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Bulimia: Una compleja relación emocional con la comida

Bulimia: Una compleja relación emocional con la comida

(Tiempo de lectura 16 minutos)

¿Afecta la bulimia nerviosa solo a mujeres adolescentes? ¿La persona con bulimia sufre siempre de obesidad? ¿Es el miedo a ganar peso la causa principal de la bulimia? ¿Es un trastorno crónico? ¿Son las redes sociales responsables de la bulimia? ¿Es menos peligrosa que la anorexia? ¿Es la bulimia una elección?

Podría añadir muchas, muchas más preguntas, y no sería un gran esfuerzo, sólo tendría que acudir a las numerosas cuestiones que me plantean las personas que acuden a consulta con motivo de este trastorno.

Y me surge un interrogante: ¿cómo hay tantas dudas, confusión, creencias erróneas y mitos, sobre un tema del que se ha hablado, y se siguen hablando, tanto y en tantos medios?

Esta es la principal razón de escribir este artículo. Quiero, desde nuestra ciencia, la Psicología, aportar claridad, rigor, a muchas ideas inadecuadas, confusas e incluso, abiertamente erróneas. ¡Acompáñame!

La bulimia nerviosa: 10 mitos o creencias erróneas

La bulimia es un trastorno de alimentación, uno de los denominados TCA (trastornos de la conducta alimentaria).

Junto a la anorexia, es uno de los términos que tiene un mayor volumen de búsquedas en Internet –superándola en la actualidad–, y es protagonista de numerosos artículos, debates, blogs, entrevistas… En definitiva, se habla mucho de bulimia, entonces… ¿por qué es tan poco conocido este trastorno? O mejor dicho ¿por qué se conoce tan mal?

Los mitos y el desconocimiento entorno a la bulimia contribuyen a mantener el problema en quien lo padece, y dificultan que la sociedad –en general– comprenda la complejidad de este trastorno, y actúe, de un modo conveniente y saludable, en primer lugar, con las personas con bulimia, pero también, con el entorno familiar, que sufre –muy intensamente– las consecuencias de esta enfermedad.

Si tú o alguno de tus seres queridos sufre bulimia, este artículo te será útil. Quiero proporcionar explicaciones claras sobre qué es la bulimia nerviosa, a qué se llama bulimia, a quién afecta más la bulimia… y responder a los principales mitos sobre este trastorno de la conducta alimentaria. Un trastorno sobre el que no hay estadísticas muy precisas –contribuyendo a la confusión– pero que, según The American Journal of Clinical Nutrition (2019), ha pasado de afectar al 3,5% de la población en 2000, al 7,8% en 2018.

«La bulimia es una gran desconocida». Aunque pueda sorprender esta afirmación, nuestra psicóloga especialista en TCA nos recuerda –y analiza– 10 mitos muy presentes actualmente Clic para tuitear

Estos son los 10 mitos sobre la bulimia:

1. Quien tiene bulimia es porque quiere o por falta de voluntad

Bulimia: la dualidad deseo y rechazo hacia la comida

Las personas que acuden a consulta en relación a este trastorno, me suelen contar que una de las cosas que más les afecta es escuchar comentarios que indican que están así porque quieren, o porque no hacen el esfuerzo necesario. Y estos comentarios son muy frecuentes.

Hay una creencia errónea, muy generalizada, que tiende a etiquetar a las personas con bulimia de carecer de voluntad, empeño o determinación. ¿Os imagináis hacerle este reproche a una persona que sufre asma, diciéndole que debería poner más empeño en respirar bien? No se nos ocurriría, ¿verdad?

En nuestro campo, la Psicología, en muchas ocasiones se confunden los términos. Vivimos en una sociedad que encumbra las emociones “positivas” –y lo pongo entrecomillas con toda intención, ya que no considero que las emociones sean positivas o negativas–, y denosta emociones consideradas «negativas», como la tristeza

Nos hemos acostumbrado a negar, ocultar y reprochar estas emociones menos agradables –que tienen su utilidad, gestionadas adecuadamente–, con frases como “tienes que dejar de estar triste”. Y también negar y ocultar nuestras dificultades emocionales.

Todas y todos estamos de acuerdo en que no tenemos una enfermedad física por elección. Sin embargo, cuando hablamos de salud mental, se tiende a responsabilizar –de algún modo o en alguna medida– a la propia persona que sufre un trastorno psicológico, o una dificultad emocional, de no haber hecho los suficiente para evitarla o para superarla. E incluso se llega a considerar que un desorden emocional es cuestión de «personalidad»: es que es así, cómo si fuera una especie de condena ineludible.

La bulimia genera un gran malestar y sufrimiento en las personas que la padecen, tanto a nivel físico como psicológico.

Es necesario comprender que no es una elección, es un desorden emocional, que determina, que condiciona, los pensamiento, las emociones y los comportamientos de la persona.

Es muy difícil, aunque sea lo que más se desea, salir de la “burbuja” que crea la enfermedad. Solo hay que pensar en la infinidad de intentos que realizan las personas con bulimia para salir del problema.

Los comportamientos a los que lleva este problema –comer compulsivamente, inducirse el vómito, ejercicio excesivo…– son la única vía que encuentran las personas con bulimia para percibir equilibrio –aunque este sea muy frágil–, para gestionar sus pensamientos amenazadores y su ansiedad o angustia.

El laberinto de la bulimia

La bulimia es un laberinto del que no se sabe salir, por mucho que se intenta. La clave es conocer la el modo de hacerlo y eso puede requerir la intervención profesional.

Es importante comprender esto, para eliminar una de las emociones que más perjudica, la culpabilidad. Ser consciente de que no son capaces de hacer las cosas de otra forma, reduce el malestar, y evita el bucle, en el que el sentimiento de culpa alimenta la vulnerabilidad ante la enfermedad y de nuevo genera culpabilidad.

Entender este mecanismo de la culpa es muy importante para la persona con bulimia, pero también para el entorno familiar y más cercano.

2. La bulimia solo afecta a mujeres adolescentes

La idea de que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) solo afectan a mujeres adolescentes es errónea. Según investigaciones recientes, la bulimia nerviosa es una enfermedad que afecta del 0,41% al 2.9% de la población española. Y si bien, un factor de riesgo es ser mujer joven, la bulimia afecta tanto a hombres como mujeres de todas las edades (Murray et al, 2017).

Según los criterios del DSM-5 los trastornos de alimentación alcanzan alrededor del 1% a 2% en hombres y 3,5% en mujeres, mayores de 40 años.

En el caso de la bulimia nerviosa, afecta al 0,21% de las mujeres mayores de 40 años (Mangweth-Matzek et al, 2017).

3. Las personas con bulimia sufren de obesidad

No necesariamente. La obesidad no es un indicio definitivo de bulimia. Seamos cautos a la hora de pensar que nuestra hija, o pareja, o amigo, padece o no bulimia según el peso que tenga.

Pero, ¿cómo se relaciona la bulimia con el sobrepeso o la obesidad?

Muchas personas tienen sobrepeso u obesidad, previamente al desarrollo de bulimia y no como consecuencia de ella.

En otras ocasiones, en la aparición de la bulimia puede haber intentos de reducir un incremento de peso puntual, mediante dietas muy rigurosas, ejercicio excesivo, restricción alimentaria, etc., junto a otros factores de riesgo psicosociales.

En cualquier caso debemos entender que la bulimia tiene un origen multifactorial y que no puede simplificarse asociándolo exclusivamente a una cuestión de peso corporal.

Por otro lado –como explicaremos en un epígrafe posterior– la ingesta excesiva y continuada de alimentos es característica y central en las personas que tienen bulimia, lo que hace que muchas personas acaben incrementando su peso previo.

Sin embargo, existe mucha variabilidad de peso en personas con bulimia y nos encontramos con este problema en personas con muy diferentes pesos corporales: obesidad, sobrepeso, normopeso e infrapeso.

«La bulimia tiene un origen multifactorial, no puede simplificarse asociándolo sólo a una cuestión de peso corporal». Esther Jiménez, psicóloga experta en trastornos de la conducta alimentaria Clic para tuitear

4. Si alguien tiene bulimia seguro que vomita

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), la bulimia se caracteriza por la presencia de episodios recurrentes de atracones y de posteriores conductas de compensación –vomitar, el uso de laxantes o ejercicio excesivo–.

Para poder dar un diagnóstico de bulimia por tanto, no solo es necesario tener en cuenta las conductas purgativas, como los vómitos –que también pueden darse en la anorexia–, sino que han de darse también atracones, como mínimo, una vez a la semana –según los criterios que marca el DSM-5–.

5. Vomitar adelgaza

El mito: “vomitar adelgaza”, es uno de los mitos de los que quiero tratar con detalle.

Vomitar, no solo no adelgaza, si no todo lo contrario.

Todos tenemos la tendencia a mantener un peso corporal estable en circunstancias normales. Esto se debe al nivel de regulación ponderal –set point–, un mecanismo biológico.

Los atracones y vómitos suelen aparecer como consecuencia de restringir la comida, son una sobrecompensación. Pero vomitar no adelgaza, de hecho, este modo de alimentarse desordenado puede, incluso, hacer que la persona aumente de peso.

Las calorías que se ingieren por un atracón son mayores que en una ingesta normativa, vomitar no contrarresta este efecto.

6. Un atracón es “pasarse” comiendo

En los episodios de atracón, la cantidad de comida que se ingiere es muy superior a la esperada en un tiempo de unas dos horas. Es lo que se llama «atracones objetivos», los más característicos de la bulimia, pero también existen los «atracones subjetivos», donde la persona percibe que se está dando un atracón, pero la ingesta, la cantidad de comida, no es exagerada, pero la persona lo experimenta con descontrol y mucho sufrimiento emocional.

En la bulimia, no hablamos de atracón cuando se come un poco o mucho más de lo normal, si no cuando se consumen cantidades desproporcionadas de alimentos, junto a una sensación de pérdida de control. Es decir, es muy difícil o imposible parar de comer una vez ha comenzado.

En algunas ocasiones, se eligen los alimentos para los atracones. Con frecuencia son dulces y carbohidratos, aunque en otros casos es todo aquello que está a mano.

Muchas personas con bulimia preparan su «momento», planifican y compran alimentos específicos para “el atracón”. Estos momentos van precedidos de emociones –ansiedad por ejemplo– y pensamientos específicos –“aunque ahora me siento mal, luego podré darme un atracón y sentirme mejor”– y sucedidos de una intensa culpabilidad por “no haber podido controlarse”. En este tipo de trastorno es muy habitual gestionar nuestras emociones desagradables a través de la comida.

Por lo tanto, los comportamientos compensatorios tratan de “solventar” el exceso de alimentos ingeridos. La conducta más conocida es el vómito, pero podemos encontrarnos con un uso excesivo de laxantes, diuréticos u otras conductas de ayuno o de ejercicio compulsivo.

Es importante destacar que no poder llevar a cabo estas estrategias compensatorias después del atracón, suele generar un elevado malestar en la persona, y ahí radica la mayor dificultad en el tratamiento, la tolerancia a esas emociones desagradables por no estar llevando a cabo la conducta que supuestamente asocian con bienestar (conducta compensatoria).

7. Las redes sociales son las responsables de la bulimia y del resto de los TCA

Influencia de las redes sociales en la bulimia

Las redes sociales son un escaparate de muchas cosas, de cualquier índole y de diferente grado de validez, incluso de peligrosidad.

En ellas, por ejemplo, se alientan muchos de los factores que pueden favorecer la aparición y el mantenimiento de la bulimia y otros problemas de la imagen corporal.

Se muestran cuerpos perfectos, modelos de belleza muy exigentes –irreales muchas veces, ya que tras ellos hay sofisticada manipulación digital–, y se transmite la idea de que cualquiera –“con esfuerzo”– puede aspirar a ellos.

Se crean expectativas desajustadas en las personas, que interpretan que su cuerpo no es válido –según esos irreales cánones de belleza–, modelos sobre “cómo deberíamos ser”, olvidándonos de la variedad que la naturaleza no para de mostrarnos. Poniendo de manifiesto que hay innumerables posibilidades y no un único modelo a seguir.

Las redes son el escaparate donde compararse, lo que nos hace sentir que “no somos válidas o válidos”. La pregunta sería ¿válidas o válidos para quién, o en relación a quién?

Sin embargo, no debemos centrarnos solo en las redes sociales, debemos considerarlas un factor más que participa en todo este proceso. Insisto en que la bulimia es multicausal: factores genéticos, familiares, contextuales, socioculturales y también psicológicos.

Inadecuadas estrategias de regulación emocional, perfeccionismo, baja autoestima, estilos de apego… son fragilidades que pueden estar en el origen y el mantenimiento de la bulimia y otros trastornos de la conducta alimentaria.

Quiero destacar la decisiva importancia de las ideas estereotipadas sobre los cuerpos e ideales de belleza, especialmente aquellas vinculadas a estereotipos de género femeninos. Estos factores favorecen y desencadenan estos problemas en muchas situaciones vitales estresantes.

Bulimia: factores en su origen y mantenimiento

En la siguiente figura, podemos ver los principales factores en el origen y mantenimiento de la bulimia nerviosa.

Origen y mantenimiento de la bulimia

8. La bulimia no es tan peligrosa para la salud

Al pensar en la gravedad de los trastornos de la conducta alimentaria, se tiende a identificar a la anorexia nerviosa como el más perjudicial para la salud, y en parte, no es una idea que carezca de sentido. La mortalidad de la anorexia es elevada y las consecuencias físicas pueden ser devastadoras. Sin embargo, la bulimia tiene consecuencias fisiológicas graves, aunque no sean tan evidentes a simple vista.

Estas son algunas de las consecuencias físicas de la bulimia:
  • Cara hinchada.
  • Ulceraciones o callos en el dorso de las manos –en los nudillos–.
  • Caries y erosiones o decoloración en el esmalte –producido por los ácidos del estómago–.
  • Hipertrofia de las glándulas parótidas.
  • Debilidad muscular.
  • Edemas.
  • Distensión abdominal.
  • Arritmias cardiacas.
  • Daños en el esófago.
  • Fallo cardíaco.
  • Alteraciones digestivas.
  • Úlceras pépticas y pancreatitis.
  • Irregularidades hormonales.

9. La bulimia es un trastorno crónico

Es muy importante desmontar este mito, por las consecuencias que produce.

En el afrontamiento de cualquier dificultad vital, las expectativas tienen un papel decisivo. ¿Por qué esforzarnos en superar una situación o problema cuando estamos convencidos de que no es posible hacerlo?

Afrontaremos una misma situación de una forma muy diferente: si pensamos que no tenemos ningún control sobre ella, o si creemos que nuestra acción va a producir cambios o mejoras en la situación

Es muy útil aprender a ajustar nuestras expectativas. En la vida, a veces hay que aceptar situaciones que escapan a nuestro control y afrontarlas para lograr vivirlas de la forma mas satisfactoria, con el menor coste emocional. Pero también, cuando tenemos capacidad de actuar sobre una situación, lo más inteligente es hacerlo y no resignarnos sin hacer nada.

Por eso, es importante ser conscientes de que, si se realiza un buen abordaje en la bulimia, un buen tratamiento, que incida en cada uno de los aspectos centrales de la enfermedad, la bulimia se cura, se supera.

La evidencia científica nos indica que la terapia cognitivo conductual es el tratamiento de elección para la bulimia. Ha demostrado las mayores tasas de recuperación en pacientes que han seguido esta línea de tratamiento.

En algunos casos se recomienda combinarlo con un tratamiento farmacológico, para lo que es importante el trabajo conjunto entre profesional de la Psicología y el profesional Médico Psiquiatra.

Además, será muy importante la rehabilitación nutricional para que la persona construya unos hábitos de alimentación más saludables. Este enfoque multidisciplinar va a ser muy útil y va a prevenir futuras recaídas.

La recuperación en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) no es rápida, necesitándose tratamientos prolongados.

Los datos sobre bulimia indican que, alrededor del 50-60% de los casos, se recuperan totalmente, un 20-30% lo hacen parcialmente, y sólo un 10-20% cronifican la enfermedad.

¿Es la bulimia una enfermedad crónica? Este es uno de los mitos sobre la bulimia que desmontamos en el artículo de nuestra psicóloga especialista en TCA ✅ La bulimia tiene tratamiento y puede curarse Clic para tuitear

10. Si le cuento a mis familiares o amistades que sufro de bulimia me juzgarán

Hoy en día seguimos pensando que tener un problema emocional es señal de debilidad, que somos responsables de lo que nos pasa en relación a nuestra salud emocional.

La culpa, la percepción de incapacidad, el miedo a la crítica, hace que, aún en nuestros días, se silencie y se vivan en soledad las dificultades emocionales.

Expresar dificultades complejas como es la bulimia, es una oportunidad para visibilizar el problema, una oportunidad para que los demás lo entiendan y comprendan, para pedir apoyo y ayuda, para aprender junto a familiares los caminos hacia la mejora y la curación.

Pero las dudas a las reacciones de familiares, amistades, pareja… el miedo a ser juzgado o juzgada: “Lo he ocultado durante tanto tiempo. Se enfadará conmigo. No lo entenderán”, o la culpa, entre otros motivos, mantienen el silencio y con ello el sufrimiento en soledad.

Es comprensible este temor, pero pregúntate ¿podría beneficiarte compartir este problema? La respuesta es sí. El apoyo social es valioso para afrontar el tratamiento del problema.

Por supuesto, no se trata de compartirlo de cualquier modo y con cualquiera. Aquí son importantes las habilidades sociales, aprender a comunicar lo que te pasa y cómo te afecta, y sobre todo, aprender a aceptar y respetar las reacciones de los demás, respondiendo con serenidad y con asertividad.

Una adecuada expresión y comunicación con tu entorno va a darte la oportunidad de no afrontar el proceso del tratamiento en soledad, tener compañía y apoyo ante los esfuerzos que tendrás que realizar.

Conclusión: 10 verdades sobre la bulimia

Infografía: desmontando mitos sobre la bulimia

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Quiero terminar este artículo con las ideas claves, recomendaciones y certezas sobre la bulimia. Espero que puedan ayudarte, a ti y a tus familiares, para comprender este trastorno de la conducta alimentaria, y motivarte a iniciar –si es este tu caso–, un proceso de cambio y superación.

  1. Superar un desorden emocional como la bulimia nerviosa, no es cuestión de voluntad, y no va a ser suficiente la información o la actitud ante la enfermedad –por muy buena que sea esta–. En ocasiones el problema se ha ido “construyendo” progresivamente y en él intervienen múltiples factores, de diversa índole. Se hace necesaria la intervención de los profesionales adecuados en los diferentes campos de abordaje –Psicología, Medicina, Nutrición…– que aplicando las técnicas validadas científicamente, realicen un adecuado estudio, diseñen y dirijan el tratamiento.
  2. La bulimia nerviosa afecta a personas de ambos sexos y de un amplio rango de edad, no solo a mujeres adolescentes, si no a hombres y mujeres de todas las edades.
  3. La persona que sufre de bulimia puede tener un peso normal. Una persona con bulimia puede tener infrapeso, normopeso o sobrepeso. Por lo que no debemos fijarnos en el peso para concluir que una persona tenga o no este trastorno de la conducta alimentaria.
  4. Es importante entender cómo se mantiene el ciclo atracón-conducta compensatoria –vómito, ejercicio, uso de laxantes…–, así como los pensamientos y las emociones que lo acompañan.
  5. Vomitar no es una estrategia eficaz para perder peso, de hecho, la “desorganización” en la alimentación suele implicar un aumento de peso.
  6. Un atracón consiste en ingerir grandes cantidades de comida en un período breve de tiempo, acompañado por la sensación de haber perdido el control y de que no se puede parar de comer.
  7. Las causas de la bulimia son multifactoriales: roles muy exigentes, modelos de belleza irreales a los que estamos expuestos en redes sociales, factores biológicos, hábitos de vida –alimentación, deporte, ocio…–, factores psicológicos –baja autoestima, perfeccionismo, autoexigencia, baja tolerancia a la frustración…–, factores familiares, etc. Y por lo tanto, conviene que el tratamiento sea también multidisciplinar.
  8. La bulimia tiene consecuencias graves para la salud de quien lo padece tanto físicas como psicológicas.
  9. La bulimia no es crónica si está bien tratada. Existen tratamientos eficaces, validados empíricamente para tratar la bulimia nerviosa.
  10. Visibilicemos la bulimia. Compartamos con nuestro entorno lo que nos pasa, sin sentir culpa o vergüenza. El apoyo de las personas más próximas, la colaboración de familiares, pareja y amigos, puede ser un estímulo para avanzar hacia la solución.
10 verdades sobre la bulimia. Desmontando mitos desde la Psicología científica Clic para tuitear

La ciencia, la experiencia clínica, nos da una información clara: la bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que puede curarse de forma definitiva.

Se necesita, como en otras enfermedades, valorar e identificar cuanto antes el problema cuando aparecen indicios y síntomas compatibles con este trastorno. Y aplicar el adecuado tratamiento, el tiempo que sea necesario. Cuenta con la Psicología, nuestra vocación es contribuir a mejorar tu bienestar.

Editorial

Este artículo ha sido creado por el Equipo Editorial de Área Humana, dirigido por Julia Vidal. Todo su contenido –edición, texto e imágenes– tiene derechos de propiedad intelectual y no podrá ser reproducido sin el permiso expreso de Área Humana.
Han colaborado en el contenido:

Esther Jiménez


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