¡Estoy de los nervios! Las emociones tras los estados de nerviosismo

¡Estoy de los nervios! Las emociones tras los estados de nerviosismo

(Tiempo de lectura 14 minutos)

“¡Mira! Estoy de los nervios”. “Los nervios de punta”. “Tengo los nervios en el estómago”. Coloquialmente, todos y todas, cuando hemos escuchado estas frases o cuando las hemos expresado o pensado, intuimos a qué nos referimos. Seguro que en muchas ocasiones hemos experimentado ese estado que identificamos con “estar nervioso o nerviosa”, pero ese estado no tiene el mismo significado para todas las personas. El “nerviosismo” puede tener distintos orígenes, manifestarse con variados síntomas y producir consecuencias muy diferentes en unas personas u otras.

Vamos a dedicar este artículo a analizar el concepto de nerviosismo desde la perspectiva de la Psicología. Revisaremos algunos mitos, hablaremos de las causas, manifestaciones y estrategias de afrontamiento, explicaremos la confusión entre nerviosismo y estrés o ansiedad, y analizaremos cuándo conviene hacer prevención para evitar problemas futuros.

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Nerviosismo: la intersección entre lo psicológico y lo biológico

Nerviosismo

El término “nerviosismo” es muy diverso ya que abarca tanto aspectos psicológicos como biológicos. En su uso más coloquial se asocia a un estado emocional, pero etimológicamente nos lleva directamente al sistema nervioso, una parte fundamental de nuestra biología.

Cuando decimos estar “nerviosos” o “nerviosas” aludimos a una respuesta emocional a una situación que nos desafía. Esta respuesta se manifiesta, en general, en forma de agitación o inquietud, y es un fenómeno natural en la experiencia humana, es un mecanismo básico de supervivencia ante una situación de riesgo: el cerebro interpreta esas circunstancias y desencadena respuestas físicas –tensión muscular, aumento del ritmo cardíaco, liberación de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina…– y también emocionales –estrés, miedo, alerta…–.

Podríamos decir que el “nerviosismo” es una evidencia más del íntimo vínculo entre lo psicológico y lo biológico. Esto queda muy claro en las propias expresiones –que mencionamos en la introducción– que “mezclan” lo emocional y lo físico: “Los nervios de punta” –probablemente aludiendo al bello al erizarse–. “Nervios en el estómago” –refiriéndose al incremento de la tensión en toda la zona abdominal–.

Al analizar, y también al abordar el nerviosismo, debemos tener en cuenta este vínculo entre la experiencia emocional y los procesos biológicos, vínculo que va en ambas direcciones: lo biológico afecta a nuestro estado emocional y nuestro estado emocional se expresa físicamente.

Viñeta Psicologos Madrid Seguro que va a interesarte el artículo en el que tratamos un tema en el que se pone de manifiesto la relación entre lo psicológico y lo biológico: «El dolor crónico “rompe” nuestro bienestar emocional».

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Manifestaciones de nerviosismo

Emociones en el nerviosismo

Ya hemos mencionado que las manifestaciones de nerviosismo pueden variar significativamente de unas personas a otras, en su forma, intensidad, frecuencia…, incluso experimentar determinadas señales o una combinación de varias.

Es muy conveniente conocer y reconocer las manifestaciones de nerviosismo para comprender y abordarlas de manera efectiva. En los siguientes epígrafes trataremos las estrategias y técnicas que pueden ayudar a las personas a manejar y gestionar su nerviosismo, ahora veamos sus manifestaciones más importantes:

Emociones Intensas

Uno de los signos más evidentes del nerviosismo es la presencia de emociones intensas. Las personas pueden experimentar una amplia gama de emociones: miedo, amenaza, preocupación, enfado, alegría, excitación… La anticipación de una situación desafiante puede desencadenar estas emociones. Por ejemplo, la inminencia de una entrevista de trabajo importante o de una presentación en público.

Manifestaciones físicas

A nivel físico, el nerviosismo suele acompañarse de síntomas de tensión. Las personas pueden notar temblores en las manos, piernas o voz. Los músculos aumentan su rigidez, por ejemplo en los hombros o en el cuello. La sensación de inquietud a menudo se refleja en movimientos como tamborilear con los dedos o agitar las piernas de manera incesante.

También pueden aparecer otras manifestaciones físicas como sudoración excesiva, palpitaciones cardíacas o sensaciones en el aparato digestivo –“mariposas en el estómago”–. En situaciones intensas el nerviosismo puede afectar causando síntomas como náuseas, diarrea o estreñimiento, dado que el sistema nervioso, el circulatorio y el sistema digestivo están interconectados.

La sudoración es una respuesta natural al estrés, ya que el cuerpo intenta regular su temperatura. Las palpitaciones son el resultado de un aumento en la frecuencia cardíaca, una respuesta al flujo de adrenalina.

Problemas de Concentración

El nerviosismo puede interferir en la capacidad de concentración y afectar, por ejemplo, a nuestra toma de decisiones. Las personas pueden volverse más distraídas y tener dificultades para enfocarse en una tarea. Esto se debe a la activación del sistema de alerta del cuerpo, que se centra en la amenaza percibida y no en otras tareas o cometidos.

Insomnio y Problemas de Sueño

El nerviosismo también puede interferir en el sueño. Las preocupaciones y la inquietud pueden dificultar conciliar el sueño o mantener un sueño reparador. Esto a su vez puede crear un ciclo de nerviosismo, ya que la falta de sueño puede aumentar la irritabilidad y la ansiedad.

¿Qué hay bajo el nerviosismo? El vocabulario emocional

Bajo el nerviosismo

Aunque es frecuente utilizar una misma expresión: “Son nervios” , no siempre nuestro estado de nerviosismo responde a las mismas causas y a las mismas emociones. Es más, en ocasiones el nerviosismo es agradable –incluso conveniente– y se manifiesta con emociones favorables: alegría, optimismo, excitación…

Es importante disponer de un adecuado “vocabulario emocional”, es decir, palabras para poder nombrar las emociones que sentimos.

Esta habilidad –y decimos habilidad ya que puede adquirirse y entrenarse– puede ser de gran ayuda para hacer una gestión saludable de nuestras emociones. Saber cómo se llama lo que sentimos es el primer paso para un afrontamiento más operativo de nuestro estado emocional.

Una adecuada identificación de nuestras emociones es un interesante recurso para iniciar una gestión adaptativa de las mismas (Bisquerra-Alzina y Pérez-Escoda, 2007). Se considera un elemento que puede facilitar su regulación (Berking et al., 2010) y permitir un procesamiento emocional más saludable (Hervás, 2006).

Los “nervios” podríamos entenderlos como un iceberg en el que vemos una porción evidente en la superficie pero no una gran parte que se oculta debajo.

Te proponemos una situación para analizar la experiencia subjetiva del “nerviosismo”.

Una obra de teatro está a punto de estrenarse. El teatro está lleno de público. El equipo va corriendo de acá para allá, se dan los últimos retoques de maquillaje. En la sala, se apagan las luces… se abre el telón.

¿Cómo crees que se sienten los actores y las actrices? ¿Sentirán nerviosismo? ¿Es conveniente o no, sentirlo? ¿Cómo lo siente cada actriz o actor, crees que es el mismo tipo de expresión de nerviosismo?

Un estreno es, seguramente, una de las situaciones más desafiantes para un actor o una actriz, por tanto, lo natural es que sientan nerviosismo. Pero cada persona sentirá emociones diferentes, expresadas con intensidades y matices distintos.

Y aquí volvemos a la metáfora del iceberg: ¿qué hay realmente tras los nervios de cada una de estas personas? En algunas sus tendencias de personalidad les llevarán, por ejemplo, a estar preocupadas por “quedarse en blanco”, o por no saber “transmitir con intensidad su personaje”, o estarán inquietas por su vestuario… en definitiva, si profundizásemos en cada actor o actriz, descubriríamos las causas de su nerviosismo: tendencias de personalidadperfeccionismo, miedo a la evaluación, autoestima…–, biografía –fracasos previos, situación profesional…–, recursos y habilidades, motivaciones y aspiraciones –convertirse en un referente en la profesión, dar un salto de calidad con esta obra…–

En definitiva el nerviosismo será distinto para cada persona, según factores externos –entorno, ambiente…– e internos. Y este nerviosismo podrá ser una barrera o dificultad a superar, pero también puede ser un estímulo, un acicate para “dar lo mejor de uno mismo o una misma”.

En este sentido, será muy importante no sólo el estado emocional sino nuestra interpretación de ese estado emocional, el significado que le damos a lo que sentimos afecta a la propia respuesta emocional, nuestro diálogo interno, qué nos decimos sobre lo que sentimos puede cambiar la forma en la que lo sentimos. Por ejemplo, no es lo mismo que, al notar nerviosismo, piense que es normal y que no me afectará, o pensar que no debería sentir nervios y que ello interferirá notablemente en mí. ¿Estáis de acuerdo?

La regulación emocional implica identificar, comprender e interpretar nuestras emociones, para a partir de ahí manejarlas y regularlas a nuestro favor.

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Las emociones y el “nerviosismo”

Emociones tras el nerviosismo

Miedo o temor

Se activa una “alarma” cuando pensamos que algo amenazante podría llegar a ocurrir. Tiene la función de prepararnos “por si acaso”. Es posible que nuestros pensamientos se focalicen en aquello que tememos que pueda llegar a pasar, que nos detengamos solo en la posibilidad de que ocurra la amenaza. Podríamos verlo en el actor del ejemplo anterior que teme la posibilidad de quedarse en blanco.

Irritabilidad

El nerviosismo puede desencadenar enfado. Sentimos que no merecemos esa molestia, una dificultad como esa, ese reto que nos desafía…

Descontrol

Cuando sentimos un nerviosismo intenso podemos tener la impresión de que no tenemos control sobre la situación que nos está afectando o que no disponemos recursos para afrontarlo. Nos sentimos muy vulnerables, la situación nos desborda y nos bloquea.

Excitación

En muchos casos el nerviosismo conlleva una sensación de excitación, incluso de alegría, de ilusión. En este caso las emociones tras el nerviosismo son agradables, placenteras.

Este es un ejemplo de cómo el modo en el que gestionamos el nerviosismo puede jugar a nuestro favor. Volviendo al ejemplo de la obra de teatro, sí una actriz o un actor, aprovechan la energía y el estímulo que producen los nervios de un estreno, podrían lograr una interpretación más intensa y vívida, y hacer que su personaje sea más interesante para el público.

Aunque con frecuencia tenemos asociado el nerviosismo a emociones displacenteras, es importante destacar que el nerviosismo, al igual que otros estados emocionales, puede ser natural y adaptativo. Puede aportarnos lucidez, claridad y concentración para afrontar un reto, enfocándonos en la búsqueda activa de la solución.

Sin embargo, hay ocasiones que el nerviosismo, por el contexto, la intensidad o la frecuencia, es un estado que se vuelve abrumador e interfiere en la vida diaria, es importante en este caso buscar estrategias para manejarlo de forma efectiva, en ocasiones aprovechando el conocimiento y las técnicas de la Psicología aplicada por psicólogas y psicólogos especializados.

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10 Estrategias de afrontamiento del nerviosismo

10 estrategias ante el nerviosismo

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Ya hemos explicado que el nerviosismo es una respuesta natural de la persona ante situaciones que suponen un reto o desafío. No obstante hay ocasiones en las que las circunstancias, el momento o nuestra propia situación personal o la magnitud de las dificultades, pueden requerir de determinadas estrategias.

Te proponemos las 10 más útiles, pero es importante aplicarlas desde la aceptación del propio nerviosismo, entendiendo de dónde viene y sin que sea una alarma o una amenaza para nosotros. A partir de ahí podemos gestionarlo con:

  1. Técnicas de Relajación: La relajación es útil para aliviar el nerviosismo. Hay muchas técnicas diferentes de relajación, utiliza la que más se ajuste a ti. Puedes comenzar con una sencilla práctica de respiración profunda. Es una herramienta accesible y que se puede utilizar en cualquier circunstancia. Todas las técnicas de relajación pueden ayudar a reducir la tensión física y emocional.
  2. Mindfulness: El mindfulness o la atención plena consiste en estar presente en el momento actual sin juzgar. Esta práctica puede ayudar a las personas a reconocer sus emociones asociadas al nerviosismo sin reaccionar de manera automática. Aprender a observar y aceptar estas emociones puede reducir su intensidad.
  3. Reestructuración Cognitiva: La reestructuración cognitiva implica identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos. En el nerviosismo, a menudo generamos pensamientos catastróficos sobre el futuro o nos criticamos a nosotros mismos o a nosotras mismas. Aprender a desafiar estos pensamientos y reemplazarlos por pensamientos más realistas puede ser de gran ayuda.
  4. Establecer metas realistas: A veces, el nerviosismo surge cuando nos imponemos expectativas poco realistas. Es importante establecer metas alcanzables y dividirlas en pasos más pequeños. Esto reduce la presión y permite un progreso gradual.
  5. Ejercicio Físico: El ejercicio regular puede ser un poderoso afrontamiento contra el nerviosismo. La actividad física libera endorfinas, que son neurotransmisores que promueven la sensación de bienestar. Además, el ejercicio ayuda a reducir la tensión muscular y a liberar el estrés acumulado.
  6. Nutrición y Descanso: Una dieta equilibrada y un buen descanso son esenciales para el bienestar emocional. Mantener una rutina de sueño regular, puede ayudar a reducir el nerviosismo.
  7. Apoyo Social: Hablar sobre el nerviosismo con nuestras amistades y familiares puede proporcionar un valioso apoyo emocional. Compartir las preocupaciones y emociones con personas de confianza puede aliviar la carga emocional.
  8. Técnicas de Visualización: La visualización implica imaginar un resultado positivo en una situación que causa nerviosismo. Visualizar el éxito puede ayudar a aumentar la confianza y reducir la ansiedad.
  9. Técnicas de Autocuidado: Practicar el autocuidado emocional es esencial para reducir el nerviosismo. Esto incluye actividades dedicadas a uno mismo o a una misma.
  10. Asesoramiento Psicológico: En algunos casos el nerviosismo, por su intensidad y frecuencia o por nuestros recursos para manejarlo adecuadamente, puede interferir nuestra vida diaria, incluso evolucionar hacia estados más crónicos y problemáticos. En estas situaciones contar con un psicólogo o psicóloga puede ser muy beneficioso, al trabajar contigo en identificar las causas subyacentes del nerviosismo y desarrollar estrategias de afrontamiento personalizadas.
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Más información en Psicología y Psiquiatría

FAQ Nerviosismo. Respuestas a 10 preguntas frecuentes

FAQ sobre nerviosismo

1. ¿Qué es exactamente el nerviosismo?

El nerviosismo es una respuesta emocional natural ante situaciones que nos inquietan en algún aspecto, suponen una amenaza o representan un desafío. Se manifiesta principalmente como una sensación de ansiedad, inquietud y tensión.

2. ¿Cuáles son las emociones comunes asociadas al nerviosismo?

Aunque hay variabilidad en las emociones que siente cada persona en la expresión de su nerviosismo, las más comunes incluyen ansiedad, preocupación, inseguridad, irritabilidad, aprensión y excitación.

3. ¿El nerviosismo es siempre perjudicial?

No necesariamente. El nerviosismo puede ser una respuesta adaptativa que nos avisa de que hay que abordar una situación de una forma diferente, o buscar soluciones y que nos prepara para afrontar desafíos. Sin embargo, cuando el nerviosismo es abrumador o crónico puede tener efectos y consecuencias negativas sobre nuestro bienestar emocional.

4. ¿Cuáles son las causas más comunes del nerviosismo?

En cada persona el nerviosismo puede activarse por factores diferentes, aunque los desencadenantes más frecuentes son las situaciones desafiantes o estresantes, tener expectativas altas o desajustadas, las inseguridades personales y las tendencias a interpretar negativamente los acontecimientos, anticipando sus posibles consecuencias.

5. ¿Cómo puedo gestionar el nerviosismo de manera efectiva?

Hay varias estrategias, como técnicas de relajación, mindfulness, reestructuración cognitiva –valoración realista de la situación– y apoyo social, que pueden ayudarte a manejar el nerviosismo de manera saludable.

6. ¿Cuándo debería buscar ayuda profesional para el nerviosismo?

Si el nerviosismo interfiere significativamente en tu vida cotidiana o si experimentas síntomas graves de ansiedad, considera buscar la ayuda de un psicólogo o una psicóloga.

7. ¿El nerviosismo puede manifestarse en síntomas físicos?

Sí, el nerviosismo puede causar síntomas físicos como sudoración excesiva, palpitaciones más fuertes, temblores, problemas gastrointestinales y dificultades para dormir, entre otras.

8. ¿Cuál es la diferencia entre nerviosismo y ansiedad?

En muchos puntos se utilizarían los 2 términos como sinónimos pero en un sentido más preciso el nerviosismo es una forma leve de ansiedad. La ansiedad es una emoción más generalizada y duradera. También hay algunas sensaciones en el nerviosismo relacionadas con emociones diferentes a la ansiedad, por ejemplo la incertidumbre o la intranquilidad.

9. ¿Puedo aprender a convertir el nerviosismo en una ventaja?

Sí, cuando la manejamos como una señal que nos informa de que estamos enfocando inadecuadamente una situación, un mensaje que nos avisa de una amenaza y nos pone en situación para resolverla. Podemos gestionar el nerviosismo como un aviso temprano para poder prevenir, realizar cambios y actuar para evitar situaciones y emociones mas intensas.

10. ¿Dónde puedo obtener más información sobre el nerviosismo y su gestión?

Puedes obtener más información leyendo este artículo: «Del Nerviosismo a la Autoconfianza: Estrategias Psicológicas Efectivas», que explora en detalle este tema y proporciona estrategias efectivas para su manejo. Y por supuesto, poniéndote en contacto con nuestro Centro.

Conclusión

El nerviosismo es un estado emocional común que merece ser entendido desde la perspectiva de la Psicología Científica. Identificar sus causas, manifestaciones y estrategias de afrontamiento es esencial para gestionarlo de manera efectiva. Los y las profesionales de la Psicología desempeñamos un importante papel en este proceso, ofreciendo apoyo y orientación.

Al desmitificar el nerviosismo, podemos aprender a utilizarlo e interpretarlo como una señal útil en lugar de una barrera para nuestro bienestar emocional.

Bibliografía

Un artículo del Equipo de Psicología Área Humana

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