sus expectativas.

También será decisiva su biografía vital, sus experiencias. Y por supuesto, será crucial su personalidad. Y aquí quiero mencionar un concepto clave en la personalidad: el estilo de apego.

Viñeta Psicologos Madrid Os recomiendo mi vídeo «El apego, significado e influencia en la personalidad», en el que describo qué es el apego, qué valor tiene en la construcción de la personalidad y qué diferentes estilos de apego existen.

En el origen de las parejas que no son capaces de mantenerse unidas, pero tampoco acaban de separarse hay desajustes relacionados con los estilos de apego Clic para tuitear

Es natural, por tanto, que se manifiesten diferencias en la pareja. Dependerá de su naturaleza y del modo en el que las gestionemos, para que los conflictos que generen y sus consecuencias, sean de mayor o menor gravedad.

Una cuestión decisiva en las relaciones de pareja son las expectativas, es decir la visión que tiene cada persona sobre cómo debería ser una relación.

Algunas personas tienen un concepto muy idealizado de la pareja. Esto es muy estimulante en las primeras fases de la relación, y les ayuda a ilusionarse, a conocerse, a desearse y enamorarse con rapidez.

Pero también, la idealización establece un “listón” muy elevado que suele contrastar con la realidad y que lleva a desilusionarse y desencantarse con igual rapidez, y abandonar las relaciones en una continua búsqueda de ese ideal. (Es muy conveniente repasar el concepto de perfeccionismo).

Por el contrario, hay personas que tienen unas expectativas muy bajas sobre las relaciones de pareja, esto les hace tener una actitud muy crítica, tienden a identificar en cualquier detalle un síntoma que confirma sus presagios. Es lo que llamamos “profecía autocumplida”. Si de partida, tiendes a pensar que la pareja es algo muy difícil, cualquier dificultad o conflicto lo interpretarás según este juicio previo, y te dirás: “Ya lo sabía. Lo veía venir. Siempre sucede lo mismo”: una actitud más orientada a anticipar el fracaso que a buscar soluciones.

Luego, ya tenemos una respuesta a la pregunta inicial. ¿Son inevitables las crisis de pareja? Lo son. La cuestión es cómo se afrontan esas crisis y con qué objetivos.

Hay diferentes formas de responder a una crisis de pareja

Fases en una crisis de pareja

“Cada pareja es un mundo”. Sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para confirmar que cada pareja tiene una personalidad propia, irrepetible.

No vivir en pareja

Por supuesto, que muchas personas no viven o deciden no vivir en pareja, o se plantean las relaciones con un bajo nivel de compromiso. Y tienden a relaciones de poca duración, primando los objetivos personales a los proyectos en pareja.

Viñeta Psicologos Madrid Os recomiendo el artículo de mi compañero José Serrano: «Con mi edad y no he logrado una relación estable ¿Se puede ser feliz sin pareja?»

Afrontar las adversidades y buscar soluciones

Hay parejas que, pese a las diferencias, son capaces de afrontar las adversidades, superar sus crisis de pareja, y adaptarse y evolucionar.

Son parejas que tienen un estilo de apego seguro, comparten objetivos, han desarrollado recursos y habilidades para resolver sus conflictos, y evolucionan creando vínculos afectivos sólidos y estables, y valores de respeto, independencia y autonomía que les permiten crecer individualmente, al tiempo que compartir un proyecto común.

Que estas parejas se mantengan unidas no significa, ni que no se vean enfrentadas a dificultades y problemas, ni que tengan personalidades iguales; sino que han aprendido a afrontar las adversidades y a encontrar soluciones compatibles y aceptables por ambos miembros de la pareja. Podríamos hablar de parejas con un elevado nivel de resiliencia.

Viñeta Psicologos Madrid Os podría interesar mi artículo «La Comunicación en la Pareja: El vínculo más duradero».

Decidirse por la ruptura

Otras parejas, en cambio, no encuentran solución a sus conflictos. Tras una o varias crisis, finalizan su relación, al no encontrar razones y motivaciones suficientes para continuar juntos. Tienen dificultades y diferencias profundas –como estilos de apego incompatibles– o no saben poner en marcha recursos y estrategias orientados a solucionar los problemas.

Mirar hacia otro lado

Pero la ruptura, no es la única respuesta en estos casos de conflictividad. Algunas parejas se mantienen a tenor de una tendencia evitativa frente a los problemas. La evitación en esto casos no resuelve las dificultades sólo las oculta, las enmascara y retrasa su aparición. Como dice Julia Vidal en su vídeo «La Evitación ¿Una forma de afrontar la vida?»“Evitar algo que debes resolver es estar dándole vueltas al problema para volver al mismo sitio”.

Ni contigo ni sin ti

Otro estilo frente a las crisis de pareja es el que he llamado antes “ni contigo ni sin ti”. El patrón habitual en este tipo de relaciones de pareja es que, tras una crisis dejan de estar unidas durante un tiempo indeterminado –horas, meses, años…– para reconciliarse a continuación. Y este esquema unión-separación lo mantienen y lo repiten.

A este tipo de relación se les suele llamar relaciones de pareja intermitente. Son parejas que no pueden mantenerse unidas pero tampoco separarse por completo.

Una relación así genera importantes consecuencias emocionales en los miembros de la pareja –estrés, culpabilidad, resentimiento, ira, tristeza…–, socava la autoestima y la ilusión, y lo que es también muy importante, afecta a las personas cercanas a la pareja: a los hijos, a la familia, a los amigos…

Para comprender mejor las parejas intermitentes –“ni contigo ni sin ti”–, vamos a ver algunos de los momentos por los que pasa una relación durante una crisis de pareja.

¿Os resulta familiar la expresión 'ni contigo ni sin ti'? Hay diferentes formas de afrontar una crisis de pareja. La psicóloga nos previene sobre alguna de ellas Clic para tuitear

Fases en una crisis de pareja: las 5 preguntas clave

Afrontar una crisis de pareja

  1. ¿Funciona nuestra relación?. La pareja que entra en crisis, antes de plantearse la ruptura, pasa por una fase en la que uno o ambos miembros de la pareja, adquieren consciencia de que las cosas no marchan bien, sin duda sienten un elevado malestar emocional, e identifican muchos de los problemas, pero no han decidido aún si la relación tiene posibilidades de continuar.
  2. ¿Lo hemos intentado lo suficiente? Esta pregunta suele ser común en la parejas en esta fase de pre-ruptura. Tal vez la primera duda que surge es si han luchado lo suficiente por la relación. Si cabe darse otra oportunidad.
  3. ¿Y si nos damos una oportunidad? Si la decisión es darse una oportunidad, inmediatamente se ponen en marcha estrategias que eviten la ruptura o, si se ha producido, retomar la relación. Se intenta cambiar o adaptarse a la otra persona. Se muestra más flexibilidad y tolerancia, se plantean nuevas actividades o se rescatan otras ya abandonadas.La reconciliación tras la ruptura puede ser una oportunidad para renovar y fortalecer el vínculo afectivo y puede suponer un cambio de dirección, hacia mejor, en la relación de pareja. Pero también puede tener una consecuencia completamente distinta. Si sólo se producen cambios aparentes, cuando los miembros de la pareja vuelven a sus tendencias naturales, a mostrarse tal y como son, o dejan de esforzarse o los cambios percibidos no son suficientes; reaparece la necesidad de nuevo de separarse.
  4. ¿No crees que debemos separarnos? Este es el momento en el que se empieza a adquirir consciencia de que la relación ha terminado. El impacto emocional dependerá del contexto y las circunstancias de la pareja: de cómo se ha llegado a esta decisión, si ha sido de mutuo acuerdo, si hay hijos, la situación social, personal y familiar de cada miembro, etc. En cualquier caso, es un momento de gran complejidad.
  5. ¿Cómo nos separamos? La pareja ya es consciente de la ruptura. Se empieza a explicar la situación al entorno, a los familiares, a los amigos… Y empiezan a tomarse decisiones prácticas, sobre la vivienda, los hijos e hijas, la nueva situación legal (divorcio, separación…), etc.En esta fase se inicia un proceso emocional clave:el duelo por ruptura.

Viñeta Psicologos Madrid Os recomiendo que veáis el vídeo de Julia Vidal «Comprender nuestras emociones para superar una ruptura de pareja». En él explica de una forma excelente cómo es el duelo emocional en la ruptura de pareja.

La principales fases en una crisis de pareja: Las 5 preguntas clave Clic para tuitear

“Ni contigo ni sin ti” Quedarse en un bucle entre la ruptura y la reconciliación

Muchas parejas no completan estas fases, sino que vuelven a repetir el ciclo una y otra vez, sin llegar a romper definitivamente.

Crisis – Separación – Reconciliación – Unión – Conflictos – Crisis

Si esta dinámica se repite y se mantiene en el tiempo el ciclo de unión- separación (Dailey et al., 2009), la pareja intermitente puede afectar a la salud emocional no solo de los implicados sino también de los demás miembros de la familia.

Una investigación realizada por la Universidad de Missouri en los Estados Unidos en el 2018, estimó que más del 60% de los adultos que han estado involucrados en este tipo de relación intermitente, en algún momento de sus vidas padecieron síntomas emocionales, como depresión y ansiedad.

No obstante, aunque “romper y volver a estar juntos no supone siempre un mal presagio para una pareja. Para algunas parejas, separarse puede ayudar a que se den cuenta de la importancia de su relación, contribuyendo a uniones más sanas y comprometidas”.

Mariela Michelena (2010), autora del libro Mujeres Malqueridas, refiere que este tipo de relaciones es una de los cuatro tipos de relaciones dañinas. El ciclo “unión- separación” genera sufrimiento, incertidumbre, miedo a terminar la relación y enfrentarse a la soledad (Cantú Rodríguez, 2016).

Según René Dailey, especialista en este tipo de parejas, se refiere a ellas como “on-again, off-again relationships”. Dailey y colaboradores (2009) encuentran que el fenómeno de las parejas intermitentes tiene una prevalencia alta. La unión-separación, si ocurre de forma puntual, ayuda a reparar la relación o a decidir terminar definitivamente. Sin embargo, si se convierte en una dinámica habitual de la pareja, la relación se asocia con más aspectos negativos (peleas, inseguridad, desconfianza, insatisfacción, engaños…) y menos positivos (compañía, seguridad, comunicación, interés…). René M. Dailey y colaboradores escribieron otro artículo “Perceived relational stability in on-again/off-again relationships” en 2011 donde evaluaban las características específicas más importantes de las relaciones “on-off”. Las conclusiones a las que llegaron fueron que la mayoría se asoció con la estabilidad percibida, pero con incertidumbre relacional y estrés relacional.

¿Qué motivos mantienen a una pareja en el “ni contigo ni sin ti”?

Ni contigo ni sin ti en las crisis de pareja

Ante una crisis de pareja, las razones por las se mantiene entre la ruptura y la reconciliación son muy variadas, va a depender en gran medida de las características de personalidad –dependencia vs necesidad de independencia–, formas de vincularse –si cuentan con más vínculos afectivos, si su estilo de apego es ansioso, si es un apego evitativo–, las experiencias previas –si ha tenido o no pérdidas anteriores de pareja, de familiares, de amigos…–, la capacidad de adaptación a nuevas circunstancias –miedo a la soledad, miedo al abandono–, de modificar las ideas y creencias –creencia de que la familia nuclear debe estar unida–, de gestionar las emociones que supondría el duelo por ruptura…

Algunos motivos:

  • Seguir “luchando por la relación” por si se puede hacer más.
  • Anticipar miedos: a la soledad, a equivocarse, al fracaso, a crear “un trauma en los hijos e hijas”.
  • Evitar las emociones asociadas al duelo por ruptura.
  • Expectativas, valores o creencias (“esperar a que cambie”, “el matrimonio es para toda la vida”, “la familia nuclear unida”, “esperar a que los hijos e hijas crezcan”, “continuar por los hijos o hijas”…)
  • Evitar los cambios que supondría una ruptura (dependencia vs independencia económica, compartir gastos, cambios laborales, sociales, etc.)
  • Cambiar la relación con los hijos o hijas (custodia, visitas…).

Viñeta Psicologos Madrid No te pierdas el vídeo de Natalia Franco: «¿Cómo comunicar a los hijos e hijas una ruptura de pareja?»

Afrontando una crisis de pareja: La Terapia de Pareja

Antes he comentado que una crisis de pareja es algo esperable, natural en una relación donde participan dos personas diferentes. La clave es la la forma en la que gestionamos esa crisis y la dirigimos a nuestro favor.

La terapia de pareja puede ayudarte a:

  1. Reflexionar sobre tus sentimientos, expectativas y deseos. Analizar de forma realista lo que puedes modificar, lo que depende de ti.
  2. Aprender a establecer un vínculo seguro, identificando y comprendiendo lo que os diferencia y lo que os une.
  3. Crear y respetar un código de relación común donde ambos os sintáis seguros: lealtad, fidelidad, confianza, división de tareas, tiempo juntos, en familia, con familias de origen, con amigos…
  4. Aprender a autorregular las emociones sobre todo en los conflictos y dificultades.
  5. Buscar momentos de intimidad y de comunicación emocional. Expresar lo que sientes. Entrenar la escucha activa y la empatía.
  6. Potenciar espacios para disfrutar en pareja, estableciendo el tiempo que pasan juntos y con otras personas.
  7. Desarrollar la capacidad de cuidar, apoyar, entender y respetar las necesidades de la otra persona.
  8. Reencontrarse y desarrollar una vida sexual satisfactoria.
  9. Adquirir habilidades para resolver los conflictos que surgen ante acontecimientos vitales estresantes (hijos, cambios de trabajo, de residencia, compromisos…) o ante sucesos cotidianos, negociar, pactar y llegar a acuerdos.
¿Sabes en qué puede ayudarte la terapia de pareja para afrontar las crisis de las relaciones afectivas? La psicóloga especialista nos explica 9 aprendizajes esenciales Clic para tuitear

Y si el problema es la tendencia a una relación intermitente, la terapia de pareja puede ayudarte a:

Infografia crisis de pareja o ni contigo ni sin ti

Clic para ampliar

    1. Definir claramente qué tipo de pareja queremos o deseamos.
    2. Identificar cuáles son los problemas reales que tiene nuestra pareja.
    3. Identificar cuáles son los valores reales que tiene nuestra pareja.
    4. Analizar las posibilidades reales de solución de las dificultades o carencias.
    5. Ver si la pareja tiene la motivación, los recursos y el deseo de encontrar soluciones.
    6. Conocer los motivos por los que nos mantenemos en el bucle unión-ruptura.
    7. Entrenar habilidades para manejar y liberarse de los “enganches” o dependencias.
    8. Prepararse emocionalmente para la ruptura y el duelo, de manera que no interfiera en la decisión de no hacerlo.

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:

Mariola Bonillo

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